viernes, 27 de abril de 2012

Aquellos maravillosos 90s

Últimamente he notado que los 90 están volviendo tímidamente. Sí, parece una locura, porque los 90 son como los hermanos sin personalidad de los 80.

A los 80 todo el mundo les quiere, y yo la primera. Para empezar, yo soy producto de los 80, y para seguir, los 80 son los padres de muchos de los artistas más duraderos y las películas más inmortales de la sociedad actual. Madonna, Michael Jackson, U2, Dirty Dancing, E.T. o hasta Los Simpsons son producto de los 80. Hay que reconocerlo, los 80 tuvieron mucha, mucha personalidad.

Si buscamos las cosas más típicas de los 90 en Google, nos saldrán todas las horteradas. Ese horrible look a lo Blossom, los tamagotchis (que todos hemos tenido uno, ésa es la verdad), Will Smith vestido de colores chillones..., pero no señores, hay muchos más 90 más allá de Beverly Hills 90210 y Baywatch. No lo olvidemos, joyas como Urgencias, Pretty Woman o las novelas de Harry Potter son producto de los 90.

Ésta es mi particular visión de aquella década dorada y las cosas que más recuerdo de aquellos años que a mí me pillaron pasando de ser una niña a una adolescente.

Con todos ustedes, mis años 90:


- El "Rachel". Ese corte de pelo que todas queríamos y que todas seguimos queriendo. Los 80 fueron ondulados, pero los 90 fueron propiedad de el "Rachel". Cuando me aliso el pelo por las mañanas, esto es lo que busco, un "Rachel".



- Girl Talk. Había un millón de variedades, pero la que yo disfruté concretamente fue una en la que tenías que adivinar a qué chico del tablero le gustabas llamando a todos ellos por teléfono y cada uno te daba una pista sobre tu admirador. El macro-teléfono rosa podía sorprenderte de mil maneras, ya que podía revelarte una pista nueva gracias a una llamada repentina de tu mejor amiga. Magistral, ya no se hacen juegos así.




- Blur y Oasis. El que no haya flotado escuchando Wonderwall es porque no lo vivió en su momento. Yo siempre fui más de Blur, pero lo cierto es que para mí eran dos grupos que no se parecían en absoluto y nunca entendí su enfrentamiento. Aún hoy escucho Song 2 o Don´t look back in anger y siento que son dos de las mejores canciones jamás escritas.




- Los Trolls. Eran feos de pelotas, pero qué leches, si les frotabas el ombligo te concedían todos tus deseos. Se podían permitir el lujo de ser feos de pelotas y aún así querías con todas tus fuerzas tener uno.




- La masacre de Columbine, la muerte de Lady Di, el escándalo de Bill Clinton con Monica Lewinsky o el asesinato de Versace... todos ellos hechos que me impresionaron muchísimo.



- Los 90 fueron una década de grandes, grandísimos películones. De hecho, cada año por separado tuvo su propio bombazo en los Oscars de películas maravillosas que todavía siguen estando igual de presentes que si se hubieran escrito ayer mismo. Forrest Gump, El Silencio de los Corderos, Sin Perdón, Titanic o Braveheart fueron "la película del año" durante esta maravillosa época, pero tampoco olvidemos que los 90 también nos trajeron El Sexto Sentido, La Bella y la Bestia, Matrix, Ghost, Terminator 2, El Rey León o Parque Jurásico.



- "Estábamos tomándonos un descanso". Cualquier persona que haya vivido los 90 en todo su esplendor sabrá que fue la época en la que nació el mejor TV Show de todos los tiempos. Sobran explicaciones.



My favorite game de The Cardigans, Unbreak my heart de Toni Braxton, Just a girl de No Doubt, The Sign de Ace of Base, Under the bridge de los Red Hot Chilli Peppers, Basket case de Green Day, 2.1 de Elastica, No scrubs de TLC, One sweet day de Mariah Carey y Boyz II Men o Genie in a Bottle de Christina Aguilera. Grandes, grandísimas canciones. Y quien no haya cantado "Uno, dos, tres, cuatro, sinco sinco, seis!" no ha vivido nada. He dicho.



- "¡Qué grosero!", "¿¿He sido yo??", "Le escucho". Pobres de nosotros que pensamos que estamos viviendo la época dorada de las series...




- Las Spice Girls, el fenómeno que más ha marcado mi vida en muchos sentidos. Sí sí, ríanse, pero fue el primer grupo que desbancó a los Beatles en muchos de sus records mundiales. Ahí queda eso...








Y podría pasarme horas recordando detalles de aquella época en la que pasé de ser una niña de 7 añitos a una mujercita de 17 y todo lo que pasó entre medias.


Los 90 siempre han sido mi época favorita musicalmente hablando, y cuanto más miro hacia atrás, más guays me parecen en muchas otras cosas. Y vuelven señores, los 90 vuelven, que lo sepan...




miércoles, 25 de abril de 2012

Cosas que se me ocurren

- "No lavar a máquina". Eso significa que no voy a lavar esa prenda en la vida. Jamás.

- ¿Por qué la gente entra en clase de spinning con su toalla, su botellita de agua y su móvil? ¿qué van a hacer con el móvil, jugar al Angry Birds entre canción y canción?.

- A las recepcionistas nos gusta mucho y no nos desconcentra para nada que la gente se venga a nuestra mesa rollo barra del bar a charlar. Vosotros tranquilos a lo vuestro compañeros, como si yo no estuviera...

- ¿Cómo se supone que se dobla una sábana bajera?

- Nunca sé exactamente cuándo va a ocurrir, pero siempre hay un momento en el trabajo en el que sé positivamente que no voy a hacer absolutamente nada productivo durante el resto del día.

- Personalmente opino que el congelador también se merece tener su propia lucecita.

- Creo que con el mundo tecnológicamente tan avanzado en el que vivimos, es un gran paso atrás que no haya ninguna forma de demostrar sarcasmo por escrito. No sé, que inventen una fuente, un emoticono, algo, ¿no?.

- A veces veo alguna película que vi de pequeña y me doy cuenta de que no me enteré de una mierda cuando la vi la primera vez.

- Hay una delgada línea para mí entre el profundo aburrimiento y el hambre.

- Como conductora odio a los peatones, como peatón odio a los conductores, pero no importa mi modo de transporte: siempre odio a los ciclistas.

