miércoles, 25 de diciembre de 2013

Mi 2013

Todos los diciembres no puedo evitar hacer un balance de lo que ha sido para mí el año. Siempre miro hacia atrás y me sorprendo de lo terriblemente diferente que fue enero de lo que está siendo el diciembre actual. Por algún motivo, mi vida siempre ha sido de todo menos estable, y en un año cambio muchísimo de objetivos, de personas que me rodean, de personas a las que veo a menudo y hasta en algunas cosas de ideas. Pero así ha sido mi vida siempre a pesar de no ser por mi elección, debe ser por eso que mi mayor obsesión en la vida es encontrar la estabilidad, saber que algo de lo que tengo va a quedarse para siempre, y eso ha hecho en muchos, muchos casos que me precipitara en muchas decisiones, simplemente porque cuando algo me hace feliz, lo quiero para siempre, y si lo quiero para siempre, lo quiero desde ya.



Este año no podía ser menos, y haciendo mi tradicional vista atrás que únicamente hago a finales de año, ya que yo soy una persona que vive mirando hacia delante, me sorprendo de los cambios tan tremendos que he vivido en el 2013.

Para empezar, lo comencé casada y sin ninguna intención de dejar de estarlo. Para seguir, empecé el año con nada menos que 24 kilos más de los que lo dejo, y como digo, no precisamente por elección personal. También empecé el año con una pequeña criaturita de sólo cinco días, que a unas pocas horas, en concreto dos, de año nuevo ingresaba en el mismo hospital que le vio nacer y que por poquito le ve abandonar el año. También empezaba este año sin conocer a gente que ha sido muy importante para mí a lo largo de algunos meses muy decisivos, y sin embargo estaba muchísimo más cercana a otras personas que, por desgracia (porque confiaba plenamente en que no sería así) no han pintado mucho en los momentos más bajos del año. A principios de año mi negocio tenía un propósito muy diferente del que poquito a poquito fue tomando forma hasta que llegó a lo que es ahora, y también a principio de año mis traumas, obsesiones negativas, mis heridas y mis piedras en el camino eran radicalmente diferentes a las que sufro hoy por hoy.

Éste ha sido un año muy intenso, de eso no me cabe duda, pero sé que el 2013 ha sido un año de plantar semillas que estoy más que segura que en el 2014 veré crecer. Éstas son sólo algunas de las cosas que el año que nos deja me trajo:




- He vivido un divorcio. Y no sólo he vivido y sufrido un divorcio con todas las consecuencias que eso conlleva, si no que se me ha caído la venda en muchas cosas que para mí no tenían importancia, y darme cuenta de todo eso me ha hecho crecer interiormente de una forma que nunca me imaginé. Salir adelante sola con dos niños, sin trabajo, sin familia y teniendo que buscar algo de ayuda debajo de las piedras es algo que nunca jamás imaginé que tendría que vivir, pero aquí estoy, sonriendo cada día de mi vida e intentando dejar todo eso atrás.














- He hecho un curso. Y qué curso. He conocido a gente absolutamente apasionante, he aprendido de ellos y, lo más importante para mí, ellos han aprendido de mí. En mi proyecto de vida tuve la oportunidad de decirle a todos ellos que a lo largo de mi vida nunca nadie me había admirado, y sentir que todos mis compañeros lo hacían me ha hecho sentirme más fuerte, mucho mucho más fuerte. El DPOP me ha hecho conocer facetas de mí que no sabía que existían, y si yo creía que ya de por sí era una persona con una buena autoestima, a lo largo del curso desarrollé una confianza en mí misma un millón de veces más sólida. Y eso por no hablar de la humildad que aprendí a desarrollar, porque no la tenía, ahora me doy cuenta de que no la tenía, y este año he aprendido a cultivar una gran, gran humildad. Ojala todo el mundo pudiera vivir la experiencia que yo viví haciendo el DPOP.








- He recibido puñaladas como hacía un millón de años que no recibía. A veces el enemigo está mucho más cerca de lo que parece, y una vez más he reafirmado la teoría que me lleva acompañando muchos años de que la envidia es el sentimiento más primitivo, más dañino, más peligroso y sobre todo más frecuente. Cuando la persona a la que le cuentas absolutamente todo sobre ti, tus altos y tus bajos, tus mayores miedos, tus pensamientos que jamás contarías a nadie más por miedo a lo que pudieran pensar de ti... te traiciona de la manera más sucia con insultos lamentables, difundiendo mentiras sobre ti que nadie que realmente te conozca se creería ni en un millón de años, y por si eso fuera poco lo hace sin darte ninguna posibilidad de defenderte... tu corazón se rompe de una manera que nadie que no haya pasado por algo parecido podría entender.
Da igual que le quites importancia, da igual que la gente te diga que te va a ir mejor sin gente así a tu alrededor, da igual que todo el mundo te diga que ella se está definiendo a sí misma haciendo las cosas de una forma tan vulgar... tu corazón se rompe en un millón de pedazos una y otra vez cada vez que piensas en todo lo que le confiaste a esa persona y el uso terrible que está haciendo de esa información, contándosela ahora a gente que realmente quiere hacerte daño y sabiendo que se están divirtiendo a tu costa riéndose y disfrutando con tu miseria.









