lunes, 27 de enero de 2014

Buscando una vida mejor

Hace unos días estuve en la consulta del psiquiatra para que me diera recetas para mis pastillas. No me entiendan mal, cuando digo mis pastillas me refiero a la pequeña ayuda anímica que tomo desde hace un tiempo para ayudarme a pasar por una época difícil, eso es todo.

El caso es que tuve que esperar un par de horas en la sala de espera porque fui sin cita ante la urgencia de que se me habían terminado mis reservas, así que me armé de paciencia, me fui con mi móvil hasta arriba de batería y pasé lo que me pareció toda la mañana observando los pacientes habituales de los tres psiquiatras del centro.

Y entonces lo entendí todo.

Entendí por qué los cuatro doctores que me han tratado a lo largo de los últimos ocho años de mi vida siempre actúan como si lo que tengo fuera un simple dolor de cabeza que yo misma me estoy provocando para llamar la atención. Viendo a aquel hombre preguntándonos cada cuatro minutos a todos los que estábamos en la sala si le conocíamos de algo, o a aquel otro vestido con ropa tres tallas más pequeña hacer sus ejercicios de estiramiento en mitad de la sala de espera y enseñándonos su barriga en el proceso, o a la chica jóven que parecía normal hasta que entró en consulta y entonces todos pudimos oír como gritaba y lloraba desesperada al contarle al doctor sus avances, para salir luego más fresca que una lechuga y dar paso a otro paciente... viéndoles a todos ellos entendí que tratar a alguien como yo, que después de una vida complicada se siente a veces un poco superada y ése es todo su problema, pues debe ser un juego de niños.


Pero no es así. Hace ocho años que decidí que quería pedir ayuda, y hasta que no he dado con mi último médico no siento que haya sido tratada con la importancia en que un paciente deba ser tratado, aunque su problema comparado con el de los demás sea ínfimo. A veces he sentido ganas de decirle a alguno de mis doctores que había intentado tirarme a las vías del tren sólo para sentir que escuchaba lo que le estaba diciendo, porque su mirada de "ya salió la exagerada" me hacía perder los nervios.

Vale, no oigo voces. Vale, no me corto los brazos para ver cuánto sangro. Vale, no tengo manía persecutoria ni pienso que alguien me sigue y me pincha el teléfono. Pero me siento triste, decepcionada e inaceptablemente sobrepasada.


Así que ante la impotencia de buscar ayuda y sentir que las únicas personas que pueden ayudarte no te toman en serio, decidí buscar ayuda por mi cuenta y buscar información sobre mis problemas yo misma, y después de años y años leyendo sobre depresión, trastornos obsesivo-compulsivos, síndromes de asperger y otros muchísimos problemas mentales (no es que yo padezca ninguno de ellos, simplemente quería aprender sobre la mente y sus idas de pinza en profundidad), entendí muchísimas cosas sobre mí misma, sobre mucha gente que conozco y he conocido a lo largo de mi vida y descubrí que hay un millón de ideas equivocadas, clichés y mitos que tenemos sobre la salud metal, y éstas son algunas de las que más me chirrían y que observo a menudo:



- La gente deprimida se siente constantemente desgraciada

A pesar de la idea que hemos tenido siempre, la depresión no es una constante manifestación de pesimismo y desesperación. Ése es uno de los motivos por los que a la gente le cuesta tanto detectar que alguien de su entorno está deprimido. ¿Cómo va a estar Pepe deprimido con las risas que se echa y las fiestas que se pega?.

Pero la verdad es que la gente normalmente se siente bien y en un estado de ánimo agradable cuando están en sociedad porque los problemas quedan en segundo plano cuando estás hablando de trivialidades con gente con la que no profundizas. Pero cuando estás solo y de repente te ataca una ola de pánico y tristeza, ahí es cuando la depresión hace acto de presencia. Tus amigos no están ahí para verlo, y tú no quieres hablar de ello porque tu cabecita te dice que no les va a importar un carajo.


Hay muchas otras veces en las que te encuentras bien solo y a tu bola y desesperadamente desgraciado cuando estás con gente. Tu estado de ánimo es bastante aleatorio, como si tu cerebro estuviera jugando a la ruleta con tus emociones. Y no hay nada que puedas hacer al respecto.



- La depresión es, básicamente, estar triste


Cuando oyes que alguien está deprimido, asumes que esa persona está triste, porque... eso es lo que significa estar deprimido... ¿no?. Pero lo cierto es que, mientras a algunas personas la depresión les afecta de forma que viven su vida sumidos en un mundo gótico y lúgubre, a cada persona le afecta de una manera completamente diferente.