- No hay peor sensación en el mundo que ese micro-segundo en el que crees estar segura de que vas a morir mientras estás sentada en una silla apoyando sólo las dos patas traseras y te echas hacia atrás un poco más de la cuenta.

- Es gracioso, a veces me tiro más de 5 minutos intentando encontrar mi móvil o las llaves en el bolso... sin embargo en cuanto suena mi despertador, lanzo la mano desde el punto de la cama en el que esté con los ojos totalmente cerrados y sin un ápice de consciencia... ¡y toma diana, a la primera!.

- Me encantan esas rotondas en las que hay dos carriles y el de la derecha tiene una larga fila de coches haciendo cola para entrar en ellas mientras que el carril de la izquierda es todito para mí. ¡Que Dios os conserve esa paciencia, hermanos y hermanas!

- Siempre me entran sudores fríos cuando le doy a cerrar a un documento de Word que he abierto sólo para mirar algo y me pregunta "¿Desea guardar los cambios realizados?". ¿Cambios? ¿qué cambios? ¿¿qué cambios he hecho?? ¿¿debería guardarlos??.

- ¿En qué momento dejaron de estar de moda las cadenas que unían la cartera con el pantalón?

- Me da miedo la voz del GPS. Cuando lo ponemos por la noche, siempre pienso que va a llegar algún punto en el que va a decir "a 200 metros, tome la siguiente salida, yo me maté en esa curva".

- Odio cuando suena mi movil, voy a cogerlo en mi bolso y no lo encuentro, rebusco mientras sigue sonando, sigue sonando, rebusco un poco más y lo encuentro, respondo: "¡Hola! ¿hola? oh mierda", devuelvo la llamada inmediatamente, suena 7 veces y me salta el buzón de voz. ¿¿Pero qué leches hace la gente cuando no le cogen el teléfono, tirar el móvil y salir corriendo??.

- ¿Soy yo... o los chavales de instituto cada año son más y más idiotas?

- Me encanta escuchar música en el coche cuando vuelvo a casa del trabajo. Sin embargo cuando llego a casa me ha dado tiempo a escuchar una o como mucho dos canciones que merecen la pena. Pero eso sí, llego con unas ganas locas de abrirme una cuenta naranja, de llamar a Línea Directa, de meterme en Rastreator.com, de contratar un crucero con Nautalia y de ponerme ciega de pastillas que reducen la tripita.

- No sé muy bien por qué, pero siempre prefiero ir cargada como un burro del siglo pasado con 10 bolsas en cada mano antes que hacer dos viajes.

- ¿Por qué es de ser "moderno" ir vestido como lo haría tu tío el soltero en los años 70?

lunes, 23 de abril de 2012

Inusitado fin de semana

Y llegó por fin el lunes....


A ver, soy fan de los lunes, pero no tanto como para estar ansiándolos durante los fines de semana. Sin embargo en el caso de este último fin de semana, y sólo cibernéticamente hablando, mis neuronas me pedían que llegara el lunes para poder entrar por la puerta del trabajo (oh Dios, lo estoy mejorando...) y poder por fin conectarme a internet.


Pues sí. Hemos dado de baja el internet de casa con Telefónica para darnos de alta con un operador más modestito y en estos días nos encontramos en ese horrible y agonizante momento que nunca acaba en el que ya te han dado de baja en el antiguo proveedor pero el nuevo todavía no te está dando servicio. Y las horas se hacen largas y eternas sin poder consultar tu correo, ni leer las noticias, ni visitar tus blogs favoritos, ni usar Spotify, ni chequear la previsión del tiempo, ni... ni nada de nada. Es triste, pero mi vida es cien por cien on-line.


Así que al parecer, mi cuerpecito, que es muy listo y lo sabe todo, pues dijo "¡oye, pues que aproveche para descansar la chica, que me tiene frito con tantas horas de interné!, ¡ahora que no hay pantalla que valga voy a coger yo lo que es mío!". Y ése debe ser el motivo por el que el viernes después de trabajar me cogí un estado febril que me ha tenido medio fin de semana arrastrada como una colilla por los rincones de mi casa.

Así que el viernes, después de agonizar largo rato en el sofá con mi hija subida a mi chepa mientras mi marido pedaleaba en el gimnasio, a las 8 de la tarde me despedí hasta más ver y me metí en mi camita, resucitando nada menos que 21 horas más tarde en las que lo único diferente que hice fue mover mi trasero al sofá para seguir hibernando de la misma manera y sin parar de toser y seguir generando materia viscosa en mi garganta.

Unas horas, unas cuantas pastillas y muchos capítulos de series del Disney Channel después empecé a ser un poco persona y al menos ya pude articular palabra, y con palabra me refiero a eso, a UNA palabra, en concreto ésta:


"¡¡HAMBREEEEEEE!!"


... palabra a la que Mr. Rossi respondió muy eficazmente y, como el caballero de lustrosa armadura que es, me trajo un par de tostas de queso brie calentitas, un perrito caliente y un Aquarius. Y claro, después de eso ya las energías me daban para bastante más, así que nos pusimos una peli (horrorosa) y hasta me animé a doblarme unas pipas.


El domingo, mucho más animada después de meterle a mi cuerpo otras 9 horitas de sueño más y unos cuantos Ibuprofenos, me armé de valor y me puse a limpiar baños, poner lavadoras y hasta aspirar suelos, todo ello amenizado por Don Omar y su Danza Kuduro que, sí, vale, es una horterada, pero aquí al que no se le vayan los pies cuando lo oye que tire la primera piedra.

El subidón dominguero alcanzó su apogeo cuando por la tarde vinieron dos pavos y se llevaron los sofás. Sí, esos sofás que llevo 4 meses intentando vender y que ya estaba al borde de pagar a alguien para que se los llevara. Así que tenemos espacio nuevo, sofá nuevo (que estaba guardado hasta que vendiéramos los dos tronco-móviles y que en realidad de nuevo no tiene nada, que era el que teníamos en la buhardilla de la otra casa) y unos eurillos extras que han llegado en el mejor momento que podían llegar. Subidón-subidón-subidón.


Todo eso culminado por un capítulo de Alaska y Mario que me hizo reír hasta atragantarme con la cena (recuerden, tengo flemas hasta en las pestañas, si me río, toso, como los abuelos) y una cenita de lo más rica que cociné por la mañana a ritmo de Juan Magán (sí, qué pasa, repito lo que he dicho arriba sobre Danza Kuduro), pues han hecho de mi fin de semana dos días y medio muy... "inusuales" en lo que suele ser mi vida habitual.



