lunes, 27 de enero de 2014

Buscando una vida mejor

Hace unos días estuve en la consulta del psiquiatra para que me diera recetas para mis pastillas. No me entiendan mal, cuando digo mis pastillas me refiero a la pequeña ayuda anímica que tomo desde hace un tiempo para ayudarme a pasar por una época difícil, eso es todo.

El caso es que tuve que esperar un par de horas en la sala de espera porque fui sin cita ante la urgencia de que se me habían terminado mis reservas, así que me armé de paciencia, me fui con mi móvil hasta arriba de batería y pasé lo que me pareció toda la mañana observando los pacientes habituales de los tres psiquiatras del centro.

Y entonces lo entendí todo.

Entendí por qué los cuatro doctores que me han tratado a lo largo de los últimos ocho años de mi vida siempre actúan como si lo que tengo fuera un simple dolor de cabeza que yo misma me estoy provocando para llamar la atención. Viendo a aquel hombre preguntándonos cada cuatro minutos a todos los que estábamos en la sala si le conocíamos de algo, o a aquel otro vestido con ropa tres tallas más pequeña hacer sus ejercicios de estiramiento en mitad de la sala de espera y enseñándonos su barriga en el proceso, o a la chica jóven que parecía normal hasta que entró en consulta y entonces todos pudimos oír como gritaba y lloraba desesperada al contarle al doctor sus avances, para salir luego más fresca que una lechuga y dar paso a otro paciente... viéndoles a todos ellos entendí que tratar a alguien como yo, que después de una vida complicada se siente a veces un poco superada y ése es todo su problema, pues debe ser un juego de niños.


Pero no es así. Hace ocho años que decidí que quería pedir ayuda, y hasta que no he dado con mi último médico no siento que haya sido tratada con la importancia en que un paciente deba ser tratado, aunque su problema comparado con el de los demás sea ínfimo. A veces he sentido ganas de decirle a alguno de mis doctores que había intentado tirarme a las vías del tren sólo para sentir que escuchaba lo que le estaba diciendo, porque su mirada de "ya salió la exagerada" me hacía perder los nervios.

Vale, no oigo voces. Vale, no me corto los brazos para ver cuánto sangro. Vale, no tengo manía persecutoria ni pienso que alguien me sigue y me pincha el teléfono. Pero me siento triste, decepcionada e inaceptablemente sobrepasada.


Así que ante la impotencia de buscar ayuda y sentir que las únicas personas que pueden ayudarte no te toman en serio, decidí buscar ayuda por mi cuenta y buscar información sobre mis problemas yo misma, y después de años y años leyendo sobre depresión, trastornos obsesivo-compulsivos, síndromes de asperger y otros muchísimos problemas mentales (no es que yo padezca ninguno de ellos, simplemente quería aprender sobre la mente y sus idas de pinza en profundidad), entendí muchísimas cosas sobre mí misma, sobre mucha gente que conozco y he conocido a lo largo de mi vida y descubrí que hay un millón de ideas equivocadas, clichés y mitos que tenemos sobre la salud metal, y éstas son algunas de las que más me chirrían y que observo a menudo:



- La gente deprimida se siente constantemente desgraciada

A pesar de la idea que hemos tenido siempre, la depresión no es una constante manifestación de pesimismo y desesperación. Ése es uno de los motivos por los que a la gente le cuesta tanto detectar que alguien de su entorno está deprimido. ¿Cómo va a estar Pepe deprimido con las risas que se echa y las fiestas que se pega?.

Pero la verdad es que la gente normalmente se siente bien y en un estado de ánimo agradable cuando están en sociedad porque los problemas quedan en segundo plano cuando estás hablando de trivialidades con gente con la que no profundizas. Pero cuando estás solo y de repente te ataca una ola de pánico y tristeza, ahí es cuando la depresión hace acto de presencia. Tus amigos no están ahí para verlo, y tú no quieres hablar de ello porque tu cabecita te dice que no les va a importar un carajo.