Los síntomas contradictorios son parte de lo que hace que la depresión sea dificil de detectar. A veces no consigues conciliar el sueño y otras veces te duermes una siesta antes de comer y te despiertas en mitad de la noche, y de cualquiera de las dos formas no le das importancia y no piensas que forma parte de un problema mayor. A veces pierdes un montón de peso, ya sea por los nervios, el constante estado de tensión en el que vives, el desorden alimenticio que te crea el pasar de todo en esta vida... y otras veces puedes empezar a ganar peso de manera exagerada, ya sea porque echas mano de la comida basura para intentar sentirte menos solo o porque has decidido descuidarte por completo. A veces tienes una mala leche y una rabia contenida que todo el mundo te cae mal y le pegarías una patada en la boca a cualquiera que te dé los buenos días, y otras veces te resbala todo, llegas tardísimo a trabajar y te la pela, tu pareja te dice que si sigues así te pone las maletas en la puerta y lo único que te importa es que te deje en paz y pierdes la ilusión hasta por ver a tus mejores amigos.


Esos son sólo algunos síntomas que yo he experimentado, pero a otra gente le puede atacar de forma que no recuerdan cosas que han hecho, obsesionándose con cosas que les hacen sentirse menos solos (engancharse de manera obsesiva a una serie, pasar más de la mitad de las horas del día jugando compulsivamente a algún juego en internet perdiendo la noción del tiempo por completo, bajarse discografías completas y obsesionarse con un artista...), descuidando su propia higiene y/o la de sus mascotas y/o hijos...y por supuesto todo esto te lleva a añadir aún más problemas a tu vida, porque es muy dificil sentirse motivado para llevar a cabo todas las tareas del día a día cuando te sientes triste, cansado y te faltan los nutrientes que te aportan las funciones vitales que has descuidado.



- Los antidepresivos no sirven para nada


Todos hemos oído lo de que los antidepresivos son una estafa. Todos sabemos que si vas al médico y dices que te quieres morir, te infla a pastillas y te da una baja por depresión para curarse en salud no vaya a ser que luego te suicides y le retiren el título. Todos hemos pensando alguna vez en buscar ayuda química para nuestra tristeza... y luego hemos desestimado la idea pensando que es una droga tan potente como la heroína que luego nunca jamás vamos a ser capaces de dejar. Normalmente estas ideas van acompañadas de unas bonitas estadísticas que nos cuentan que en Estados Unidos la gente toma más antidepresivos que agua, y además, siempre hay alguien que nos dice que en los tiempos de nuestros padres la gente resolvía sus problemas echándole un par de huevos, y no llenándose el estómago de química y llenando los bolsillos de las farmacéuticas.


Pero lo primero de todo, el porcentaje de depresión está aumentando simplemente porque estamos aprendiendo por fin a diagnosticarlo, ésa es mi opinión. Es exactamente igual que el porcentaje de gente discapacitada mental leve está aumentando porque hemos dejado de ver a los dicapacitados como "el tonto del barrio". Así de sencillo.


Es cierto que a algunas personas los antidepresivos no les resultan efectivos, eso es porque el cerebro humano es inmensamente complicado y aún nos queda mucho camino por recorrer para entenderlo. Por supuesto que el mismo tratamiento no funciona para todo el mundo, pero a otras personas, entre las que me incluyo, los antidepresivos les ayudan de manera más que satisfactoria, y sería muy irresponsable negarlo. Sería como decir que porque los chequeos médicos no detecten el cáncer a la altura de poder evitarlo en todos los casos no tiene sentido hacerse chequeos.

El problema real con los antidepresivos es que la gente está muy equivocada con respecto a su función. No son pastillitas mágicas super chachis que borran todos tus problemas y pintan de arco iris tu realidad para que puedas ir por la vida teniendo éxito en todo lo que te propones. Los antidepresivos son simplemente una pequeña parte de un proceso de autocuración. De hecho las pastillitas son una de las partes más tediosas y largas de la depresión, porque puede llevarte meses encontrar qué medicamento y en qué cantidad va a hacer el efecto deseado en tu problema.


El objetivo de los antidepresivos no es resolver todos tus problemas. El objetivo real es evitar que te sientas desbordado para que puedas resolverlos tú mismo.



- Si no tienes ciertos síntomas no es una depresión

A ver, desde mi punto de vista hay tres tipos de depresiones, la gente depresiva, que es así como enfermedad crónica y tiene que tratársela de por vida como si sufriera de cualquier otra enfermedad, la gente deprimida, es decir, gente que está pasando por un proceso duro de estado de ánimo con consecuencias durísimas, incluso pensamientos suicidas si llega el caso (aunque no necesariamente tiene que ser tan extremo) y la gente "depre", entre los cuales me incluyo, gente que hemos pasado por procesos complicados y nos sentimos saturados y por momentos perdemos las ganas de seguir luchando. Son completamente distintos y en realidad tienen nada que ver entre sí, aunque algunos síntomas pueden ser muy parecidos.