... y todo para llegar al curro como loca por encender el wifi y cuando lo hago encontrarme con un email de mi madre tan agradable como el melódico sonido de unas uñas arañando una pizarra. Tan maternal....


Pero en fin, descansada, un poco chutada, con mis sofás vendidos y con conexión al wifi... aquí estoy.




Feliz lunes a todos.

jueves, 19 de abril de 2012

Pedaleando un mes después

El tiempo ha pasado y mi actitud a la hora de montarme en la bici de spinning con respecto al principio ha cambiado mucho.

Mi primera meta a corto plazo era aguantar pedaleando de pie todo lo que el profe exigiera, algo que en la primera y la segunda clase me parecía absolutamente utópico pero que con mucho esfuerzo y muchísima perseverancia conseguí alcanzar mucho antes de lo que yo pensaba.
Mi siguiente gol consistía en darle tantas vueltas a la ruedita que pone los pedales en modo cuesta tanto como el profesor exigiera, y no a mi ritmo como él mismo me aconsejó que hiciera hasta que me sintiera con fuerzas. Una vez más, con muchísimo esfuerzo y no prestando ninguna atención al diablito que todas las clases se me posa en el hombro diciéndome "¡¡no puedes más, tú aún no puedes con esto!!" conseguí acercarme a lo que hacen el resto de mis compañeros, aunque reconozco que cuando el profe dice que subamos una vuelta de rueda yo subo unos tres cuartos, pero aún así siempre que dice que subamos más yo le subo, cuando al principio pensaba que me moría si ponía los pedales más duros y me hacía la loca dos de cada tres subidas.

Sólo hace un mes que empecé el gimnasio y ya he llegado más lejos de lo que pensé que llegaría en más tiempo, pero reconozco que hay muchos factores que ayudan mucho a sentirse motivada.

Para empezar, la música. Por mis clases han pasado Michael Jackson, Santana, las Pointer Sisters o hasta el Highway to Hell de AC/DC, y la verdad es que no tiene ni punto de comparación pedalear con ritmos que te gustan como hacerlo con canciones que no te dicen nada. Algunas clases han tenido mezclas que me han gustado mucho menos y no tiene nada que ver la forma de pedalear o la fuerza que te da, ¿cómo va a ser lo mismo darlo todo mientras cantas en tu cabeza "Billie Jean is not my lover ¡¡¡WHOO!!!" que mientras Rebeca te agota con su "Duro de pelar"?.
Por otro lado, supongo que haber bajado 4 kilos en un sólo mes, ver que te cierran unos pantalones que hace meses que no puedes llevar o que los compañeros de trabajo te digan que estás muchisisisísimo más delgada, pues ayuda bastante. Ese momento báscula de los lunes tan agradecido en el que se van cumpliendo expectativas que te habías propuesto para mucho más adelante es muy, muy estimulante.
Y por otro lado está, por supuesto, mi jovencísimo, encantador, nada pretencioso, apasionado, alentador y absolutamente gratificante profesor de spinning: Guillermo, un chico de sólo 22 años que cree muchísimo en todos nosotros y sabe cuáles son nuestras posibilidades mucho mejor que de lo que nosotros mismos lo hacemos. Es increíble cómo a veces estás ahí pedaleando a tope y piensas "¡¡NO-PUEDO-MÁS!! ¡¡me tengo que sentar, no aguanto ni dos segundos más!!" y él nos dice "¡¡¡AGUANTA!!! ¡¡30 SEGUNDOS Y NOS SENTAMOS, AGUANTA!!", y sólo con eso depronto te ves capaz de aguantar medio minuto más cuando creías que no eras capaz de seguir.

A lo largo de mi vida he pasado por muchos gimnasios, muchos profesores y muchísimas dinámicas distintas y puedo decir con toda seguridad que Guille es el mejor profesor de deporte que he tenido nunca. Hay días que mientras pedaleo le miro con cara de horror y le digo "¡no puedo!" y me hace un gesto para decirme que no me preocupe, que voy bien, que me siente mientras los demás siguen, pero hay otras veces que le miro con la misma cara de muerte y me dice desde su bici "¡¡SÍ PUEDES, VAMOS, AGUANTA QUE SÍ QUE PUEDES!!", y es verdad, aguanto y resulta que sí que puedo.

En la segunda clase me dijo algo que no se me va a olvidar nunca ni relacionado con el deporte ni relacionado con ninguna otra cosa en la vida. Estaba yo ahí queriéndome morir, pedaleando al ritmo de un mambo al borde del ictus, se acercó a mi bici y me dijo: "tranquila, siéntate, tú tranquila, no quieras hacerlo a la primera, tú date tiempo, que aquí todos, todos incluido yo, hemos necesitado tiempo, TODOS". Y es verdad, ¿cómo voy a hacer lo mismo en un mes de clase que todas las Nancys que llevan yendo años al gimnasio ininterrumpidamente?. Ese consejo me ayudó muchísimo, así que me lo quedo y lo aplico a otros aspectos de la vida en la que nos exigimos mucho y nos decepcionamos demasiado pronto sin darnos cuenta de que absolutamente todo en este mundo lleva un proceso, más largo o más corto pero un periodo de adaptación después de todo.


Todo eso mezclado con el sentido del humor que tiene que a veces me hace querer parar de pedalear mientras estamos ya en bajada sólo para poder reírme agusto de las cosas que nos cuenta, más el entusiasmo que le pone a todo lo que hace (me súper-encanta la gente entusiasta), más todo lo que se inventa para hacernos las clases amenas y distintas unas de otras (¡¡ESPARTANOS!!) hacen que ir al gimnasio sea, por primera vez en mi vida, toda una fuente de satisfacciones que, además, en esta ocasión tengo la suerte de compartir con mi marido.



La verdad es que estoy muy sorprendida conmigo misma, me estoy esforzando mucho y los resultados están floreciendo como setas, que es algo que nunca había sido tan obvio ni tan inmediato para mí. Así que, como se imaginarán ustedes, mi diario privado en el que cuento mis avances (bautizado como Diario de una gorda traicionera) es todo un despliegue de buenas energías, de auto-felicitaciones y de ticks al lado de los objetivos a cumplir.


Y sigo pedaleando...

martes, 17 de abril de 2012

Buscando mi sitio

Marilyn decía que en un rodaje puedes despreciar, gritar y discutir con quien quieras excepto con tu maquillador. Qué paradoja, en una oficina a la única persona a la que puedes tratar con desprecio y culpar de las cosas sin que parezca injusto es a la recepcionista.



