martes, 30 de abril de 2013

Mi proyecto de vida

... y por fin pasaron los días de las presentaciones de proyecto de vida...

Tengo que decir que no sólo me emocionaron profundamente por la cantidad de emociones volcadas en ellos, si no que he quedado impresionada por la creatividad que la gente ha demostrado. El tema era salir y contar tu proyecto de vida de la manera que tú quisieras, y yo pues pensé que la gente iba a salir... y hablar. 

Pues no. Estaba muy equivocada.


Los proyectos de vida han sido desde un audio con gaviotas de fondo contando una prosa, un vídeo tipo trailer con imágenes de todo tipo y una voz en off, una canción heavy con toda la parafernalia gótica inlcuída, un juego de adivinanzas, una coreografía de tai chi, un juego de cantar donde el público teníamos que hacer de animales, una metáfora sobre la toma de tierra con un globo y una estatuílla de un Oscar...

Yo hice un vídeo que expresa lo que mejor me define... las fotos de mi vida. Estoy muy orgullosa de él, así como del trabajo de todos mis compañeros, así que aquí lo dejo, para que en la posteridad pueda mirar para atrás y acordarme de los momentos tan emotivos y de tanto amor que estoy viviendo hoy en día y del feed back tan maravilloso que tuvo mi proyecto:




lunes, 22 de abril de 2013

Sé tú mismo o muere en el intento

Yo no sé si es algo que sólo me pasa a mí, no sé si todo el mundo se siente igual o no, no sé si es algo de la sociedad en general, si sólo pasa en el país en el que vivo, entre la gente con quien me relaciono o qué demonios, no lo sé porque no tengo manera de compararlo, el caso es que tengo la sensación de que todo el mundo te está diciendo siempre que seas tú mismo, pero lo cierto a la hora de la verdad es que a absolutamente nadie le gusta que seas tú mismo para nada.

Yo soy una persona con las cosas muy claras, me gusta mucho como soy y, como siempre digo, no soy así por casualidad, he trabajado mucho para corregir mis errores, o lo que yo consideraba como tal, he trabajado mucho también en apreciar mis virtudes y aprender a potenciarlas y a sacarles provecho, y he luchado muchísimo por quitarme bloqueos que me perjudicaban y me alejaban de la gente. Porque como siempre digo, a mí no me gusta nada estar lejos de la gente.

En resúmen, yo soy la persona más "yo misma" que conozco, y me gusta como soy.

Sin embargo, aún cuando vas sin maldad, sin molestar a nadie y sin meterte en el espacio vital de los demás, la sociedad te castiga por ser tú misma. 

Por poner un ejemplo, cuando entré a trabajar de telefonista en Marsh, me dejaron bien escrito POR CONTRATO que no podía llevar pendientes largos ni más de un pendiente por cada oreja, jamás podía llevar las uñas pintadas, tenía que llevar el pelo perfectamente teñido, de piercings o tatuajes ni hablamos, el maquillaje tenía que ser natural, ningún color ostentoso, eso sí, estaba obligada a llevar maquillaje...


¿... se puede ser más machista, clasista y despreciativo? ¿acaso voy a hacer peor mi trabajo si llevo las uñas pintadas? ¿la gente se va a quejar de mi trabajo si llevo más de un agujero en las orejas? ¿no tengo derecho a descuidar mis raíces como toda hija de vecina porque eso os da derecho a llamarme la atención por no estar haciendo bien mi trabajo?, entiendo que llevar las uñas verde fosforito o ponerme una cresta es pelín cantoso, pero para eso me estás haciendo una entrevista de trabajo, para ver que noy una pintas y que mi perfil, tanto físico como personal y laboral, encajan con lo que buscas, ¿no?.