Hay muchas otras veces en las que te encuentras bien solo y a tu bola y desesperadamente desgraciado cuando estás con gente. Tu estado de ánimo es bastante aleatorio, como si tu cerebro estuviera jugando a la ruleta con tus emociones. Y no hay nada que puedas hacer al respecto.



- La depresión es, básicamente, estar triste


Cuando oyes que alguien está deprimido, asumes que esa persona está triste, porque... eso es lo que significa estar deprimido... ¿no?. Pero lo cierto es que, mientras a algunas personas la depresión les afecta de forma que viven su vida sumidos en un mundo gótico y lúgubre, a cada persona le afecta de una manera completamente diferente.

Los síntomas contradictorios son parte de lo que hace que la depresión sea dificil de detectar. A veces no consigues conciliar el sueño y otras veces te duermes una siesta antes de comer y te despiertas en mitad de la noche, y de cualquiera de las dos formas no le das importancia y no piensas que forma parte de un problema mayor. A veces pierdes un montón de peso, ya sea por los nervios, el constante estado de tensión en el que vives, el desorden alimenticio que te crea el pasar de todo en esta vida... y otras veces puedes empezar a ganar peso de manera exagerada, ya sea porque echas mano de la comida basura para intentar sentirte menos solo o porque has decidido descuidarte por completo. A veces tienes una mala leche y una rabia contenida que todo el mundo te cae mal y le pegarías una patada en la boca a cualquiera que te dé los buenos días, y otras veces te resbala todo, llegas tardísimo a trabajar y te la pela, tu pareja te dice que si sigues así te pone las maletas en la puerta y lo único que te importa es que te deje en paz y pierdes la ilusión hasta por ver a tus mejores amigos.


Esos son sólo algunos síntomas que yo he experimentado, pero a otra gente le puede atacar de forma que no recuerdan cosas que han hecho, obsesionándose con cosas que les hacen sentirse menos solos (engancharse de manera obsesiva a una serie, pasar más de la mitad de las horas del día jugando compulsivamente a algún juego en internet perdiendo la noción del tiempo por completo, bajarse discografías completas y obsesionarse con un artista...), descuidando su propia higiene y/o la de sus mascotas y/o hijos...y por supuesto todo esto te lleva a añadir aún más problemas a tu vida, porque es muy dificil sentirse motivado para llevar a cabo todas las tareas del día a día cuando te sientes triste, cansado y te faltan los nutrientes que te aportan las funciones vitales que has descuidado.



- Los antidepresivos no sirven para nada


Todos hemos oído lo de que los antidepresivos son una estafa. Todos sabemos que si vas al médico y dices que te quieres morir, te infla a pastillas y te da una baja por depresión para curarse en salud no vaya a ser que luego te suicides y le retiren el título. Todos hemos pensando alguna vez en buscar ayuda química para nuestra tristeza... y luego hemos desestimado la idea pensando que es una droga tan potente como la heroína que luego nunca jamás vamos a ser capaces de dejar. Normalmente estas ideas van acompañadas de unas bonitas estadísticas que nos cuentan que en Estados Unidos la gente toma más antidepresivos que agua, y además, siempre hay alguien que nos dice que en los tiempos de nuestros padres la gente resolvía sus problemas echándole un par de huevos, y no llenándose el estómago de química y llenando los bolsillos de las farmacéuticas.


Pero lo primero de todo, el porcentaje de depresión está aumentando simplemente porque estamos aprendiendo por fin a diagnosticarlo, ésa es mi opinión. Es exactamente igual que el porcentaje de gente discapacitada mental leve está aumentando porque hemos dejado de ver a los dicapacitados como "el tonto del barrio". Así de sencillo.


Es cierto que a algunas personas los antidepresivos no les resultan efectivos, eso es porque el cerebro humano es inmensamente complicado y aún nos queda mucho camino por recorrer para entenderlo. Por supuesto que el mismo tratamiento no funciona para todo el mundo, pero a otras personas, entre las que me incluyo, los antidepresivos les ayudan de manera más que satisfactoria, y sería muy irresponsable negarlo. Sería como decir que porque los chequeos médicos no detecten el cáncer a la altura de poder evitarlo en todos los casos no tiene sentido hacerse chequeos.