Llevo más de 6 años siendo recepcionista, un trabajo que me encanta, que hago bien y que considero que es muy agradecido en ciertos momentos. En todo este tiempo he recibido emails de directivos para darme las gracias por cómo ha salido una reunión gracias a todas mis gestiones, he organizado comidas para 30 personas con menos de 20 minutos de aviso que han sido todo un éxito, he oído todo tipo de comentarios de mensajeros, repartidores o proveedores sobre que soy la recepcionista más agradable de todas las que visitan. Todas esas cosas para mí son pruebas de que cumplo mi objetivo con creces, porque desde muy al principio me planteé mi trabajo como ser el punto al que puede acudir cualquiera para pedir ayuda en lo que necesite y solucionárselo como sea.


Sin embargo, la recepcionista también es la imagen de la persona contra la que puedes cargar si algo no va bien, aunque no sea culpa suya.
Cuando trabajaba en Abengoa, la gente iba dejando tazas de café sucias por la oficina simplemente porque pasaban de llevarlas a la cocina y mucho menos de meter la taza en el lavavajillas. Pues por supuesto adivinen quién se llevaba broncas cada dos por tres porque la oficina estaba "sucia".
En la notaría no me daban derecho a ir al baño hasta mi hora de la comida, no podía perderse ni una sola llamada y no dejaban que me levantara para absolutamente nada, nada de nada.
En Tuenti éramos 3 recepcionistas y nuestra responsable, con el único fin de que trabajáramos con ganas, potenciaba muchísimo la rivalidad entre nosotras, enemistándonos y animándonos violentamente a pisarnos las cabezas las unas a las otras, metiéndonos en una sala cada dos por tres a decirnos lo mal que estábamos trabajando con respecto a lo divinamente bien que estaba haciendo sus funciones la de al lado y animándonos a que le contáramos trapos sucios de la otra para defendernos. Un juego que al final derivó en que salió perdiendo la única que no entró en esa dinámica y no se dedicó a ir a la jefa a contarle las miserias de las otras, por supuesto.
En Marsh el jefe tenía sus esbirros que tenían orden de pasearse por la recepción como quien no quiere la cosa haciendo como que hablaban por teléfono o que leían documentos pero en realidad estaban ahí para escuchar nuestras conversaciones y decirle al jefe si estábamos ahí en plan estatua con nuestra sonrisa puesta esperando muy profesionalmente a que nos entraran llamadas o si en su lugar estábamos hablando de nuestras cosas con normalidad, lo que para el jefe supongo que se entendía como que estábamos "de cháchara" (teníamos una infiltrada que nos contaba estos planes maléficos del jefe, no eran conjeturas nuestras).




Sin embargo en VivaKi es completamente distinto, he tenido mis más y mis menos pero todo el mundo me valora mucho. Me encantan mis labores, entre las que no están en absoluto las de mantener la oficina limpia, aquí afortunadamente hay una persona encargada de eso. En VivaKi estoy aprendiendo muchísimo, me dan mucha libertad y autonomía para hacer las cosas a mi manera siempre que el trabajo salga adelante, y eso me encanta. Mi jefa es muy comprensiva, aparte de muy profesional y nada histérica al estilo "secretaria", y las personas para las que tengo que hacer funciones sueltas, como la directora o la responsable de formación, me están ayudando muchísimo a aprender funciones que no he hecho jamás en mi vida pero que me resultan apasionantes. Creo que he encontrado un buen sitio donde trabajar después de dar tantas vueltas y en el que me gustaría quedarme muchos, muchos años por fin.



Pero resulta que, como ya comentaba en mi entrada anterior aplicado a algo completamente distinto, Murphy me tiene mucho cariño y, aunque me encontró este trabajo, lo hizo por medio de una empresa externa que no es ni más ni menos que un grano en el culo que no me da más que problemas y disgustos, tantos que me hace plantearme si éste es un buen sitio para echar raíces con todas las desventajas que tengo.




Resulta que VivaKi paga 3.000 euros al mes por mí, 3.000 eurazos nada menos, pero claro, se pueden ustedes imaginar de todo ese dinero cuánto veo yo, pues poco, muy poco. Pero claro, VivaKi piensa "estoy pagando una pasta gansa por que haya una niña en recepción monísima, educadísima y que hable un inglés perfecto y que no me dé ni medio problema, faltaba más, ¡con lo que me está costando!". Sin embargo, la trabajadora, en este caso yo, pues piensa "tengo muchísima experiencia, tengo un nivel altísimo de inglés y ya no soy ninguna niña como para que se me puedan comentar aspectos negativos de mi manera de trabajar y los acepte con madurez y como algo constructivo... y no sólo me están pagando una gran mierda, si no que encima como me ponga enferma no cobro y ni siquiera tengo derecho a vacaciones".
Con lo que... ¿quién es realmente el único que sale beneficiado de todo esto?, pues la empresa intermediaria que se está embolsando 2.000 pavos al mes por la jeta sin hacer nada por una persona que no les da ni medio problema porque necesita su dinero como el aire y no se puede permitir el lujo de faltar ni una hora porque entonces no cobra.


Entre otras maravillosas ventajas de estar contratada por medio de empresa externa está el tema del día de pago. Resulta que nos pagan el quinto día laborable de cada mes, NO el día 5, no señor, ¡el quinto día hábil!, esto viene a ser normalmente el día 7 u 8 más o menos, pero si encima tenemos una Semana Santa por medio con tres días no laborables entre medias pues olvídate, vamos, que era día 9 y estaba ahí como una idiota mirando la cuenta a ver si entraba el dinero, que al menos por la tarde ya estaba ingresado, y eso porque fueron "buenas" conmigo, porque yo he hecho las mates y si hubieran seguido el protocolo habitual del quinto día habría tenido que cobrar el 11 o el 12, dependiendo de mi banco.

Pues claro que sí, eso está muy bien, si total, ¿para qué?, si yo no necesito el dinero más que para mis caprichos, yo no tengo que pagar ni una casa ni una guardería ni nada. Y después de todo, con mi casero puedo hablar y explicarle la situación porque es un santo y me dice que no pasa nada, que le pague cuando pueda (como si a él no le pasaran su hipoteca a primeros al pobre hombre, pero en fin...), pero a ver quién le dice a Telefónica, a los del gas, a los del internet etcétera etcétera que mi empresa es así y que ya les pagaré cuando me venga bien. Pues no, ellos me pasan sus importes y si no hay dinero pues me aguanto, pero ellos lo cobran. Conclusión, me paso casi dos semanas al mes con la cuenta en negativo hasta que entra mi sueldo, con la gracia que eso le hace a mi banco y todo lo bueno que eso dice de mí económicamente hablando a la hora de pedir un crédito el día de mañana o lo que sea.


