martes, 29 de noviembre de 2011

Mi melena, mi laaaaarga melena...

¿¿Alguna vez alguien ha visto cómo se cerraban las puertas del ascensor desde dentro, a lo lejos ha visto a alguien correr para alcanzarlo y se ha hecho el/la loco/a para no esperarle??.


Yo sí. Muchas veces.


Pero qué le voy a hacer, trabajo en un edificio con muchísimos trabajadores donde todos entramos más o menos a la misma hora, pillar el ascensor para ti solita es todo un lujo, pero en realidad es lo que todos queremos: hacer nuestro trayecto en ascensor sólos para poder mirarnos al espejo descaradamente.


Total, que cuando consigo disfrutar de ese privilegio, me miro y me remiro, me doy todas las vueltas que el corto trayecto a la cuarta planta me permite, y por supuesto, admiro mi ya-no-tan-nuevo corte de pelo que me súper-mega encanta mil y con el que considero que he ganado en comodidad, sex-appeal, modernidad y elegancia.


Pero eso sí, siempre que me fijo en mi corte de pelo en el espejo admirando lo estudiado y personalizado de sus capas, no puedo evitar decirme a mí misma "vaya, ya no voy a poder vender mi melena como Jo". Todas las señoritas cultivadas que me lean sabrán a qué me refiero.





Mi abuela me regaló hace como un millón de años un pack película-libro de Mujercitas (recuerdo que yo la llamaba "Mujerzuelas" sin saber lo que significaba y mi abuelo decía "¡¡Carmen, la nena está hablando de una peli que ha visto de mujerzuelas!!"). Vi la peli, y me encantó. Y entonces decidí leerme el libro. Ahora no tendría nada de peculiar, pero recordemos que yo por aquel entonces SÓLO leía la Súper Pop y el libro más gordo que me había leído en mi vida era uno de esos de "Elige tu propia aventura", que como vas saltando páginas te lees prácticamente la mitad. Y ahí está, tu primer ejemplar de Mujercitas en tus manos. Lo habré leído, no sé, 15 veces. Eso sí, sólo mis partes favoritas.

Pero cuando pienso en el libro, lo primero que me viene a la mente es Jo vendiendo su pelo. Un pelo largo, negro y brillante que todo el mundo admiraba. Y esque yo siempre he querido ser Jo, aunque sabía que yo no era como ella para nada. La hermana culta, lista y fea y feliz de serlo. Aunque yo tampoco me sentí nunca guapa como Meg, ni dulce como Beth, ni superficial como Amy. Yo quería ser Jo. Igual es porque era la protagonista y resulta que todas las niñas leídas del universo han querido ser Jo, puede ser. Pero recuerdo como Jo vendió su pelo, y al llegar a casa, con su pelo corto, lo único que se le ocurrió a su madre (Susan, mi diva) fue decir: "¡¡Jo, tu pelo, tu única belleza!!".

Vamos, será posible, tu hija, pensando en el bienestar de tu familia que se está muriendo de hambre porque tu marido está en la guerra, ha sacrificado su melena para que podáis comer, ¿y lo único que se te ocurre es decirle eso?, ¿no te parece que eres un poco asquerosa?. La pobre Jo.



(¡¡por favor ese buzón!! ¿¿cómo no vas a ser súper-mega creativa y feliz con un buzón así??)



En fin, que yo no voy a tener ese problema porque ya me he cortado mi preciosa melena y no voy a dejar que crezca durante muchos, muchos años porque mi corte de pelo me súper-mega encanta, me hace sentir muy favorecida y por primera vez en muchos años puedo pegarme el lujo de dormir sin coleta.


Mi madre aún no me ha visto sin mi larguísima melena, pero espero que cuando me vea (si esque me ve algún día, porque a este paso no lo veo nada claro) no me diga "¡Pati, tu única belleza!", porque cogeré el libro de Mujercitas y se lo tiraré a la cabeza. O mejor, la cinta VHS.



domingo, 27 de noviembre de 2011

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Otro nuevo comienzo más...

Hoy hace que entré en mi empresa una semana.



Cuando entré en Tuenti estaba impresionada, como una niña pequeña en Cortilandia. Los viernes piden miles de pizzas y cervezas, se hacen escapadas a sitios chulísimos como Paintballs, Karts o al Parque Warner para unir a los equipos, los jefes van en chanclas, toda la oficina está llena de muñequitos, se hacen emoticonos de ellos mismos...., es realmente como un gran parque temático. Y yo estaba impresionada, realmente impresionada. Yo venía de una empresa donde había muchísima jerarquía de equipos, donde había piques y malos rollos entre los trabajadores porque habían ascendido a uno sí y al otro no y éste se dedicaba a putear a su nuevo "súbdito", a mí me tenían como la señora de la limpieza de los ingenieritos..., así que entrar en Tuenti fue como una fiesta para mí. Todos los días había algo nuevo que celebrar, algún motivo de diversión.