El problema real con los antidepresivos es que la gente está muy equivocada con respecto a su función. No son pastillitas mágicas super chachis que borran todos tus problemas y pintan de arco iris tu realidad para que puedas ir por la vida teniendo éxito en todo lo que te propones. Los antidepresivos son simplemente una pequeña parte de un proceso de autocuración. De hecho las pastillitas son una de las partes más tediosas y largas de la depresión, porque puede llevarte meses encontrar qué medicamento y en qué cantidad va a hacer el efecto deseado en tu problema.


El objetivo de los antidepresivos no es resolver todos tus problemas. El objetivo real es evitar que te sientas desbordado para que puedas resolverlos tú mismo.



- Si no tienes ciertos síntomas no es una depresión

A ver, desde mi punto de vista hay tres tipos de depresiones, la gente depresiva, que es así como enfermedad crónica y tiene que tratársela de por vida como si sufriera de cualquier otra enfermedad, la gente deprimida, es decir, gente que está pasando por un proceso duro de estado de ánimo con consecuencias durísimas, incluso pensamientos suicidas si llega el caso (aunque no necesariamente tiene que ser tan extremo) y la gente "depre", entre los cuales me incluyo, gente que hemos pasado por procesos complicados y nos sentimos saturados y por momentos perdemos las ganas de seguir luchando. Son completamente distintos y en realidad tienen nada que ver entre sí, aunque algunos síntomas pueden ser muy parecidos.

Cuando empecé con mi "depre" le comenté a una persona que tenía problemas de ansiedad lo que me había recetado mi médico y me dijo algo así como "bah, eso no es nada, eso es como comerse un sugus", lo cual es como decirle a una mujer con un quiste en los ovarios que menuda tontería porque a tu padre le tuvieron que estirpar el riñón por un cáncer.


Estar deprimido, depre o lo que sea es duro, no tanto como otras cosas en esta vida pero para ti es tu problema, y que te traten de exagerada es lo más desagradable del mundo. Si alguien os cuenta que se siente sin fuerzas y triste, por favor, no le quitéis importancia a sus problemas, al menos en su cara, podéis pensar lo que queráis, pero para esa persona ése es su problema, independientemente de los tuyos, así que decirle que son tonterías definitivamente no le va a ayudar.





- Las mujeres tienen más tendencia a la depresión que los hombres


Es cierto que hay el doble de mujeres diagnosticadas con depresión que hombres, pero eso es simplemente porque la sociedad desanima bastante a los hombres a que busquen ayuda. Los hombres muy hombres no sufren de estados emocionales parecidos a los de una niñata adolescente, si se sienten tristes, pues un pack de seis cervezas y un partido de futbol y arreglado. Los hombres que hablan de sus sentimientos son, básicamente, unos calzonazos.


Así que mienstras que a las mujeres nos dan nuestros tratamientos y nos apoyan, los hombres tienden más a lidiar con sus problemas ellos solitos y abusar de otro tipo de cosas como el alcohol, el trabajo y hasta incluso la violencia. Las estadístican hablan por sí solas.



- La gente deprimida tiene que tomarse la vida de otra manera y dejar de estarlo


Como si fuera una elección personal. Por supuesto que la depresión es algo contra lo que hay que luchar y no hay que quedarse estancado y aceptar la tristeza y la soledad como una parte más de tu vida, pero dar por hecho que el estar deprimido es una elección personal es como decirle a alguien con una pierna rota que deje de intentar llamar la atención haciendose el enfermo.