No sé, puedo enteder unos mínimos de imágen, pero como siempre he dicho, en Estados Unidos te encuentras una recepcionista gótica y no pasa absolutamente nada, qué pasa, ¿que si quiero ser gótica no tengo derecho a ser recepcionista? o rockabilly o heavy o lo que sea, yo visto como a mí me da la gana independientemente de lo bien que pueda ejercer mi trabajo, y si a usted le ofende pues más me ofende a mí que sea usted tan intolerante y no se fije en los valores reales.

Repito, para prevenir pintas que no encajen con tu empresa hay una cosa que se llama entrevista de trabajo señores, ¿qué es eso de por contrato limitar a la trabajadora a ser una persona estándar sin ningún tipo de diferenciación? si eso es lo que quieres me parece bien, haz entrevistas y coge a la que tenga más cara de borrego, si luego resulta que un día aparece con el pelo naranja fuego y un aro en la nariz como las vacas pues ya te buscarás la vida, vamos, que también puedes contratar a un tío validísimo para ser director de departamento y que luego resulte ser un psicópata que te pasas, y no por contrato le vas a poner "se prohibe estar como una puta chota y tratar a su equipo como si fuera usted el patriarca de un algodonal", y que yo sepa se han dado casos...

Eso en Marsh, pero esque en Vivaki, que iba de empresa joven super mega guay de publicidad, mi jefa me metió en un despacho a darme un toque de atención con su consiguiente amenaza de despido por:

a) Tener demasiado buen rollo con los mensajeros, el de seguridad y los de mantenimiento. Según ella un "hola buenos días" era más que suficiente, y no le hacía ninguna gracia que nuestra conversación derivara a "qué tal tu hijo, pues bien qué tal la tuya". Estaba muy fuera de lugar, según ella, aunque fuera gente a la que veía a diario y fuera una mera conversación rutinaria de cortesía y educación.

b) Utilizar durante la comida (¡¡durante la comida, en mi hora libre!!) palabras como "buga". Eso a los jefes les incomoda, me decía. Por supuesto a mí no me incomoda en absoluto que un súper presidente de una mega empresa se dedique a escuchar mi conversación con mis compañeros en mi hora libre y se crea con derecho a pulirla a mis espaldas. Pero que yo diga "buga" está muy feo muy feo. Y eso que éste no sabía lo primero que pregunto yo cuando alguna de mis amigas me dice que se ha echado un churri nuevo...

c) Tener demasiado buen rollo con gente por encima de mi categoría. Esto sí que hizo que mi mandíbula golpeara contra el suelo. Osea, no puedo tener buen rollito con los mensajeros y la de la limpieza porque son plebe y nosotros no tratamos con la plebe. Pero resulta que tampoco está nada bien que tenga buen rollo con jefes de departamento porque resulta que YO soy plebe y según me decía (¡¡¡que lo juro que me lo dijo, que no me lo invento!!!) yo tenía que relacionarme con gente "de mi edad". Vamos, que dijo de mi edad por decir algo porque había gente con la que no le hacía gracia que tratara por tener mucha más categoría que yo que me sacaban solo unos pocos años y en estilo de vida eran mil veces más como yo que los compañeros con los que supuestamente debía relacionarme, que eran básicamente los becarios, que por supuesto de mi edad no eran en absoluto, eran mucho más jóvenes, y ni hijos ni emancipados ni nada. Pero ésa era la gente con la que el señor presidente se sentía cómodo con que yo tratara.


Vamos, una joya de empresa que me invitó amablemente a abandonar el barco cuando les comuniqué que venía en camino un nuevo querubín y en la que me quedó muy claro que lo que querían era alguien radicalmente contrario a lo que les gustó de mí en la entrevista, que fue lo resuelta que soy y la personalidad que tengo, que eso también me lo dijeron.


Pero aparte de en el ámbito laboral, donde según mi experiencia lo último que quieren es que seas tú mismo, también entre las relaciones personales me doy cuenta de que muy poca gente se siente cómoda cuando alguien se sale de aborregamiento y es uno mismo, independientemente de la sociedad. 