Pero poco a poco me fui dando cuenta de los entresijos del día a día. Por supuesto y como en cualquier otra empresa que se tercie, tenía su víbora oficial, y como yo suelo ser el blanco de todas las víboras, me toco a mí. Mi responsable no sólo no me apoyó, si no que además me acusó de ser yo la víbora. Algo que suele pasar cuando te ataca la víbora, que como intentes defenderte se vuelve contra ti, exactamente igual que me pasó con mis vecinas cuando me atacó la víbora de turno.

Intenté obviar ese tema, pero las cosas se empezaron a poner feas. Todos los equipos se llevaban genial y estaban muy unidos (o al menos eso parece desde fuera), pero en el mío había envidias, desprecios, puñaladas traperas y mal rollo en general.

Yo pensaba que estaba integrada, pero enseguida me di cuenta de que no. El horario afectó muchísimo a mi rendimiento y empecé a estar al 20% de lo que yo soy, y no sólo la víbora y sus hienas se aprovecharon inmediatamente de esa carroña, si no que yo, al darme cuenta de eso, empecé a estar triste, muy triste. No veía a Abril más que media hora al día cuando la llevaba al cole, llegaba a casa directamente para meterme en la cama, echaba de menos desesperadamente a Mr. Rossi y me sentía inmensamente sola, pero imaginaba que las cosas mejorarían antes o después y seguía en mi obsesión por mantener ese trabajo y adaptarme a sus necesidades.


Pero eso nunca ocurrió, y un día, sin ninguna explicación ni motivo ni mucho menos preaviso, me dijeron que me levantara y me fuera. Y depronto la gente dejó de poner "Me gusta" en mi estado cuando actualizaba. Y depronto dejaron de abrirme ventanita en el chat para ver qué tal me iba el día. Y dejaron de responder a mis mensajes cuando me interesaba por alguien con quien consideraba que había tenido una relación más allá del trabajo. Nada. Como si no hubiera existido.


Y lloré y lloré y lloré durante una semana, porque de verdad, no me lo esperaba en absoluto. No me esperaba que me dijeran "recoge tus cosas que te vas" mientras esperaban a mi ladito mientras recojo vigilando que no me apuntara el número de las tarjetas de crédito de la empresa.



Ahora estoy fuera y veo que después de todo no era tan buen trabajo como creía por todo lo que conllevaba y me alegro de no seguir ahí, pero a veces entro en mi Tuenti y veo las fotos de todos juntos posando disfrazados para Halloween, con la víbora ahí sonriente entre medias y pienso ¿realmente creéis que despidiéndome se ha acabado el problema del mal rollo en recepción?. Me parece increíble que alguien sea tan idiota como para no darse cuenta de quién es realmente la que está creando el conflicto. Pero ése ya no es mi problema, a mí me han fastidiado, pero el problema real se lo han quedado ellos. Ese problema, y por supuesto el problema de la que solía ser mi responsable, que es una persona tóxica que contagia de su negatividad y su odio a toda la empresa, pero ése ya es otro tema que merecería otro post.


Supongo que me impliqué emocionalmente con la gente sin darme cuenta de que era algo meramente laboral. Invité a mi casa a mis compañeras, les presenté a mi familia, les hice regalos por su cumpleaños, y nada. Depronto es como si no hubieras existido nunca. No les importa si ya encontraste trabajo, si estás bien o si económicamente te ha supuesto un agujero. Nada, no existes más. Y por supuesto entré en cólera cuando me dijeron que ya había una persona nueva (al mismo día siguiente) y la odié con todas mis fuerzas. Irracional, lo sé, pero esque es más fuerte que yo desear que trabaje mal para que se arrepientan de haberme despedido (algo que jamás va a ocurrir).



Sin embargo, después de un tiempo, mucho esfuerzo y algo de ayuda externa, he encontrado otro trabajo. No es el colmo de la abundancia en cuanto a sueldo, pero es una muy buena empresa.



Y resulta que mi destino, para ayudarme a entender la lección de todo esto, me pone en la situación opuesta. Soy la persona a la que han contratado porque han echado a alguien que llevaba trabajando 4 años en la empresa. Y viéndolo desde este lado, me doy cuenta de lo fácil que es olvidarse de alguien.


Aún no tengo mi propio correo, así que utilizo el suyo, y me llegan a diario correos dirigidos a ella solicitándome cualquier cosa, a lo que yo siempre respondo que ella ya no trabaja aquí, que yo estoy en su puesto, y que yo seré quien le ayude. Y la gente ni pregunta, ni se preocupa ni prácticamente se sorprende de que le digan que alguien con quien llevan compartiendo tareas 4 años se ha ido para siempre. Nadie me ha preguntado si le ha salido algún trabajo mejor para alegrarse por ella o si es que la han echado para al menos soltar un "¡pobrecilla!". Nadie, ni una sola persona.


Y me da pena, me da mucha pena por ella aunque ni siquiera la conocí, pero ¿qué voy a hacer en mi situación? pues aprovecharme de lo rápido que la gente pasa página y sentirme integradísima en el grupo a sabiendas de que si mañana (o dentro de 8 años) me marchara, no preguntaría por mí ni el tato.