Me entristece de verdad que mucha gente que he conocido con un evidente caso de "depre" o incluso de depresión en toda regla no sea capaz de pedir ayuda, porque a mí me fue tan bien con ayuda tanto química como emocional que simplemente saber que lo que sientes no son exageraciones tuyas ni idas de olla, que son problemas reales con soluciones de lo más simples, que en el fondo todos somos de libro y que podemos aspirar a una vida mucho mejor, que con esta entrada me encantaría aportar un pequeñísimo granito de arena a la concienciación general de la gente para que si se sienten tristes, busquen ayuda, cuando nos duele la cabeza nos tomamos una aspirina sin dudarlo, así que no deberían asustarnos otros medicamentos que son exactamente igual de buenos o malos para nosotros y nuestro organismo.



viernes, 17 de enero de 2014

Luz a través de las grietas

Recientemente me he dado cuenta de que a lo largo de las últimas etapas de mi vida hay una lastra concreta que me he quitado poco a poco y sin darme cuenta. No sé exactamente cuándo dejó de tener presencia en mi vida, ni siquiera sé si trabajé de forma consciente en eliminarla o fue algo que tocó fondo por sí mismo en mi proceso general de evolución, como si el hecho de madurar emocionalmente conllevara eliminar esa faceta de por sí, pero el caso es que hace mucho tiempo que no siento rabia.


Cuando digo rabia no me refiero a esa ira momentánea que te da cuando alguien te hace daño y le matarías ahí mismo (ésa sí la siento, por desgracia), me refiero a vivir con rabia, a ser de esas personas que la pinchas y salta, que vive enfadada con la humanidad y constantemente siente ganas de hacer pagar al mundo por lo que le hizo.


Pues no, no la siento, afortunadísimamente. Sin embargo, estoy sufriendo la rabia de una persona dispuesta a que mi vida sea un desastre, sólo por su cólera, con lo que encima ni siquiera soy yo la que decide que la ira controle mi vida, alguien lo ha elegido por mí y soy la diana de toda su furia.



Reconozco que yo, a pesar de haber vivido con una rabia terrible durante muchos años de mi vida, no lo "pagaba" con nadie, la víctima de ese comportamiento era yo misma, con lo que sentir que una persona disfruta cuando te hace daño sólo porque siente rabia hacia ti es una sensación de impotencia que te hace sentir increíblemente vulnerable. La energía de otra persona se alimenta de quitarte a ti la tuya, vaya bonita manera de pasear por la vida. Pero así es, la rabia es así, así de embaucadora y así de potente.



La rabia es uno de los sentimientos más peligrosos que podemos tener, porque nos hace sentir poderosos, nos ofrece la sensación de tener el control de la situación. Siento rabia, puedo hacer lo que me dé la gana, puedo pegar un puñetazo a la pared y fracturarme la mano, puedo tirar mi móvil contra la puerta y cargarme el cristal, puedo meterte un grito y decirte que te calles, puedo insultarte aunque tú no tengas la culpa de nada, puedo coger el ordenador, arrancar los cables de la pared y tirarlo por la ventana. Total, siento rabia, me puedo permitir el lujo de actuar así.


Pero en realidad la rabia es un sentimiento que nos estanca en el dolor y no nos permite avanzar, porque cuando dejas que la rabia controle tu vida y tus actos, tus verdaderos sentimientos se pierden, y si se pierden, no puedes gestionarlos de la manera en que deberían ser tratados. Es mucho más fácil sentir rabia, ira, furia... que admitir que te sientes herido. La rabia es un mecanismo de defensa, como tu armadura, lo último que quieres hacer es exponer tus verdaderos sentimientos de dolor y arriesgarte a que te hagan daño de nuevo, pero esa pared de rabia e ira evita que cualquiera pueda ver todas las cosas buenas que en realidad tienes, porque si alguien vive su vida con rabia no es porque sea su personalidad, es simplemente una fachada que ha elegido, detrás de esa pared hay una persona, buena o mala, no lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que está herida.