Y me alucina, me alucina que sea tan común que las recepcionistas seamos casi todas de empresa externa, porque si VivaKi me diera a mí esos 3.000 eurazos al mes, te aseguro que ni me ponía mala ni levantaba la voz más que para lo justo y necesario, que ya me encargaría yo de que no tuvieras que comerte la cabeza por mi culpa ni medio segundo. Vamos, que si realmente consiguiera llegar a un acuerdo con VivaKi para quitarme a esta mierda de intermediarias negreras te aseguro que íbamos a salir ganando las dos partes, ellos porque me tendrían contenta y se ahorrarían una pasta, y yo porque, aunque me pagaran la misma mierda que mi empresa actual, al menos tendría derecho a vacaciones, puentes y a ponerme mala de vez en cuando como las personas normales y además, tendría mi contrato fijo, y no el contrato que está de moda ahora, el contrato "por obra", más conocido entre los trabajadores como contrato "como-me-pete-un-día-te-largo-sin-más-y-no-te-debo-un-duro". No estaría de más que se enrollaran un poco más con el sueldo, ya que veo que no les duele nada soltar pasta para que alguien no te dé problemas, pero de verdad, sólo por tener la sensación de que mi empresa, la que me contrata, la que me paga y la que me forma, está contenta conmigo como lo está VivaKi, eso para mí no tendría precio, porque mi jefa siempre me demuestra que le gusta mucho mi manera de trabajar y que no tiene problemas en hablar conmigo para decirme lo que debería cambiar ni tampoco lo que no le gusta de mi actitud, y cuando ha tenido que meterse en una sala conmigo para decirme que algo está muy mal lo ha hecho con clase, con respeto y con mucha, muchísima constructividad, sin tonos amenazantes ni menospreciándome en absoluto, todo lo contrario a mis "responsables", como a ellas les gusta denominarse, que me hacen llamadas amenazantes cada dos por tres y cuando vienen a mi oficina se ponen a husmear en mis cosas, a hacerme preguntas trampa como "¡¡uy qué mona tu niña!!, qué va ¿a la guardería?, y... ¿si un día se pone mala qué haces....?", y a decirme que tengo el almacén hecho un asco y otras tonterías del estilo.



Estoy cansada de estar en un puesto que no importa lo mucho que te lo curres ni lo buena que llegues a ser en tus funciones, siempre estás en la cuerda floja porque tu despido es el más fácil de la compañía. Estoy cansada de que se valore más si llevo vaqueros en lugar de pantalón de traje o si mi mesa tiene papeles por medio o está perfectamente organizada al milímetro y parece una mesa de operaciones que lo bien que hago mi trabajo, lo resolutiva que soy o la buena educación que tengo con las visitas o las llamadas.



Me encanta mi trabajo, me encanta ser recepcionista y me encanta lo agradecido que es mi puesto algunas veces, pero cómo está montado es lo que hace que me plantée si realmente este "status" que se me otorga el que quiero para el resto de mi vida laboral.






Quizá tenía que haber labrado mi futuro profesional por el camino del maquillaje, así por lo menos Marilyn le habría dejado dicho a todo el mundo que me merezco más respeto que nadie...

lunes, 9 de abril de 2012

Murphy y yo

Yo soy una persona con mucho mundo interior, de eso no le cabe ninguna duda a nadie. Bien, pues partiendo de esa base, yo me doy cuenta de que una vez que estoy sola, sola físicamente, con mis pensamientos y mis movidas, pues da igual lo que esté haciendo y lo importante que sea, si estoy sola mi cabeza se va a poner a hablar consigo misma y a contarse e inventarse paranoias, y la conclusión es que tengo el cerebro dividido, por un lado estoy haciendo lo que esté haciendo y por otro mi cabeza está de cañas divagando sobre sus movidas y pensando en cosas que realmente me desconcentran, pero que son más fuertes que yo y que no puedo controlar.

¿El problema? pues que yo trabajo sola. Ni en equipo, ni con reuniones, ni con compañeros ni nada: sola. Sola, como los Edelweiss en las montañas, SOLA. Y entonces claro, pues tengo que hacer esfuerzos sobre humanos para no estar en la parra todo el día y poder ejercer mi labor en este mundo de manera satisfactoria. Y me cuesta horrores centrarme, pero creo que lo consigo. Aún así, el hecho de tener la libertad de desconectar cuando tengo poco trabajo o cuando a mí me dé la gana pues a veces da pie a situaciones completamente surrealistas que yo me doy cuenta que a otra gente no le pasan. Algunos ejemplos:



- Dos compañeros de dos agencias distintas entre sí. Dos personas que no se parecen absolutamente en nada entre ellos, ni sus nombres son parecidos ni tan siquiera tienen la misma edad para nada. Bien, pues por algún motivo desconocido voy yo y me creo que son la misma persona y me pongo a hablar con uno alegremente de conversaciones mantenidas por email sobre reuniones y movidas que tenemos en proyecto como si fuera el otro. El pobre hombre me ríe la gracia y no me dice ni media, y yo voy y me doy cuenta del error como 2 meses después. Es decir, recientemente.

- Suelo oír los pasos de la gente cuando viene, pero también suelo estar muy calladita siempre en mi sitio. Bien. Un día, uno sólo, que llego muy temprano y me pienso que estoy sola en la oficina y me pongo a cantar muy en bajito la canción hortera del anuncio de seguros que escucho por la mañana en la radio, y resulta que se me acerca el vacilón de la oficina por supuesto sin que yo le oiga llegar, diciendo que cante más alto y amenice la mañana, que me están oyendo él y los dos que tiene al lado, que hoy han madrugado.

- Me dan mi I-pad, se lo enseño a mis compañeros y uno de ellos me dice "¡uy, cómprale una funda pero ya, que son súper frágiles!" y antes de que me dé tiempo a hacerlo, según subo las escaleras con él en la mano el primer día pensando en los campos y las flores... ¡¡PLOFF!!, al suelo.