Mi empresa mola muchísimo, es una grandísima gestora de publicidad, así que todas las empresas que hacen publicidad con el grupo vienen a la ofi y organizan eventos súper chulos con catering, merchandising y ponencias súper interesantes. Hoy ha venido un tío americano de Yahoo y ha dado una conferencia sobre el impacto de la publicidad en nuestras mentes. Yo no he podido entrar, pero al menos he chingado un par de bolis y de libretas de Yahoo, ¡ja, no contaban con mi astucia!.



Y yo, pues he cambiado bastante. Me estoy esforzando a tope y no estoy dejando que mi atolondramiento mental afecte a mis aptitudes, que sé de sobra que son muchas. Estoy dando todo lo que tengo y tengo la suerte de tener una responsable genial que es muy comprensiva, además de estar tremendamente abierta a todo lo que yo pueda aportar por mi parte. Y eso es muy importante para mí. Ya me ha dicho varias veces que está muy contenta conmigo, que es exactamente lo contrario a lo que recibía en Tuenti, y eso no hace más que empujarme a seguir haciéndolo cada día con más entusiasmo.


También estoy contenta porque estoy conociendo gente muy agradable. Tengo un grupo de compañeros con los que como a diario que me encanta, porque son gente agradable e inteligente que no rehuye una conversación profunda y trata el tema con naturalidad, y lo mejor de todo (y algo que no he visto mucho en mi vida), no dedica toda la comida a criticar y/o a reírse de jefes, compañeros, ex-trabajadores y similares. Son gente que le gusta lo que hace y tienen una conversación muy interesante. Me apasiona eso, gente que no es fan de criticar a las espaldas.

También hay algunas otras cosas pequeñitas que te hacen la vida más fácil y que molan mil, como un servicio a tu disposición llamado Easylife, que sirve básicamente para hacerte de secretaria personal. Es una tiendecita pequeñita dentro del complejo a la que puedes acudir para cosas tales como llevarles ropa y que te la lleven al tinte, dejarle tus llaves para que te lleven el coche al taller, llevarles cartas para que las franqueen y te las lleven a correos, hacer copias de llaves, pedir algo del supermercado/ferretería/veterinario etc.... Y la verdad, mola trillones.





Supongo que en Tuenti hubo muchas cosas que no hice bien y al final me pasó factura. Creo que fueron muy duros conmigo, no sólo por darme la patada si no porque tanto jefa como compañera me dijeron que no curraba absolutamente nada y que todo lo hacía mal, aparte de acusarme de poner zancadillas, pero yo reconozco mi parte de culpa. Tuve que renunciar a pasar tiempo con mi familia para mantener mi puesto y eso hizo que entrara en piloto automático y dejara de ser una persona competente. Sé que eso es mi culpa, pero creo que se podría haber solucionado hablando y que deberían haberme dado una segunda oportunidad.





Llevo muy muy poquito tiempo aquí y me lo estoy tomando con calma antes de dar cosas por sentado, buenas o malas, pero la verdad, ahora, al contrario que en Tuenti, tengo tranquilidad interior. Me esforzaré para que dure.













P.D: Y no, no estoy escribiendo esto en horas de trabajo, mal pensados, que es mi hora de comer.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Surrealismo femenino

Yo, en mi amor-odio hacia el señor Amancio Ortega, disfruto de la constante contradicción que es mi cabeza. Hace meses y meses que no entro en ninguna de sus tiendas (y no es porque me lo haya propuesto, esque prefiero gastar tiempo y suela de zapato en otras), pero sin embargo navego desde casa por su ciber-catálogo.


Y el señor Ortega, siempre tan gracioso, me cuenta ciber-chistes como éste:




¿Me puede usted explicar, señor Ortega (¿puedo llamarle Amy?) por qué me pone usted semejante kitten heels con ese color vino de burdeos sólo apto para bodas, alfombras rojas y photo-calls selectos, en la sección de Calzado de Andar por Casa?, pero qué somos, ¿¿¿la mujer de Donald Trump???


Ah, pero eso sí, Amy tiene creatividad para aburrir y nos propone este precioso modelito junto con un bonito detalle de bisutería en un anexo de la ficha de los zapatos, titulado "Y además puedes ponértelo con ...":






Ah sí... ya me estoy viendo. Eso, un martini seco en la mano y una bata de raso abierta y ya está, ya estoy lista para insinuarme descaradamente al que me trae la bombona de butano.

Aunque bueno, si yo fuera gris, brillara, no tuviera pezones ni vello púbico, tuviera una extraña T debajo del cuello, la línea del sobaco me llegara hasta casi el hombro, mi pecho desafiara la ley de la gravedad y mi línea del bikini estuviera en otra dimensión que mi body... lo que llevara puesto sería la última de mis preocupaciones, que con esas caras tan bonitas que tienen las modelos de Amy, con cualquier cosita están monísimas del morir...


viernes, 18 de noviembre de 2011

Bocas. Muy bocas.