Pero todos estamos heridos, a todos nos han hecho daño, todos tenemos nuestros duelos que aún estamos trabajando en superar, todos podríamos elegir ese camino e ir por la vida con nuestro muro donde nadie puede entrar pero disparando flechas de ira desde donde nadie puede ver quiénes somos realmente. Todos podríamos hacer eso. Pero eso nos impide avanzar. Cuando sientes rabia por algo, por alguien que no te valoró y destrozó una parte de tu vida, hay que forzarse a uno mismo a profundizar, a buscar por debajo de toda esa ira, y permitirnos sentir el dolor y sentir todas las cosas que nos hirieron, y de esa forma, antes o después la herida sanará. Dejará cicatrices, como todo, pero sanará. Si escondemos ese dolor detrás de un muro de mal humor, de desconfianza por el mundo, de pérdida de papeles constante y de malos sentimientos hacia la raza humana, no queda sitio para que seamos felices, para sentirnos queridos, lo único que queda es algo que cada día se va incrustando un poco más en nuestra piel, en nuestra personalidad, en nuestra forma de ser, hasta que se nos olvida quiénes éramos antes de que nos hicieran daño de aquella manera.


¿Y cómo podemos evitar sentirnos dominados por la rabia?, no nos queda más remedio que dejarlo marchar, dejar marchar todo aquello que nos atormenta. La ira te proteje de los sentimientos que te hacen daño, pero ¿cómo vas a superar esos sentimientos si los cubres de rabia y los entierras en el lugar más profundo que conoces?.



Yo me he librado de esa rabia, afortunadamente. Me queda mucho camino por recorrer y trabajo todos los días en quitarle las malas hierbas a mi corazón, pero no vivo estancada en un sentimiento de rabia. He sido agredida emocionalmente, he sido abandonada, me he sentido traicionada y he acabado en una situación terriblemente compleja por elecciones que no fueron mías, por situaciones a las que fui forzada, pero he trabajado en ello, he profundizado más allá de mi ira, y no he permitido que la rabia sea el sentimiento predominante entre todos los que tengo, y estoy muy orgullosa de ello. Dejo sitio para la felicidad y dejo sitio para el amor. No voy a mentir, hay días, muchos días y noches que lloro como una niña, hay días que lo único que me siento es destrozada, pero lo qué sé es que no vivo ahogada por la rabia, y de esa forma mi alma puede respirar.



Sin embargo sufro a diario las consecuencias de alguien que sí vive en la más absoluta de las iras, en el rencor, en la venganza, y sus granadas me estallan cada vez más cerca, pero supongo que es una cuestión de tiempo, porque desde luego hoy por hoy él mismo está saboteando cualquier pequeña oportunidad de que la felicidad entre en su vida de cualquier forma. No deja lugar a ser feliz y no deja lugar a ser amado, y ésa es la mayor tragedia que ha podido sufrir en su vida.




Así que reto a todos mis lectores a que no sientan rabia por hoy, a cavar en lo más profundo y llorar si hace falta, pero encontrar todos esos pedazos heridos de vuestro alma y sacarlos a la superficie donde puedan respirar. La asfixia mata incluso al más básico de nuestros órganos, así que no podemos dejar que la rabia sea otra tragedia más de nuestras vidas, porque creo que cualquiera de nosotros se merece mucho más que una existencia vivida con furia.


Alguien a quien respeto mucho me dijo una vez que cuando tu corazón está roto, cuando está resquebrajado por todos los golpes que ha recibido... la luz puede pasar a través de sus grietas, y eso es algo que no podría ocurrir si no estuviera roto.


Así que... ¿por qué no dejamos que la luz entre a través de las grietas de nuestro fracturado corazón... y nos permitimos sentir esa sensación?






lunes, 6 de enero de 2014

Imagine all the people...

Es gracioso como los libros y las películas futuristas siempre nos muestran una humanidad totalmente fuera de control, una especie de anarquía absoluta, un ansia de carnaza, de comernos los unos a los otros, una falta de espiritualidad bestial, como si porque exista Sálvame eso fuera a lo que nos dirigiéramos.