- Me he quitado una espina que no me dejaba vivir y he disfrutado como en mi vida con ello. He sido feliz hasta límites insospechados viviendo la experiencia, y sé perfectamente que me quité la espina en el momento justo, ni antes ni después la habría vivido de la misma forma. Sabía que era pasajero, así que por primera vez en mi vida viví el momento. Y me ha hecho muy, muy feliz...









- He vivido en la primera casa de mi vida en la que siento que quiero pasar muchos, muchos, muchos, muchos años, la primera casa en la que me siento cien por cien agusto en todos los sentidos. Y nadie me va a mover de aquí, por mucho que se empeñe...




- He retomado cosas que me hacían feliz en el pasado, pero estaba demasiado bloqueada para recordarlo. La música vuelve a acompañarme a diario, vuelvo a ser feliz en soledad...









- He celebrado mi cumpleaños en compañía y llena de regalos. Suena absurdo, pero nunca en mi vida he recibido regalos por mi cumpleaños, y para mí es algo verdaderamente traumático. Por desgracia dudo mucho que el 2014 arranque de la misma forma, pero me quedo con mi 30 cumpleaños, lleno de amigas, lleno de regalos y lleno de ilusión.





- He creado una empresa. Este año Flash and Make Up se ha afianzado, y no puedo sentirme más orgullosa de mi creación, que tan buena acogida ha tenido hasta el momento. No tengo palabras para explicar lo que significa ver crecer, aunque despacito, algo que has creado tú y sólo tú, que le has dado forma a tu manera y que has hecho sin escuchar a nadie, aunque mucha, mucha, mucha gente haya intentado decirme cómo debería hacer las cosas. Mi proyecto es mío y sólo mío. Y gusta, gusta mucho.









- He hecho una terapia que ha cambiado mi vida para siempre. Nunca podré agradecerle lo suficiente a mi terapeuta de pareja todo lo que me enseñó. Ni siquiera creo que ella misma lo sepa. La vida es demasiado corta para pagárselo...




- He viajado. Poquito, muy poquito, pero mucho más de lo que he viajado en toda mi vida. Gente maravillosa que me ha acercado a lugares maravillosos. Y lo he disfrutado como una niña.









- He salido en la radio, he hablado delante de 300 personas sobre mí misma y he bailado para alguien. He sido PROTAGONISTA. Si alguien me lo llega a decir en el 2012 me hubiera reído...






- He probado experiencias que no había probado nunca, las he disfrutado con la mente abierta y me siento muy, muy orgullosa de ello.





- He disfrutado de mi abuela como nunca. El día que se muera (que al paso que va será después de que me muera yo) podré decir que no me he perdido nada de nada. Ha estado ahí para mí de manera responsable, respetuosa e incondicional, sin cruzar la línea del entrometimiento pero siempre, siempre al pie del cañón. Ella es la única familia que tengo, mi orgullo más grande, y he intentado pasar con ella el mayor tiempo posible sin resultar agobiante, porque yo sé que al igual que me gusta que ella respete mi espacio, a ella le gusta que yo respete el suyo.









- He encontrado mi identidad como madre. Los primeros años de tu primer retoño son bastante confusos, aún no sabes ni siquiera en lo que crees, ya que todos los que queremos ser padres pero aún no lo somos cometemos el error de creer que sabemos perfectísimamente cómo seremos cuando nuestra primera criatura venga al mundo.
Pero no, no lo sabemos. Ni siquiera cuando somos padres lo sabemos hasta que tu vida se adapta a la nueva personita que depende de ti para absolutamente todo. Este año es el primero en el que he sentido que sé perfectamente lo que hago, en el que sé el tipo de vida que quiero ofrecerle a mis hijos y el tipo de valores que quiero enseñarles.
Mi infancia fue increíblemente feliz porque estaba siempre con mis primas, todos los domingos y días de fiesta comía en familia y durante casi cuatro meses al año me iba a olvidarme de todo a mi casa de la playa a no hacer nada más allá de disfrutar de la buena vida junto a dos de mis personas favoritas, mis abuelos. Mis hijos no tienen esa suerte en ninguno de los sentidos, y hasta hace muy poco me atormentaba por ello. Este año he entendido que tengo que buscar otro tipo de infancia para ellos si quiero que la vivan con la misma magia con que viví yo la mía, y este año he empezado a asumirlo en lugar de intentar sacar experiencias de donde no las hay. Sólo espero que mis hijos cuando cumplan mi edad puedan decir que su infancia fue igual de maravillosa que fue la mía, su madre va a trabajar en ello sin descanso.
















- He tenido que renunciar a sueños que realmente quería conseguir. He visto como muchas cosas se esfumaban ante mis ojos sin poder hacer nada al respecto, algunos más profundos, otros más superficiales, pero importantes para mí igualmente. La vida es así.














Sea como sea el 2014, el año que se va me deja unas cicatrices, buenas y malas, que nunca voy a olvidar. Y orgullosa de llevarlas.




Web Statistics