lunes, 6 de enero de 2014

Imagine all the people...

Es gracioso como los libros y las películas futuristas siempre nos muestran una humanidad totalmente fuera de control, una especie de anarquía absoluta, un ansia de carnaza, de comernos los unos a los otros, una falta de espiritualidad bestial, como si porque exista Sálvame eso fuera a lo que nos dirigiéramos.


Hace poco terminé de leerme El fugitivo, de Stephen King (que aunque tuvo su versión cinematográfica, nada tiene que ver con la película ni la historia de la peli de Harrison Ford). El libro cuenta la historia de un reality en el que el principal atractivo es la muerte de los participantes. El protagonista es el padre de una niña profundamente enferma que decide participar atraído por los golosos premios si consigues salir vivo del concurso. Las normas del juego se basan en ir por ahí intentando mantenerte vivo el mayor número de días posible para que vayan aumentando los premios, cualquier persona que te vea por la calle puede matarte, y por supuesto tienes a unos señores contratados por el programa intentando encontrarte para matarte de la manera más sádica posible. Así de bonito nos pinta los mediados del siglo XXI mi escritor favorito.


Pero en realidad, si rebuscamos en el cine y la literatura futurista de los últimos 30 años, lo que nos encontramos es lo mismo, una crítica apabullante de la sociedad actual a base de mostrarnos hacia dónde se dirige el ser humano según estamos actuando en la actualidad.


Y no sé, qué quieren que les diga, yo discrepo enormemente.



Obviamente nuestra sociedad está bastante deshumanizada, de eso no me cabe ninguna duda, pero si miro hacia atrás, lo que veo es una sociedad aún mucho peor. Hace 10 años, si dejabas unas zapatillas de marca a la vista en los vestuarios de una piscina, cuando volvías no estaban. Matemático. Hace 20 años a mis padres les daba miedo que mi hermano llevara el pelo largo porque podía venir un grupo de skinheads y romperte las costillas en una esquina. Hace 60 años se consideraba divertido reírse de una mujer, tocarla el culo sin su permiso y humillarla si entraba en una sala llena de hombres. Vamos, que si ibas a poner una denuncia por malos tratos el policía te decía que "algo habrás hecho". Y si nos vamos aún más hacia atrás, en las plazas de los pueblos se quemaba a seres humanos vivos como castigo y todo el mundo iba a verlo como diversión. Qué bonito.


No creo que nada de esto pase hoy en día. Ni siquiera creo que hoy por hoy estés socialmente considerado un hippy lleno de piojos por llevar el pelo largo, como en los 90. Y esto es un claro ejemplo de que, aunque despacio, vamos avanzando en cuanto a derechos humanos. Ya no es obligatorio hacer la mili, maltratar a un animal de cualquier especie es algo terriblemente visto por la sociedad, los colegios se involucran muchísimo más si hay casos de acoso escolar (aunque aún nos queda un largo camino en eso), para una mujer es muy fácil salir de una relación de maltrato por la ayuda y apoyo que recibe, y no quiero ni contar el tremendo avance que hemos hecho con respecto a los matrimonios gays. Sinceramente pienso que nuestros nietos nunca terminarán de entender qué problema tenía la gente con que los pobres gays se casen con quien ellos quieran.


Si miramos hacia atrás en la historia, los conservadores extremos siempre han sido castigados por la sociedad. No porque estén equivocados o no, si no porque viven completamente estancados. Si te quedas en el mismo sitio mientras el mundo continúa moviéndose, el mundo te va a dejar atrás, y sinceramente pienso que una persona demasiado conservadora no le gusta a nadie, a absolutamente nadie, y están predestinados a convertirse en una minoría aislada en la que sólo se entienden entre ellos y nadie más les acepta, simplemente porque ellos no aceptan a nadie más.


Hoy por hoy vivimos en un mundo en el que un hombre negro (y a favor del matrimonio gay) dirije el mundo, una chica pakistaní fue reconocida en su país por luchar por la educación de las chicas pakistaníes (incluso después de que un talibán la disparara en la cabeza) y un hombre negro que luchó por la interracialidad en el congreso de su país recibió el premio nobel de la paz por su labor anti-racista. Repito, un hombre NEGRO decidió mantener a la gente BLANCA para trabajar con él mientras fue presidente. ¿Nos alegramos de todo esto? por supuesto. ¿Deberíamos estar sorprendidos? no lo creo.