Por poner otro ejemplo que a mí me afecta mucho, me doy cuenta de la cantidad de madres que me miran mal por mi manera de hacer las cosas con mis hijos. 

A ver, no les doy el pecho por elección propia y tengo vida y conversación más allá de ellos. Oh sí, tengo amigas. Oh sí, mi foto de perfil de Facebook no es una foto con mis hijos. Oh sí, paso trillones de ir a las reuniones de padres a que me digan tonterías. Oh, qué mala madre soy por favor. Pues no señores, simplemente soy yo misma. No voy a dejar de hacer vida social porque ahora tenga niños, ni tampoco voy a perder mi individualidad sintiéndome obligada a que mi foto de WhatsApp sea una foto de familia, el hecho de ser madre no quiere decir que tenga que dejar de ser Patricia, y no por eso quiero menos a mis hijos ni estoy menos entregada a ellos, me considero muy poco egoísta y creo que cualquier persona que me conozca bien sabe que adoro a mis hijos por encima de todas las cosas.

Simplemente soy yo misma, yo decido cómo quiero vivir mi maternidad, yo decido que mis hijos se pueden quedar perfectamente con mi marido una noche para que yo salga a tomar algo y viceversa. Pero los rayos que les salen por los ojos a más de una cuando ven mis fotos de cañas en el Facebook son de traca. Bueno, realmente ahí entra también el factor envidia, que para eso es el deporte nacional y entre las mujeres se practica mucho, pero vamos, que realmente lo que les jode es que no seas un borrego como ellas, que tu conversación no se limite a cuándo se constipó tu hija por última vez o si tuvo celos cuando nació su hermano y, básicamente, que pienses por ti misma.


Y eso por no hablar de cuando somos adolescentes. Ya he contado muchas veces en mi blog lo bien aceptada entre mi familia y mi entorno que fue la noticia de que dejaba los estudios para ponerme a trabajar. Vaya, que mi familia, que son videntes todos y ven el futuro, me auguraron un futuro muy próspero en la limpieza de wateres y en la prostitución, poco menos.

Vamos, que si los adolescentes hicieran caso de todo lo que se les dice, hoy en día seríamos todos abogados y notarios. Ni siquiera doctores, que eso es mu difícil y tú eres mu tonto hijo, abogado, que tiene muchas salidas super chachis y super mega divertidas que ya veràs qué vida más chupi vas a tener, que yo lo sé.


En fin, que estoy harta de oír el "sé tú mismo" por todos lados y que quede muy moderno decirlo a todas horas, pero que a la hora de la verdad esta sociedad, o al menos este país de retrógrados acomplejados, no esté preparado en absoluto para gente que destaque, que piense por sí mismo y que no siga las normas sin ser necesariamente un rebelde. Vamos a dejar ya de ser tan hipócritas y si nuestros hijos nos dicen que quieren ser astronautas o bailarinas, pues les aplaudimos y les apoyamos y además nos sentimos orgullosos de ellos, porque de otra forma lo único que hacemos es crear un país de gente mediocre, que es lo que somos y no hay más que viajar un poquito para darse cuenta.

lunes, 8 de abril de 2013

Anécdotas de cuando era miniwini

Con tanto removimiento de sentimientos entre mi curso, mi coach y otras terapias varias a las que asisto, pues una remueve remueve y sale de todo, a veces salen cosas que te ponen triste, a veces otras que te alegran, y a veces otras que tenías completamente olvidadas y que en principio no tienen ninguna relevancia pero que en algunos casos son curiosas y me hace bastante gracia recordar.

Y éste es el caso de una anécdota de cuando yo era muy muy pequeña, no creo que llegara a 9 años, que me ha gustado recordar, porque por supuesto en su momento fue crucial en mi vida y a mí me creó una obsesión absoluta digna de la inocencia y la falta de otras preocupaciones de una niña de esa edad.

La anécdota en cuestión es fácil de definir: la primera vez que un chico me pidió salir.