Hoy ha habido catering en mi empresa. ¿Esto qué quiere decir?, todos los que trabajáis en oficina lo sabéis: cuando se acaba la reunión, todo el mundo va en plan gumia a arrasar con las sobras.


Bien, pues en esas lindes me encontraba yo en una sala inmensa poniéndome ciega de mini-montaditos de tortilla, zumo de algo-que-no-sé-pero-que-estaba-de-morir, jamoncito etc junto a todo el resto del personal. Yo estaba bien calladita, que con la boca llena no se habla no vaya a ser que sueltes algún misil a alguno de tus nuevos compañeros y eso está muy feo, me encontraba de espaldas a la puerta (nota: yo NUNCA me pongo de espaldas a la puerta, no sé, me da mal rollo) escuchando la amena conversación de todos mis independizados compañeros sobre lo terrible que es tener a tu madre en casa después de llevar mucho tiempo sin vivir con ella, que si te coloca el cuarto, que si te regaña porque la comida se te va a poner mala, que si te cose las cortinas, que si no le gusta que tus compañeras de piso vayan tan frescas, etcétera etcétera etcétera, cuando de repente yo, en un arranque de inspiración, decido aportar mi opinión a tan entretenida conversación, y en ese tono de voz tan susurrante que yo suelo usar cuando hablo hacia un grupo de más de una persona y estoy "ligeramente" nerviosa por la novedad, aporto lo siguiente:


Jo, pobres madres, cómo os pasáis, vamos, ¡anda que me iba a quejar yo de que la mía me pusiera la lavadora, que vamos, yo esque hasta que no tengo ahí toda mi ropa en el cesto no la pongo porque soy una vaga!,¡¡ que al final siempre tengo que bajar ahí en pelotas al tenderete después de salir de la ducha porque no tengo ya ni bragas limpias que ponerme!!


Silencio.


Caras de ¡Glup!.


Miradas a mi espalda.



Miro para atrás y veo al PRESIDENTE DE LA EMPRESA asomado a la puerta que echa una sonrisa de "qué interesantes las conversaciones del proletariado", se da la vuelta y se pira.



Todos mis compañeros estallan en carcajadas, yo supongo que empiezo a parecer un camaleón pasando por todos los colores del arco iris hasta llegar a mimetizar con el sofá rojo intenso de la sala, y el compañero de justo enfrente me dice "¡¡si esque yo le estaba viendo ahí asomado, pero a ver cómo aviso!!".




Qué bonita manera de finalizar mi primera semana en un nuevo trabajo.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Nuestro día de zoo en imágenes

Se la llevó el tiburón se la llevó (no pares, sigue sigue...)






The goat whisperer...





Disfrutando de los delfines (y de un plátano)









¡¡¡Ooooh... mamá, ya sé lo que quiero pedirle a los Reyes...!!!





Fue un gran día...

jueves, 10 de noviembre de 2011

Bromas pesadas

Estoy inmensamente traumatizada.

Resulta que la Fox ha lanzado una nueva serie de terror, y para promocionarla, no se les ha ocurrido otra cosa que hacer sentir auténtico terror a gente aleatoria que pasaba por ahí.

Éste es el vídeo que me quita el sueño:







No lo entiendo. ¿Qué ha hecho esta pobre gente para que les hagan sufrir de esa manera?, ¿qué derecho tiene una cadena televisiva a elegir gente al azar y hacerles pasar por una experiencia así?. Al parecer, todas las parejas fueron "recompensadas" (entiendo que económicamente) y todas dieron su consentimiento para la emisión de sus reacciones, pero vamos, si me lo hacen a mí no hay dinero en este mundo que pueda evitar que les meta una denuncia en toda regla, porque si yo paso por una situación así creo que me quedo en el sitio. De seguro que no se me olvida en la vida.


No sé a qué puntos estamos llegando, pero de verdad, hacer pasar por algo tan terriblemente desagradable a gente que no ha hecho nada, sólo para decirles al rato "que nooooo, ¡que era una broma! mira a la cámara, ¡sonríe!"... esque me parece una idea totalmente demente digna de un perturbado al que le gusta jugar con la vida de los demás.


Repito, estoy inmensamente traumatizada....

martes, 8 de noviembre de 2011

Recuerdo

La adolescencia es dura. Es durísima, diría yo. Aún no sabes quién eres, ni a qué perteneces, ni quiénes son tus verdaderos aliados. Todo es un lío. Todo está apunto de estallar. La adolescencia es un verdadero viaje turbulento. El problema es que hasta que no la pasas, no te das cuentas, y mientras la vives crees que todo es súper guay, que tus ideas están clarísimas y que tu mundo mola trillones, son todos los demás los que están súper equivocados.