Hace poco terminé de leerme El fugitivo, de Stephen King (que aunque tuvo su versión cinematográfica, nada tiene que ver con la película ni la historia de la peli de Harrison Ford). El libro cuenta la historia de un reality en el que el principal atractivo es la muerte de los participantes. El protagonista es el padre de una niña profundamente enferma que decide participar atraído por los golosos premios si consigues salir vivo del concurso. Las normas del juego se basan en ir por ahí intentando mantenerte vivo el mayor número de días posible para que vayan aumentando los premios, cualquier persona que te vea por la calle puede matarte, y por supuesto tienes a unos señores contratados por el programa intentando encontrarte para matarte de la manera más sádica posible. Así de bonito nos pinta los mediados del siglo XXI mi escritor favorito.


Pero en realidad, si rebuscamos en el cine y la literatura futurista de los últimos 30 años, lo que nos encontramos es lo mismo, una crítica apabullante de la sociedad actual a base de mostrarnos hacia dónde se dirige el ser humano según estamos actuando en la actualidad.


Y no sé, qué quieren que les diga, yo discrepo enormemente.



Obviamente nuestra sociedad está bastante deshumanizada, de eso no me cabe ninguna duda, pero si miro hacia atrás, lo que veo es una sociedad aún mucho peor. Hace 10 años, si dejabas unas zapatillas de marca a la vista en los vestuarios de una piscina, cuando volvías no estaban. Matemático. Hace 20 años a mis padres les daba miedo que mi hermano llevara el pelo largo porque podía venir un grupo de skinheads y romperte las costillas en una esquina. Hace 60 años se consideraba divertido reírse de una mujer, tocarla el culo sin su permiso y humillarla si entraba en una sala llena de hombres. Vamos, que si ibas a poner una denuncia por malos tratos el policía te decía que "algo habrás hecho". Y si nos vamos aún más hacia atrás, en las plazas de los pueblos se quemaba a seres humanos vivos como castigo y todo el mundo iba a verlo como diversión. Qué bonito.


No creo que nada de esto pase hoy en día. Ni siquiera creo que hoy por hoy estés socialmente considerado un hippy lleno de piojos por llevar el pelo largo, como en los 90. Y esto es un claro ejemplo de que, aunque despacio, vamos avanzando en cuanto a derechos humanos. Ya no es obligatorio hacer la mili, maltratar a un animal de cualquier especie es algo terriblemente visto por la sociedad, los colegios se involucran muchísimo más si hay casos de acoso escolar (aunque aún nos queda un largo camino en eso), para una mujer es muy fácil salir de una relación de maltrato por la ayuda y apoyo que recibe, y no quiero ni contar el tremendo avance que hemos hecho con respecto a los matrimonios gays. Sinceramente pienso que nuestros nietos nunca terminarán de entender qué problema tenía la gente con que los pobres gays se casen con quien ellos quieran.


Si miramos hacia atrás en la historia, los conservadores extremos siempre han sido castigados por la sociedad. No porque estén equivocados o no, si no porque viven completamente estancados. Si te quedas en el mismo sitio mientras el mundo continúa moviéndose, el mundo te va a dejar atrás, y sinceramente pienso que una persona demasiado conservadora no le gusta a nadie, a absolutamente nadie, y están predestinados a convertirse en una minoría aislada en la que sólo se entienden entre ellos y nadie más les acepta, simplemente porque ellos no aceptan a nadie más.


Hoy por hoy vivimos en un mundo en el que un hombre negro (y a favor del matrimonio gay) dirije el mundo, una chica pakistaní fue reconocida en su país por luchar por la educación de las chicas pakistaníes (incluso después de que un talibán la disparara en la cabeza) y un hombre negro que luchó por la interracialidad en el congreso de su país recibió el premio nobel de la paz por su labor anti-racista. Repito, un hombre NEGRO decidió mantener a la gente BLANCA para trabajar con él mientras fue presidente. ¿Nos alegramos de todo esto? por supuesto. ¿Deberíamos estar sorprendidos? no lo creo.