Toma, así, ahí queda eso. La verdad es que no sé si porque los niños de mi cole eran lers perdidos o porque las niñas no dábamos pie a eso, pero he decir que ni mis amigas de parbulitos ni yo hemos sido nunca de esas niñas de 4 años que tienen novio o tres novios o tal o cual. La verdad es que una vez que tuve uso de razón me pareció lo mismo que me sigue pareciendo ahora, una gilipollez descomunal potenciada por los mayores y orientada únicamente a echarse unas risas porque Luisito dice que Laurita es muy guapa, pero que en realidad lo único que desarrolla es una preocupación temprana por tener novio y gustarle a los niños, y además, como fue mi caso (aunque no muy intenso, la verdad) un pequeño complejo cuando tus primas, amigas o vecinas tienen novio y tú no. Vamos, que en realidad nunca le di mucha importancia porque como las niñas de mi clase tampoco tenían éxito entre los niños pues estábamos todas tan tranquilas a dos velas sin saber ni siquiera que a nuestra edad algunas congéneres ya tenían uno o siete novios.


Bueno, a lo que iba que me lío. El caso es que yo tenía aproximadamente unos 7 u 8 años y jamás me había sentido atraída por ningún hombre más allá de Aladdin, pero resulta que mis primeros inicios en el ligoteo dieron pie a un profundo interés por el mundo de los chicos, aunque mi éxito entre ellos duró aproximadamente unos 7 segundos, porque claro, una mella en los paletos y el pelo a lo Willy Wonka no ayudaban mucho a despertar interés.


El caso es que yo estaba en el patio con mis amigas jugando a vaya usted a saber qué, y depronto se acercó uno de los mayores. "Los mayores", ese ente maravilloso que cuando tienes 8 años te parece una meta lejana e inalcanzable, seres superiores llenos de sabiduría, de experiencias y liberados por completo de sus padres, cuando en realidad "los mayores" lo que son es niños de 11 años tan gilis como tú, o seguramente mucho más porque encima tienen el pavo.

Bueno, pues vino uno de los mayores y así, sin un hola qué tal, sin preguntar cómo me llamo ni nada, sin ningún tipo de introducción al tema me soltó:


"¿Quieres salir conmigo?"



Así, delante de mis amigas. Delante de sus amigos. Delante del bocadillo de queso con margarina que me hacía mi madre.

Y claro, yo, que me caracterizo por tener una capacidad de reacción pasmosa, ¿¿pues qué hice??




Y él pues partido de risa, se dio la vuelta y se fue. Y lo mejor es que no sé por qué motivo yo sabía que ese joven tan sutil tenía novia. Oh, qué bonito, quería que fuera su segundo plato, qué romántico.

Vamos, que ya desde mi corta edad yo era muy lista y asumí desde el primer momento que o había sido una apuesta, un beso-verdad-atrevimiento o algo similar con sus amigos, pero que en ningún caso ese idiota en el que yo casi ni había reparado en mi vida más que para que alguien me dijera que tenía novia (ya sabéis que cuando alguien tiene novia en el cole matemáticamente se vuelve mega popular y todo el mundo le idolatra por ser el puto amo) había sentido interés alguno por mí.

¿Pero qué pasa?, pues que las mujeres somos como somos, y si un hombre se interesa por nosotras, pues mecánicamente nos interesa, aunque es algo que poco a poco vamos superando y acabamos yendo a todo lo opuesto, pero como ésta fue mi primera experiencia con el mundo de los hombres, pues gracias a su amable petición yo desarrollé un amor absoluto hacia él que contagié a mi mejor amiga (por aquel entonces no existían las envidias ni las posesividades, que a ti te gustara un chico y a tu amiga le gustara el mismo era un gesto de empatía por su parte y de amistad verdadera), y entonces nuestra vida a partir de ahí giraba en torno a ver cómo entraba por la puerta por la mañana, cómo salía por la puerta por la tarde, cómo jugaba al fútbol, qué camiseta se ponía, en qué mesa se sentaba para comer en el comedor y rezar por que llegara tarde y se sentara en la nuestra, que siempre había sitios libres (una vez se sentó en la nuestra y yo me atraganté con la piel del pollo, pero ésa es otra anécdota que ya compartiré otro día...) y así sucesivamente. Vamos, lo que viene siendo una obsesión absoluta.