La mía fue un tormento, y durante toda mi veintena he huido de ella negándome a hacer todas las cosas que supuestamente se hacen (o se empiezan a hacer) en la adolescencia. ¿Por qué?, pues porque me recordaba a que la mía fue una pesadilla disfrazada. Durante muchos años he aborrecido las borracheras, las manifestaciones, los conciertos multitudinarios, las drogas blandas (y duras, por supuesto, pero eso es de más alante), los rollos de una noche o amigos-con-derecho-a-revolcón... todas esas cosas que la gente hace cuando empieza a darse cuenta de su autonomía como persona. Yo no las he hecho, y no es que me arrepienta, pero pienso que si volviera a pasar por ello sería menos radical.

Yo siempre me he obsesionado con ser mayor, con encontrar una pareja estable, con tener un trabajo "serio"... con no cometer errores en realidad. Desde que empecé mi adolescencia he renegado de ella y he intentado asumir un papel de "persona muy madura para su edad", cuando en realidad era una idiota que no tenía ni idea de nada y que estaba más perdida que un pulpo en un garaje. Es así.

Sin embargo, ahora veo que al haberme perdido esa fase tan "divertida" de la vida que casi todo el mundo ha vivido menos yo, me doy cuenta de que tengo una obsesiva tendencia a mirar para atrás irremediablemente y admirarla. No es la cara del fiestón la que me llama la atención, pero me sorprendo encontrando extremadamente interesante todas esas cosas que cuando eres un niñato te apasionan. Como ya he comentado alguna vez, me muero por las series de adolescentes de instituto, me flipan los fenómeno fans, me encantan las películas chorras de chicas adolescentes y sus preocupaciones... por dios, si hasta encuentro "mono" a Justin Bieber (sí, lo sé, disparadme por favor).

Con lo que es obvio que mi cabeza siente que hay algo que se ha perdido. No me gusta mirar para atrás porque lo que suelo ver no me gusta, pero hoy he decidido hacerle un homenaje a esa parte escondida e incontrolable de mí y repetir algo que ya hice en el pasado mirando un poco más atrás.

Con todos ustedes: mis recuerdos de la adolescencia.




- Recuerdo como todo era tan intenso... la amistad, el amor por tu ídolo, la manera de vivir las canciones, el amor platónico...

- Recuerdo escuchar todas mis canciones favoritas cortadas al principio porque las grababa en una cinta directamente de la radio.

- Recuerdo como, cuando mi padre se fue, sentí como si me quitaran una mochila con 20 kilos de cemento de la espalda. Me dediqué a agujerearme las orejas como si no hubiera un mañana, a tatuarme, a teñirme el pelo de colores chillones, a rajar todos mis vaqueros y a pintarme las uñas de colores estrafalarios. Vamos, que me convertí en Cindy Lauper.

- Recuerdo que mi madre y yo le gritábamos y le silbábamos a la tele cuando salía George Clooney en el anuncio de Urgencias.

- Recuerdo la primera vez que vi porno. Fue en comic, y no era mío. Lo encontré escondido. Fue un auténtico shock, me temblaban hasta las piernas del asco que me dio. Me di cuenta que aquéllo no era para mí. Nunca en mi vida he vuelto a ver porno.

- Recuerdo a mi tía Mar y cómo su presencia iluminaba mi casa, tan triste en aquella época.

- Recuerdo la casa llena de juguetes de perro mordisqueados. Phoebe era claramente la reina de la casa.

- Recuerdo a mis vecinos, a mis asquerosos y fascistas vecinos que nos odiaban porque mi madre era divorciada y éramos los únicos de alquiler en el edificio.

- Recuerdo las tardes enteras hablando sobre las Spice Girls, bailando y cantando con mis amigas.

- Recuerdo el instituto. Recuerdo el sentimiento de bicho raro que tenía allí, la sensación de que no encajaba. Pasé por tres distintos buscando mi sitio.

- Recuerdo a Néstor. Recuerdo que cuando le conocí pensé que era la persona más apasionante que había conocido en mi vida.

- Recuerdo llamar a mi padre insistentemente todos los días del padre desde mis 15 años. Nunca cogía el teléfono.

- Recuerdo a mi tía Chelo. Recuerdo gráficamente cuando me dijo que mi madre había tenido un accidente en Sudáfrica, pero que estaba bien. Me acuerdo cuando le dije "¿¿y Mike??", y recuerdo su mirada vidriosa y cómo tragó saliva cuando me dijo "...ése es el problema...".

- Recuerdo a Alfredo, mi primer amor, y cómo se pasaba las tardes colgado de mi ventana de un primero mientras yo estaba castigada para estar conmigo.

- Recuerdo mis primeros suspensos. Preferiría no recordarlos, pero los recuerdo.

- Recuerdo la noche en que le dije a mi padre que le odiaba, que le odiaba con todas mis fuerzas y que eso nunca iba a cambiar. Recuerdo como le dije que me iba para siempre y cómo él me rasgó la camiseta al intentar pararme. Recuerdo llamarle y llamarle desde una cabina sin que contestara. Pasé toda la noche fuera porque a toda la gente a la que llamé me dijeron que no podían dejar que me quedara a dormir, hasta que hice una llamada a alguien que no me falló.