Cuando empecé con mi "depre" le comenté a una persona que tenía problemas de ansiedad lo que me había recetado mi médico y me dijo algo así como "bah, eso no es nada, eso es como comerse un sugus", lo cual es como decirle a una mujer con un quiste en los ovarios que menuda tontería porque a tu padre le tuvieron que estirpar el riñón por un cáncer.


Estar deprimido, depre o lo que sea es duro, no tanto como otras cosas en esta vida pero para ti es tu problema, y que te traten de exagerada es lo más desagradable del mundo. Si alguien os cuenta que se siente sin fuerzas y triste, por favor, no le quitéis importancia a sus problemas, al menos en su cara, podéis pensar lo que queráis, pero para esa persona ése es su problema, independientemente de los tuyos, así que decirle que son tonterías definitivamente no le va a ayudar.





- Las mujeres tienen más tendencia a la depresión que los hombres


Es cierto que hay el doble de mujeres diagnosticadas con depresión que hombres, pero eso es simplemente porque la sociedad desanima bastante a los hombres a que busquen ayuda. Los hombres muy hombres no sufren de estados emocionales parecidos a los de una niñata adolescente, si se sienten tristes, pues un pack de seis cervezas y un partido de futbol y arreglado. Los hombres que hablan de sus sentimientos son, básicamente, unos calzonazos.


Así que mienstras que a las mujeres nos dan nuestros tratamientos y nos apoyan, los hombres tienden más a lidiar con sus problemas ellos solitos y abusar de otro tipo de cosas como el alcohol, el trabajo y hasta incluso la violencia. Las estadístican hablan por sí solas.



- La gente deprimida tiene que tomarse la vida de otra manera y dejar de estarlo


Como si fuera una elección personal. Por supuesto que la depresión es algo contra lo que hay que luchar y no hay que quedarse estancado y aceptar la tristeza y la soledad como una parte más de tu vida, pero dar por hecho que el estar deprimido es una elección personal es como decirle a alguien con una pierna rota que deje de intentar llamar la atención haciendose el enfermo.






Me entristece de verdad que mucha gente que he conocido con un evidente caso de "depre" o incluso de depresión en toda regla no sea capaz de pedir ayuda, porque a mí me fue tan bien con ayuda tanto química como emocional que simplemente saber que lo que sientes no son exageraciones tuyas ni idas de olla, que son problemas reales con soluciones de lo más simples, que en el fondo todos somos de libro y que podemos aspirar a una vida mucho mejor, que con esta entrada me encantaría aportar un pequeñísimo granito de arena a la concienciación general de la gente para que si se sienten tristes, busquen ayuda, cuando nos duele la cabeza nos tomamos una aspirina sin dudarlo, así que no deberían asustarnos otros medicamentos que son exactamente igual de buenos o malos para nosotros y nuestro organismo.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Valentía, claridad en la exposición.Siempre hay una salida, y siempre empieza por diagnosticar el problema y pedir ayuda.Bravo

Anónimo dijo...

Aquí has metido el dedo en la llaga y justo donde duele. ¿Cómo no va a haber gente con depresión si cada vez priman mas los materialismos que los sentimientos?

Vamos a ver, depresión ha tenido la gente desde siempre pero ni por asomo a los niveles que estamos llegando. Este puñetero mundo consumista en el que nos estamos envolviendo donde la frase "tanto tienes tanto vales" cobra cada vez más sentido, es lo que nos lleva irremediablemente a ello joder. Desde que nacemos nos lobotomizan el cerebro con juguetes sexistas, series infantiles sexistas, ropa sexista y todo así. Las niñas son las sensibles princesas y los niños los machotes bravucones. Pues claro, con estos tópicos que mamamos desde pequeños es normal que el niño bravucón que se hace hombre no es que no pueda exteriorizar sus emociones o sentimientos a riesgo de caer en la burla o la indiferencia, sino que simplemente no sabe hacerlo porque lo ha reprimido desde que nació.

Hoy en día para un hombre recio y duro de la vida, hablar de que tiene un problema emocional ¡¡OHHH DIOS MÍO, TIENE UN PROBLEMA EMOCIONAL!! es prácticamente tabú. Los hombres no lloran, los hombres son fuertes, los hombres son duros...señores, los hombres son PERSONAS joder, al igual que las mujeres y claro que lloran y claro que sienten y padecen y tienen depresiones. Yo lloro cuando me hacen daño, cuando me rompen el corazón, cuando veo impotente una cruel injusticia que no puedo remediar o simplemente cuando mi hija me dedica algo bonito. Si, soy un hombre y lloro y también tengo depresiones.

Basta ya de tanto cliché y tópicos y escuchemos de vez en cuando algo más que el sonido de nuestra propia voz. No hace falta gritar a pleno pulmón para saber si alguien necesita ayuda de verdad, sólo hay que querer escuchar DE VERDAD.

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