Aunque nos parezca que la raza humana está completamente deshumanizada, creo firmemente que vamos en el camino correcto, creo que nuestros nietos vivirán el final de las guerras (sí, lo creo sinceramente) y creo también que nuestros nietos, aparte de flipar con lo del matrimonio gay, nos dirán... "que cogíais a un toro, le clavabais pinchos, intentabais matarle con una espada, y si el toro era más fuerte que todo eso y lo sorteaba... ¿¿¿le sometíais y le matabais de forma fácil sin darle la oportunidad de salir victorioso por haber sido el más fuerte de los dos en la batalla???". Pues sí, querido nieto. Y colgábamos sus cabezas en los bares de cañas.


A mí lo que más me molesta de que la gente piense que el hombre está perdiendo su sensibilidad humana es el tema de las tecnologías. Me da una rabia horrible que la gente opine que desde que existen las redes sociales o el WhatsApp nos relacionamos menos, porque precisamente desde que existen las redes sociales, yo opino que nos relacionamos MÁS. Vamos, yo nunca he llamado a nadie para quedar y me ha dicho "ay no, lo siento, no puedo salir hoy, tengo planes, esque voy a quedarme en casa mirando el Facebook...". Y realmente el WhatsApp lo que sirve es para tener una comunicación mucho más fluida, yo con la gente con la que chateo por WhatsApp es la gente a la que veo, y la gente con la que hablo por WhatsApp y no veo nunca, si no fuera por el WhatsApp... pues no hablaría con ellos jamás. Me molestan profundamente esos cartelitos que la gente cuelga en Facebook que te sale un niño mirando un Ipad y un niño del tercer mundo agarrando un pajarito y pone arriba "¿cuál crees que es más feliz?". Pues mire usté, ni uno es mejor que el otro ni el niño que está jugando al Candy Crush es más idiota que el del pajarito, que nuestros hijos estén creciendo con tecnologías no les hace más atontaos, ni tampoco les quita tiempo de ver pajaritos, que lo mismo me fastidian ese tipo de fotos idiotas en las que idolatran la vida tercermundista que los cartelitos de "¿Te quejas porque pasas poco tiempo con tus hijos? ¡pues apaga este cacharro y vete con ellos!", pero bueno, a ver si esque por tener un IPad paso menos tiempo con mis hijos, y lo mejor de todo esque la gente cuelga esos cartelitos... ¡a través de Facebook!, qué absurdos somos a veces, de verdad...

Cuando Eric estuvo ingresado hace unos días, no me hizo falta más que colgar una foto suya malito para en menos de dos horas tener unos 50 comentarios de gente preocupada por él, rezando por él, preguntándome por sus avances y mandándome toda su buena energía de corazón. El WhatsApp echaba humo de todo lo que la gente me escribió para saber cómo estaba. Si no hubiesen existido las tecnologías, nadie más allá de la familia más cercana o algún despistao que me hubiera llamado para felicitarme las fiestas se hubiera enterado. ¿Es eso dar un paso atrás en cuanto a relaciones humanas? no señor, eso es dar un paso adelante, así que dejar de echar la culpa a las tecnologías de vuestra falta de contacto con vuestra gente, porque al contrario de lo que la gente critica... a través de Facebook (bonita e incongruente IRONÍA, de verdad), las tecnologías nos lo ponen MÁS FÁCIL para tener más contacto entre nosotros, y gracias a las tecnologías tuve la oportunidad de reencontrarme con gente como por ejemplo Araceli, gracias a las tecnologías conocí a Diana y a Marcos, gracias a las tecnologías puedo saber cómo está alguna gente que de otra forma me costaría dinero porque tendría que llamarla (eso si tengo su teléfono...), etc.


Así que no os sintáis sorprendidos si las religiones (que para mi gusto son radicalmente menos conservadoras de unos años para acá) empiezan a llevarse bien entre ellas, o si los líderes de dentro de unos años son mucho más modernos y abiertos de mente de lo que cabría esperar, porque yo, al contrario de la creencia general y de la creencia de mi amigo Stephen King, considero que la raza humana camina en la dirección correcta. Pisando huevos, eso sí, pero en la dirección correcta.





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