- Recuerdo la primera Nochevieja que salí. Pasé semanas preparando el vestido, el maquillaje, el peinado. Gasté muchísimo dinero en ello y sólo estuve en aquel sitio una triste hora en la que me tiraron a propósito una copa por la cabeza.

- Recuerdo a Mike. Le recuerdo como si hubiera hablado con él esta mañana.

- Recuerdo la ventana. Recuerdo que nos juntábamos muchísima gente y nos reíamos y nos reíamos toda la tarde.

- Recuerdo cuando pasé del colegio al instituto. Había un montón de gente nueva y recuerdo la primera vez que vi a una persona hacerse un porro. Sentí lo equivalente a lo que sentiría ahora si una amiga mía depronto se sacara delante mío un chino de heroína y se lo fumara.

- Recuerdo que no había frío ni calor suficiente para evitar que nos juntáramos todas en la calle a reírnos de la vida.

- Recuerdo a Araceli y lo loca que se volvía cuando entraba en un vagón de metro. La recuerdo bailando sensualmente a los viajeros con la barra.

- Recuerdo mi primer concierto. Alejandro Sanz. Recuerdo flotar...

- Recuerdo mi viaje a Irlanda. Recuerdo llegar allí simplemente con un número de teléfono, llamar y que nadie respondiera. Recuerdo el pánico que invadió mi cuerpo hasta que vi a quien tenía que recogerme.

- Recuerdo las vacaciones en casa de la abuela de Paz. Recuerdo bailar y bailar durante horas por la noche.

- Recuerdo a Marta. Recuerdo la química que teníamos apesar de que ella era todo lo contrario a mí.

- Recuerdo la sensación de que todo el mundo tenía una familia menos yo.

- Recuerdo a Bernabé. Recuerdo cuando le vi por el instituto y pensé "¡hey, ése es el novio tonto de María en Médico de familia!".

- Recuerdo a mi profesor de Estética (sí, mi instituto era tan choni que teníamos clase de estética y encima la daba un tío). Recuerdo que él fue la única persona en el mundo que me dijo que si el cuerpo me pedía dejar los estudios, adelante.

- Recuerdo la Super Pop, la Bravo y mi inmensa fidelidad a ellas.

- Recuerdo a mi tía Isabel, y cómo se pasó toda la comida de Navidad diciéndome que acabaría fregando suelos toda mi vida.

- Recuerdo a Javi Pizarro, y cómo usaba su inteligencia para burlarse de mí.

- Recuerdo el concierto de las Spice Girls. Lo recuerdo todo...

- Recuerdo cuando Bernabé me llamó para decirme que le habían cogido para Al Salir de Clase.

- Recuerdo la primera sensación de pérdida. La primera vez que una amiga me dio la espalda. Recuerdo cómo se me rompió el corazón.

- Recuerdo a mi abuelo, y lo poco que le disfruté en sus últimos años.

- Recuerdo enseñarle a todo el mundo la foto de mi madre en un disco.

- Recuerdo perfectamente la cara de mi madre cuando me dijo que mi padre se había echado a llorar como un niño cuando se enteró de que yo estaba bien y no me había pasado nada.

- Recuerdo estar siempre a la defensiva. Siempre siempre. Pero esque sentía que todo el mundo me atacaba.

- Recuerdo a Dana. Recuerdo cómo se reía de mí y de mis complejos haciendo dibujos ridiculizándome.

- Recuerdo el anónimo que nos dejó uno de mis vecinos diciendo cosas horribles sobre mi madre, como que guardaba las basuras o que con tanto terrorista suelto nunca sabes si tienes a uno viviendo en tu edificio.

- Recuerdo cuando Alfredo me dejó y cuando quiso volver yo no quise. Se escribió mi nombre con un cuchillo por todo el pecho y se pasó toda la noche debajo de mi casa.

- Recuerdo la noche de reyes apunto de cumplir 16 años. Mi padre ya se había ido y mi madre estaba enfadada conmigo en ese momento y cuando me levanté por la mañana no había nada en el salón. Cuando se levantó me dio una bolsa de Fnac con un cd de Bryan Adams al que no le había quitado ni el precio. Pasé de un salón lleno de ropa, juegos, carbón de caramelo, confeti, serpentina y papel de colores a eso. Lloré durante todo el día.

- Recuerdo oír llorar a mi madre en la habitación de al lado todo el día y toda la noche.

- Recuerdo la primera vez que sentí que mi pecho me iba a "dar problemas". Fue después de salir de una tienda de lencería y que la dependienta me dijera que era asqueroso.

- Recuerdo pasar de ser la más fea del grupo a ser oficialmente un "pivón". Recuerdo no tener muy claro si me gustaba esa nueva fase y todo lo que conllevaba.

- Recuerdo cuando volvimos a ver a mi padre.

- Recuerdo mi primera tortilla de patatas. Salió una cataplasma negra procedente de marte. Aún así me la comí.