- Primera semana de trabajo. Hora de comer, sobras de una reunión, todos los compañeros como buitres a carroñear. Me intento hacer la graciosa y digo una estupidez sobre que siempre acabo dando vueltas por la casa en bragas para coger la ropa del tenderete en lugar de colocarla en el armario como las personas normales. En ese momento todo el mundo se calla y contiene la respiración. El presidente de la empresa (osea, Dios) está a mis espaldas. Y me ha oído.

- Tengo una compañera que siempre que pasa por mi mesa me vacila. Un día me hace una broma sobre una friki de las de Callejeros, y yo le digo que a mí las que me molan son las vecinas de Valencia. Nos reímos con lo de "me dice puta puta puta sin ser yo nada de eso", pero por supuesto yo voy un paso más allá y le digo "¡¡ay no no no!! ¡¡lo mejor es lo de "DILE, DILE LO DE TU PRIMER MARIDO, ÉSE QUE NO TE TOCÓ NI EN LA NOCHE DE BODAS!!". Mi compañera se esfuma depronto sin más y sin que me dé tiempo a adivinar cómo. Mi jefa está justo a mi derecha, viene a comentarme una factura.

- Entre las recepcionistas de todas las agencias nos llevamos muy bien. Es muy raro que entren llamadas en una centralita destinadas a otra agencia porque tenemos números distintos, pero a veces ocurre. Suena mi teléfono, veo el nombre de una de las chicas con la que mejor me llevo y digo muy felizmente "¡¡hola guapiiii, dime princesaaaa!!". Al otro lado del teléfono oigo a alguien con la respiración cortada. Miro de nuevo el visor de llamadas y veo un número de Barcelona, la guapi me llamó y en cuanto me sonó un tono me pasó la llamada. Así que reacciono muy profesionalmente y digo "eeeh... eeeh... eeeh... Vi... Vi...¿Vivaki dígame?", y la otra persona, con aún más flipe y más corte que yo me dice "eeesteeee... sí, preguntaba por el Fulanito (presidente de la empresa), llamo de Antena 3".

- Formación de 60 personas en nuestra sala grande, que resulta ser a su vez la cocina. Por supuesto y como era de esperar, a una visita que hay por ahí en algún despacho se le antoja un café, y resulta que mi jefa está ocupadísima y me pide que se lo ponga yo. Bien, no pasa nada, voy a entrar en una sala donde 60 personas en un silencio sepulcral van a mirarme intensamente con cara de "¿por qué interrumpes nuestra paz?" durante unos segundos, pero no pasa nada, yo soy una profesional muy seria. El paseo de ida al fondo de la sala lo hago muy dignamente con la mirada fija al frente y con unos 400 ojos fijos en mí, especialmente los del ponente. El paseo de vuelta lo hago con mi camiseta de color claro repletita de gotas de café, que estaba vivo, y con el turbo metido, muy consciente de que a nadie se le ha pasado por alto que se me ha caído la torre de tuppers al suelo al intentar coger las servilletas, que he tenido que poner en marcha el microondas para calentar la leche y que le he dado unas cuantas patadas a la máquina porque se me ha quedado atascada la chocolatina con la que me quería auto-homenajear.

- Siempre bromeo con el informático y le digo que cómo tengo que hacer para meterme en páginas de bomberos cachondos sin que quede registrado. Un día se viene a mi ordenador para mirar algo rápido y resulta que yo tengo la carpeta de "Mis Imágenes" abierta con, entre otras cosas, una foto ochentera horrible de Arnold Schwarzenegger marcando músculo con una malla marca-paquete que me bajé para hacer un montaje estúpido con la cara de un compañero al que le decimos que es un vigoréxico. El informático echa un vistazo rápido al ordenador y se topa durante tres décimas de segundo con la carpeta, y antes de que pueda darse cuenta que es una foto de coña empieza a cerrar ventanas y a decir "¡¡LOS BOMBEROS LOS BOMBEROS!!" y huye vilmente antes de que pueda explicarle por qué tengo la foto de un cachas y enseñarle que es un montaje con la cara del otro. Cuando vuelve a pasar por mi mesa hago un intento de decírselo, pero por supuesto él no me deja y, muy maduramente, se tapa los oídos diciendo "¡¡bla bla bla bla bla bla!!". Total, no pude explicárselo.

- Viene una visita, un chico jóven, con unas pintas bastante normales, nada pijo, y me dice "¡hola, venimos a la reunión de Publiseis!". Yo, que debía estar ese día sembrada, me entra la risa medio floja y digo "eeeh... ¿venimos? ¿tú y tu amigo invisible?", al chico le hace mucha gracia la broma y me dice que su acompañante está en el baño, riéndose a carcajadas. Yo me vengo arriba ante el éxito de mi chiste y le digo "ah, ya decía yo, ¡digo, otro que oye voces!". El chico se parte la caja, y en esto que entra el compañero, un tío mucho más mayor con una pinta de La Moraleja que lo flipas, y va el chaval y le suelta "¡¡que dice que si oigo voces, JAJAJAJA!!". El compañero no lo pilla, y yo hago un intento de explicarlo diciendo "eeh, no, a ver, que esque me ha dicho que VENIMOS a una reunión...". El chaval jóven sigue partiéndose el pecho, sin embargo el de la alta alcurnia sigue sin pillarlo y dice "eeeh... ¿están aquí ya de Publiseis?". Conclusión, la recepcionista está gilipollas.






Así que, a veces por despiste y a veces por pura y dura ley de Murphy, pero el caso es que siempre acabo viviendo situaciones surrealistas que dan pie a que acabe quedando como una idiota de las chachis. Total, que yo empecé en esta empresa hace ya casi 6 meses, y a base de trabajármelo mucho y muy duro he pasado de "hola, soy Patricia y soy una tía muy lista" a "hola, soy Patricia y es posible que rompa algo". Vamos, que si me metes en una sala sola como a los niños, me das un trozo de plastilina y me dices: "haz una bola", no sólo no saldrá una bola, sino que lo más seguro es que al rato, de mi boca caiga la frase "no sé qué ha pasado... pero me he comido la plastilina" (o similar).







Todos los documentos que acaba de leer son totalmente verídicos. Por favor, no se confíe ni baje la guardia, usted podría ser la siguiente víctima de mi lerdidad...

domingo, 8 de abril de 2012

La casa gótica

Estos cuatro días de vacaciones han sido muy intensos por muchos motivos. Después de una semana realmente complicada personalmente hablando, decidimos tomarnos estos días de vacaciones como una celebración de lo mucho que nos queremos, hacer cosas que llevábamos tiempo queriendo hacer pero nunca veíamos el momento, decidimos salir mucho de casa, hacer todas esas cosas que no hacemos nunca por falta de dinero (dentro de nuestras posibilidades, obviamente), movernos, hablar mucho, pasar tiempo juntos...