En mi cabeza lo recuerdo como si hubieran sido años y años, pero un par de meses a esa edad es un mundo, así que no creo que mi obsesión fuera más allá de un curso escolar, pero yo siempre tuve a aquel chico como el primer mega amor de mi vida absoluto, un amor platónico, alguien inalcanzable que un día por caprichos del destino se fijó en mí...


... hasta que un día, cuando yo tenía unos 22 años, trabajaba en un videoclub del barrio y era una mujer hecha y derecha con más curvas que Montmeló y con una cantidad de babosos pidiéndome el teléfono cada dos por tres desde unos 6 años para atrás (no es que yo sea una creída señores, esque yo me desarrollé muy pronto y me puse a trabajar muy jovencita de camarera y no tienen ustedes ni idea de la cantidad de babosos que te dan el coñazo más absoluto trabajando de cara al público como seas un pelín mona), pues ahí estaba yo feliz organizando mis pelis o haciendo mis cosas cuando depronto entra un señor y me mira fijamente con los ojos muy abiertos y una medio sonrisa. Y la conversación transcurre así:

Señor: HOLA (sonrisa de oreja a oreja)

Patricia: ¡Hola! (maja y buena dependienta que es una)

S: ... (sonrisa de oreja a oreja)

P: ... (Sonrisa de "dígame")


S: (Sonrisa fija) ... ¿no te acuerdas de mí, no?

P: (Sonrisa fingida) ... eeeehh... pueeees... no

S: Pues yo de ti sí. Pero se me hace raro verte sin coletas. Pero vamos, que estás mejor así... MUCHO mejor así...

P: (¡oh no, oh nooo! ¡¡un babas que se cree original!! ¡¡de los que se creen que te va a hacer el chichi palmas con un piropo!!) Eeehh... ¿nos conocemos de algo?

S: (Sonrisa de oreja a oreja de "tengo el control de la conversación porque yo sé quién eres y tú estás en Parla") Pues sí. Fuimos al mismo colegio. Pero claro, viendo LO QUE HAS CAMBIADO, pues normal que no te acuerdes de mí...

P: (¡¡Qué fuerte, acabo de caer!! ¡¡¡es ÉL!!! ¡¡pero si parece Padre de Familia!!) ¡Aaaahh... ya me acuerdo tú eres el que me pidió salir y se piró sin más dejándome sumida en el desamor el hermano de Javi!!


Y de ahí pues se quedó un rato bien largo contándome su vida y preguntándome por la mía mientras aprovechaba cada pequeño detalle para hacer un chascarrillo y piropearme a saco paco mientras yo me hacía la loca como suelo hacer cuando los tíos se creen únicos.

El caso es que él me contó que había estudiado matemáticas, que tenía novia desde hacía 6 años y que su vida era bastante lineal y de hecho le aburría bastante la falta de altibajos. Vamos, básicamente todo lo que a mí me tiene que contar un hombre para que yo salga por patas lo más lejos que pueda, pero reconozco que me dio mucha ternura verle ahí, tan por debajo mía, tan impresionado por mí y por la vida apasionante que llevaba yo por aquel entonces viajando, viviendo sola y pagándome mis propios calcetines desde hacía años.

El hecho de reencontrarme con él fue una experiencia de lo más gratificante, y no por venganza (pobre hombre, ni que me hubiera dejado llorando tirada en el suelo con la barbilla temblando y un brazo extendido hacia él), si no porque fue algo que me vino sin buscarlo y me hizo darle la vuelta a una tortilla que para mí, aunque fuera una canija, pues fue importante. Y eso siempre mola.
Web Statistics