- Recuerdo a mi hermano encerrado 24 horas en su cuarto chateando con Dana y a mi madre encerrada 24 horas en su cuarto chateando con Jim. Recuerdo la sensación de vacío que eso producía en mí.

- Recuerdo el día que me encontré una mierda de perro en mi buzón.

- Recuerdo el 11-S. Recuerdo no ser muy consciente de lo que estaba pasando.

- Recuerdo cómo mi madre cambió por completo y se convirtió en otra persona completamente distinta. Arisca, solitaria, fría. Recuerdo cuando me dijo gritando que tenía que luchar todos los días contra sus instintos para no coger el coche y tirarse por algún barranco.

- Recuerdo Viva Forever. ¿Cómo olvidarla...?.

- Recuerdo la primera mitad de mi adolescencia vistiendo siempre de negro, y la segunda mitad vistiendo colores muy chillones.

- Recuerdo a mi profesor de Tecnología en 4º de la E.S.O., que me tenía una manía tremenda y ridiculizó delante de todos mi maqueta de una casa porque hice una puerta que se abría y detrás dibujé un pizzero.

- Recuerdo las mentiras que contaba Marta. Recuerdo cuando fuimos a comisaría en mitad de la noche a denunciar a su padre por "supuestos" abusos sexuales. Recuerdo cómo me miró fijamente el comisario y me dijo "niña, ya te darás cuenta de que en esta vida no puedes poner la mano en el fuego por nadie...".

- Recuerdo la casa abandonada que había en una calle cortada. Los chicos se metieron y resulta que había mil cosas militares. Alfredo sacó para mí una gorra de coronel.





Estos son sólo algunos recuerdos que tengo de aquella confusa y desordenada época de mi vida. Lo único que me consuela es tener la certeza de que los recuerdos de mi hija no tendrán nada que ver con los míos.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Preparando un nuevo año

Los años son un tiempo mental. No por que cambie el año te va a ir mejor ni peor, eso está claro. Pero no deja de ser un límite, una línea de salida y otra de meta. Y como a mí me gustan los propósitos, me gusta encerrar mis esfuerzos entre esas dos líneas.

Tal y como acabó (de mal) el 2010, me prometí a mí misma que el nuevo año me dedicaría a disfrutar de la vida, que prácticamente no pararía en casa, que gastaría todas mis energías en llevar a mi hija a todos los lugares que se me ocurrieran, a disfrutar los tres juntos de cada minuto. A divertirme, básicamente a divertirme. Y así ha sido.

Este año ha sido increíble en muchos sentidos, he hecho mil cosas que no había hecho nunca y me he sentido genial haciéndolas. Éstas son algunas de ellas:


- Me he ido de vacaciones a la playa sola con una amiga.

- He empezado a disfrutar de las bebidas con alcohol.

- He hecho dos súper fiestas en mi casa (y una que me queda).

- He hecho un montón de manualidades.

- He llevado a mi hija a un montón de parques, al Zoo, al Parque de Atracciones, a todos los centros comerciales que tienen cosas para niños, a las barcas del Retiro...

- He aprendido a cocinar pastelería.

- Me he disfrazado mucho.

- Me he librado de prejuicios y me he cortado mi larga e incómoda melena. Y he adorado el resultado.

- He aprendido el placer de leer un buen libro. Suena estúpido, pero es algo que yo no conocía.

- He hecho un total de 6 viajes por España.



Todo eso por nombrar sólo algunas de las cosas que he hecho y que no había hecho nunca antes.

Pero también, como todo el mundo, he sufrido un montón. Vale que he sufrido a modo de supurarlo, no de "ay diosito qué desgraciada soy", pero sé que aún me queda mucho camino por recorrer hasta que consiga la paz mental que tanto busco en mi vida. Pero leches, ¿qué paz mental voy a tener con tanto cambio?, ¿cómo voy a tener tranquilidad si año tras año es imposible estabilizarnos?.




Así que lo he pensado mucho y éste va a ser mi propósito para este nuevo año que viene:


En el 2012 voy a poner todas mis energías en librarme de todos los tormentos que llenan irremediablemente mi cabeza día a día y que no tienen solución alguna.


Este año voy a superar todo lo de mi familia y a olvidarme por completo de ellos, voy a olvidarme de lo increíblemente fácil que ha sido ignorarme en el trabajo y voy a dedicarme exclusivamente a las cosas que sí están, que son reales. Mi maravilloso marido que nunca, nunca jamás me decepciona, mi familia política, que cada día me demuestra más lo mucho que me quieren, mis amigos, todos los maravillosos y nuevos amigos que he hecho este año, y por supuesto mi hija, la alegría de mi vida que es realmente quien más se merece que le dedique toda mi energía mental.


En el 2012 voy a trabajar mucho para que ciertas personas sólo sean manchas dolorosas en la memoria. Como cardenales, que sólo duelen si los aprietas.





El 2011 ha sido pura y dura diversión. El 2012 va a ser superación.