Una de las cosas que llevábamos tiempo queriendo hacer era dar un paseo por El Escorial, yo no lo conozco pero dimos una vuelta por el pueblo con el coche cuando volvimos de pasar la Nochevieja en Cercedilla y me encantó, así que tenía muchas ganas de conocerlo un poco mejor.

Así que fuimos. Llovía pero fuimos, y fue totalmente mágico.


En Año Nuevo Luismi me dijo que en El Escorial había una casa increíble que le encantaba. Fuimos a verla y me quedé impresionada, absolutamente anonadada, pero no tuve la oportunidad de hacerle fotos. Así que esta vez fuimos y pudimos hacerle alguna foto. No muchas, porque había un perro amenazante enseñándonos los dientes justo al otro lado de la verja y la cantidad de coches que se veían en el garaje nos indicaban que había mucha gente en casa y desde luego no queríamos que nadie saliera a ver por qué ladraba el perro y nos encontrara escondidos entre los arbustos con la cámara... pero aún así creo que las fotos que pudimos hacer demuestran lo increíble que es la arquitectura de la casa. Ésta es la muestra:


















En la entrada, justo al lado de la puerta principal, hay un cartel (la primera foto) que dice "Non Nobis Solum". He buscado en internet y en latín quiere decir "No sólo para nosotros", y proviene de una sentencia de Cicerón en la que quería transmitir el ideal según el cual todos los hombres tienen una amabilidad natural hacia los otros hombres y tienen que "contribuir al bien general mediante un intercambio de actos caritativos". Wow, no sé muy bien cuál es el rollo de la gente que construyó o que vive en esta casa, pero me encanta... ¿querrá eso decir que puedo llamar al timbre y decirles que me inviten a tomar algo y enseñarme toda la casa por dentro?, hay que compartir, ¿no?. Sea como sea, me encanta el lema.


No se ve demasiado bien porque el amable perrito estaba demasiado cerca del lugar óptimo para hacer la foto, pero por la parte de atrás tiene un jardín con un columpio gótico forjado en hierro absolutamente increíble. La parte de delante es impresionante, tiene un garaje exterior enorme con un Rolls Royce antiguo precioso, con clase, no el típico coche que lo único que quiere transmitir es el dinero que tiene la persona que lo conduce. La casa tiene como cuatro pisos y de verdad, moriría por poder entrar y ver cómo está decorada por dentro.


Esto es todo lo que he podido admirar de la casa porque, aunque se ve bastante bien por fuera si te asomas, la verja es opaca y aparte, está muy claro que por dentro y por la parte del patio que no se ve la casa tiene que ser aún más increíble que lo que se ve por fuera. Cada detalle, cada farolillo, las piedras del camino que llevan a la entrada principal hasta incluso las cristaleras de las ventanas son impresionantes y están cuidadas para que todo esté en armonía.


Quién sabe, quizá algún día reuna el valor necesario para llamar al timbre y abusar de esa generosidad de la que hacen gala en el lema de la casa y tenga la oportunidad de dar un paseo por sus interiores, pero hasta entonces no me queda más que admirar las fotos y, como mucho, esconderme detrás de los setos para poder mirar por las rendijas...

miércoles, 4 de abril de 2012

Lluviosos días de Semana Santa

La Semana Santa siempre me ha intrigado mucho. Hay muchas cosas que no entiendo en absoluto, será quizá porque nunca he ido a una procesión más allá de ir a pasear un domingo al Rastro, que la verdad es que debe haber poca diferencia.





El caso es que siempre me ha llamado mucho la atención cómo la gente puede vivir tanto algo que para mí desde luego es lo más lúgubre que existe, unos tíos ahí encapuchados, otros tantos debajo de la madera ésa dejándose la vida y tomándoselo como un orgullo, esas Vírgenes amarillentas y llorosas rodeadas de oro y de flores, esa gente que se fustiga o, peor aún, esos filipinos que se clavan en la cruz..., no sé, reconozco que es algo que no me entra mucho en la cabeza, pero supongo que es cuestión de cultura y que a mí mis padres no me han metido mucho en el mundillo de las procesiones que se diga. Para mí la Semana Santa siempre ha significado un descanso cortito que de pequeña me servía como un trailer de lo que iba a ser el verano y de mayor poco más es para mí que cuatro días de fiesta por la patilla.






Sin embargo la gente lo vive, lo vive muchísimo, y yo, que soy una apasionada de intentar ponerme en la piel de los demás para entender cosas que de primeras se me escapan, pues me he documentado para ver qué es eso que ven y que a mí se me está pasando. Y éstas son algunas de las cosas que me llaman la atención:



- Hay un montón de términos que se me escapan, vamos, que para poder entender un texto entero sobre la Semana Santa hace falta un diccionario Español-Semana Santa / Semana Santa-Español. ¿Qué es exactamente una cofradía? ¿y un Palio? y más allá del vocabulario... ¿qué significan los colores del traje de los nazarenos...?.


- Por favor, no aplaudan, esto no es el Roland Garros. No hagan fotos con el I-Phone, esto no es un concierto de U2. Señores, estamos ante una fiesta religiosa para la que las ciudades se llevan preparando un año entero, realizar cualquiera de las dos acciones citadas le delata de inmediato como turista. Mimetice, por favor.


- Puede que no haya llovido en todo el año y que todos llevemos tres meses dándonos calambres unos con otros de pura sequedad en el ambiente, sí, pero en Semana Santa llueve. Fijo. Es cuestión del ciclo lunar que marca las fechas. Este hecho convierte la Semana Santa de todos los años en un thriller psicológico donde todo puede dar un giro inesperado, ¿saldrá...?, ¿no saldrá...?.


- Una vez que se entra en una procesión, hay que hacer exactamente igual que cuando nos vuelca una ola: dejarnos llevar y no pretender luchar contra el mar. Si en algún momento se nos levantan los pies del suelo no hay que asustarse, hay que dejarse llevar y esperar a que todo acabe. Y entonces será el momento de sacar el I-Phone para volver a reunirnos con nuestros acompañantes y preguntarles dónde exactamente les ha llevado la marea.