Aunque nos parezca que la raza humana está completamente deshumanizada, creo firmemente que vamos en el camino correcto, creo que nuestros nietos vivirán el final de las guerras (sí, lo creo sinceramente) y creo también que nuestros nietos, aparte de flipar con lo del matrimonio gay, nos dirán... "que cogíais a un toro, le clavabais pinchos, intentabais matarle con una espada, y si el toro era más fuerte que todo eso y lo sorteaba... ¿¿¿le sometíais y le matabais de forma fácil sin darle la oportunidad de salir victorioso por haber sido el más fuerte de los dos en la batalla???". Pues sí, querido nieto. Y colgábamos sus cabezas en los bares de cañas.


A mí lo que más me molesta de que la gente piense que el hombre está perdiendo su sensibilidad humana es el tema de las tecnologías. Me da una rabia horrible que la gente opine que desde que existen las redes sociales o el WhatsApp nos relacionamos menos, porque precisamente desde que existen las redes sociales, yo opino que nos relacionamos MÁS. Vamos, yo nunca he llamado a nadie para quedar y me ha dicho "ay no, lo siento, no puedo salir hoy, tengo planes, esque voy a quedarme en casa mirando el Facebook...". Y realmente el WhatsApp lo que sirve es para tener una comunicación mucho más fluida, yo con la gente con la que chateo por WhatsApp es la gente a la que veo, y la gente con la que hablo por WhatsApp y no veo nunca, si no fuera por el WhatsApp... pues no hablaría con ellos jamás. Me molestan profundamente esos cartelitos que la gente cuelga en Facebook que te sale un niño mirando un Ipad y un niño del tercer mundo agarrando un pajarito y pone arriba "¿cuál crees que es más feliz?". Pues mire usté, ni uno es mejor que el otro ni el niño que está jugando al Candy Crush es más idiota que el del pajarito, que nuestros hijos estén creciendo con tecnologías no les hace más atontaos, ni tampoco les quita tiempo de ver pajaritos, que lo mismo me fastidian ese tipo de fotos idiotas en las que idolatran la vida tercermundista que los cartelitos de "¿Te quejas porque pasas poco tiempo con tus hijos? ¡pues apaga este cacharro y vete con ellos!", pero bueno, a ver si esque por tener un IPad paso menos tiempo con mis hijos, y lo mejor de todo esque la gente cuelga esos cartelitos... ¡a través de Facebook!, qué absurdos somos a veces, de verdad...

Cuando Eric estuvo ingresado hace unos días, no me hizo falta más que colgar una foto suya malito para en menos de dos horas tener unos 50 comentarios de gente preocupada por él, rezando por él, preguntándome por sus avances y mandándome toda su buena energía de corazón. El WhatsApp echaba humo de todo lo que la gente me escribió para saber cómo estaba. Si no hubiesen existido las tecnologías, nadie más allá de la familia más cercana o algún despistao que me hubiera llamado para felicitarme las fiestas se hubiera enterado. ¿Es eso dar un paso atrás en cuanto a relaciones humanas? no señor, eso es dar un paso adelante, así que dejar de echar la culpa a las tecnologías de vuestra falta de contacto con vuestra gente, porque al contrario de lo que la gente critica... a través de Facebook (bonita e incongruente IRONÍA, de verdad), las tecnologías nos lo ponen MÁS FÁCIL para tener más contacto entre nosotros, y gracias a las tecnologías tuve la oportunidad de reencontrarme con gente como por ejemplo Araceli, gracias a las tecnologías conocí a Diana y a Marcos, gracias a las tecnologías puedo saber cómo está alguna gente que de otra forma me costaría dinero porque tendría que llamarla (eso si tengo su teléfono...), etc.


Así que no os sintáis sorprendidos si las religiones (que para mi gusto son radicalmente menos conservadoras de unos años para acá) empiezan a llevarse bien entre ellas, o si los líderes de dentro de unos años son mucho más modernos y abiertos de mente de lo que cabría esperar, porque yo, al contrario de la creencia general y de la creencia de mi amigo Stephen King, considero que la raza humana camina en la dirección correcta. Pisando huevos, eso sí, pero en la dirección correcta.





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