- Si queremos tomar algo después de la procesión, todo estará abarrotado. Recordemos que estamos ante algo que sólo ocurre una vez al año, como comerse un bocata de calamares en la Plaza Mayor el día de Navidad: tendrá que ser de pie. La Semana Santa es vertical, para todos excepto para los costaleros, pero es vertical, asumámoslo.


- Si pensábamos que no habíamos visto esmeraldas como las de la alfombra roja de los Oscars o las del Topkapi, era porque aún no habíamos visto las de la Macarena.


- La gente llora. Algunos no lo entendemos, pero la gente se emociona mucho. Pero qué demonios, yo lloré desconsoladamente cuando oí a Michael Bublé cantar Song for you a capella y sin micrófono enfrente mío o cuando James Taylor apareció de la nada sin que siquiera se apagaran las luces, no soy quién para juzgar las lágrimas.




La Semana Santa es una fiesta religiosa. Puede que yo no entienda muy bien eso porque yo no he recibido una educación cristiana y porque en mi ciudad no se hacen procesiones como para haber podido observarlas a lo largo de los años hasta entender su sentido, pero reconozco que después de mucho leer sobre ella puedo llegar a ponerme en la piel de alguien que vive mucho un acontecimiento y para el que es muy importante poder disfrutar de él cuando llegue el momento.

Lamento mi ignorancia por no ser capaz de ver más allá de un montón de tíos disfrazados de Ku Klux Klan que van descalzos y de otros tantos que se rompen la espalda por algo que perfectamente podía ir con ruedas. Sí, soy una ignorante. Pero también reconozco que tengo un profundo respeto por las pasiones de los demás siempre que éstas no consistan en hacer daño a nadie (como el fútbol, que como hemos ganado nos subimos a la Cibeles y nos la cargamos).




Así que disfruten, disfruten de la Semana Santa en Sevilla, Málaga, Murcia o Zaragoza, vivan su ilusión dentro de lo que las circunstancias meteorológicas le permitan, lloren ante La Dolorosa o el Jesús Sacramentado, disfruten de los días que el año dedica a su devoción. Los ignorantes como yo observaremos desde la barrera y les cederemos el paso para que den rienda suelta a su veneración....











(... yo que soy muy americana, me quedo con la tradición de estos días de pintar y esconder huevos de Pascua...)

lunes, 2 de abril de 2012

En las nubes

No sé lo que me pasa últimamente pero me siento torpe, me siento torpe, despistada y distraída. Vamos, que estoy todo el santo día dando paseos por la luna y no me centro en lo que hago, me distraigo con una mosca y me cuesta horrores volver a coger el hilo de las cosas.


Pero esque claro, me ponen trabas constantes, como por ejemplo, el otro día que estaba yo aquí toda metida en mis cosas, realizando un documento de Excel de importancia mundial cuando depronto oigo una voz de los más varonil que me dice:

"Excuse me, can you please order us a taxi?"

Y yo, en mi ensimismamiento, levanto la vista y me encuentro un guiri con unos ojos azules de esos en los que se ve el mar y las caracolas, con una sonrisa que hasta le vi un destello en un diente y con una espalda sólo medible con escuadra, cartabón y calculadora... y claro, digo...

"eeeeeerrr..... eeeehhh..... yes.... eeeh.... may I ask your name sir.... ???"

"Yes of course, my name is Michael"

"oh *risa floja risa floja* Michael, my name is Patricia *risa floja risa floja risa floja*...."


Pues nada, que le pedí el taxi a nombre de Michael y sin más se fue. No sé yo en qué reunión estaría metido Michael que no le vi entrar, pero claro, ya me quedé descuadrada toda la mañana. Vamos, como para terminar el documento con importancia de estado que estaba haciendo antes de que apareciera, pues no, ya lo dejé para después de comer.


Otro día estaba haciendo un listado de estos que me mandan a mí, Missis Concentración, de 350 personas en los que todo tiene que cuadrar al dedillo y no puede haber ninguna persona duplicada ni faltar nadie y todo tiene que estar milimentrado para que a todo el mundo le venga bien el horario que se le ha asignado teniendo en cuenta sus reuniones, sus vacaciones y sus momentos del café y del piti... y en esto que me viene el colega que nos viene a retirar las revistas, que es un tío así como medio mongo (mongo no de retrasado, si no de los míos) que no se corta un pelo en nada, y se me pone aquí en mi recepción a darme palique de los suyos, que es de estos que hablan pero que no dicen nada, y yo ahí intentando darle boleto pero como buen mongo que es, pues nada, pegado cual lapa a mi recepción...


Mongo: Anda, qué pasa, que ya no me sonríes, claro, como ya no quieres nada con los pobres...

Patricia: ¡Anda que no! ¡cómo no te voy a sonreír! ¡qué sí!

M: ¡Uy que sí dice...! ¡será sinvergüenza! ¡pero si tienes una cara más seria que pareces una estatua!

P: Que no hombre, que esque estoy muy concentrada

M: Aaaanda... concentrada dice... pues sí que tienes que estar concentrada para estar tan seria, ¡dile a tu jefa que te suba el sueldo hombre, que no se puede estar tan seria!

P: ¡Que no estoy seria amigo!

M: ¡Uy que no! qué poca vergüenza tienes, yo me acuerdo cuando yo venía y me sonreías, ahora ya ni eso... esque vamos, todo lo bueno no dura de verdad, qué pena...

P: ¡Anda anda, déjate, que sí que sonrío hombre!

M: ¡Mira y ahora va y me sonríe! si esque de verdad, qué caradura... ¡contentito tienes que tener al novio...!

P: Pues sí, mucho (intentando fijar la mirada en la pantalla a ver si se da por aludido)

M: Ya ya... voy a hablar yo con él que estará quemaíto el pobre hombre.... con una mujer así, tan desagradecida...


... y así durante unos 20 minutos de conversación gratuíta y en espiral. Pues claro, cualquiera retoma el hilo de lo que estaba haciendo... "pero a ver, ¿a Esther no la había yo metido en el grupo 7? ¡ah no, que ésa era Ester!"


... y esque esto de estar en recepción es una invitación constante a que me interrumpan y me distraigan, y claro, ¿así como voy a estar centrada en lo que hago?, si esque yo lo que necesito es un ascenso como una casa y que me saquen de aquí, el epicentro de la oficina y deje de estar de paso para todo el mundo, macizos, mongos y todo lo que haya entre medias...
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