Y que me acompañe el que quiera en mi viaje.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Atrasos estéticos de la vida moderna

Según leo, como diariamente, las noticias de Yahoo, veo su sección de cotilleos sobre celebrities y me doy cuenta de los chicos que actualmente están considerados como "los más sexys" y, aparte de que no lo entiendo (todo el mundo sabe que el tío más sexy del mundo es Jon Bon Jovi y punto), llego a una sólida conclusión:


ODIO los tíos depilados.



En serio, ¿quién fue el listo que pensó que eso era agradable y bonito?. No es una cuestión de que haya pelo o no lo haya, hay chicos que no están depilados, si no que simplemente no tienen, y eso SÍ es bonito. Pero cuando hay pelo, me gusta igual, la verdad. Es más, en verano cuando Mr. Rossi duerme sin camiseta me apoyo encima de él y me paso el rato acariciándole el pecho y jugando con su pelo entre mis dedos. Pero no me parece que haya nada sexy en frotarse contra un pecho al que empiezan a salirle pelos y te irrita todo tu precioso y suave escote (la que tenga un precioso y suave escote, claro). Y no sólo eso, puede sonar prejuicioso, y probablemente lo sea, pero el hecho de imaginarme a mi varonil y masculino compañero de cama...

a/ Pasandose la hojilla por el pecho en la ducha mientras mira hacia abajo con cara de concentración y creándosele una papadita en el cuello por la postura, mientras se plantea dónde debería parar, porque claro, no va a dejarse una línea divisoria entre el pelo y el no-pelo, tendrá que seguir con la barriga, la espalda, que no será tan fácil saber cuando parar, me imagino, ¿no?.

b/ Tumbado en una camilla en calzoncillos mientras una esteticien con pijama blanco le unta el pecho de cera y él grita como una nena en cada tirón. O en una camilla con una gafas de Willy Wonka mientras le fotodepilan, también me vale como imágen anti-estética mortal.

c/ Lleno de crema depilatoria sentado en el water (con la tapa o sin ella, me da igual) mientras le hace efecto, con lo bien que huele la crema...


...pues no, la verdad, a mí la idea no me pone nada de nada. Porque a ver, entiendo que en la mujer, aparte de ser algo totalmente cultural e impuesto y absurdo, fortalece aspectos típicamente planteados como femeninamente atractivos, como la delicadeza, la limpieza, la suavidad, incluso la juventud. Pero, ¿en un hombre? ¿lo típicamente masculino no es la rudeza, la fuerza, la despreocupación...? No sé, características un poco más salvajes en general?. Entiéndanme, no quiero generalizar ni decir que un hombre deba ser así ni que lo que nos deba gustar tenga que ser un leñador armario-de-dos-por-dos con una barba de esas lija, pero ¿qué sentido tiene que todos seamos nenas?. Y aún más allá, ¿qué sentido tiene que todos seamos nenas si es que encima es algo que nos complica la vida aún más?.


(qué masculino por favor, depilándose los sobacos y con esas cejas estudiadamente moldeadas taaan de macho)



Ya no sólo es que un hombre depilado no me parezca atractivo porque precisamente lo que a mí me gustan son los hombres, y los hombres tienen pelo como una de sus características masculinas, sino que además, ese hombre para mí perderá gran parte de su atractivo intelectual. Porque yo, como mujer, me encantaría poder estar libre de este diablillo en mi hombro que me hace verme poco atractiva cuando tengo pelos. Me encantaría poder mirar mis piernas peludas y decir, "oh, qué sexy soy, por favor", me encantaría librarme del gasto económico, del gasto de tiempo y del dolor que supone estar siempre depilada. Y yo ni siquiera tengo que depilarme el pecho, la barriga o la espalda, ¿por qué iba a atraerme un hombre que gasta dinero, tiempo y sufrimiento en modificar caracteristicas físicas que me son atractivas?, me parece una moda claramente estúpida y un atraso en cuanto a vida cómoda y práctica se refiere, que es a lo que vamos en esta sociedad, a estar cada día más liaos y tener menos tiempo para disfrutar de la vida.

Otro caso, obviamente, son los deportistas. Pero, seamos sinceras, si yo tuviera un novio nadador profesional, probablemente estaría tan concentrada en contar sus abdominales y medir su espalda que ni me daría cuenta de si tiene pelos o no. Así que a ellos se les puede perdonar.

Y bueno, sólo he hablado de depilarse el pecho o la espalda... ¿qué pasa con las piernas? a mí me parecen más bonitas unas piernas masculinas peludas que depiladas, pero me paro a pensar y digo...si yo fuera un tío y empezara a depilarme las piernas, ¿dónde terminaría de depilar? ¿donde termina el pantalón corto? ¿en las ingles? ¿me haría la brasileña? ¿y el culo? ¿me dejo un bañador de pelos? ¿me depilo el culo también?. No me quiero ni imaginar el coñazo que debe ser depilarse las nalgas siempre y cómo deben de picar al salir esos pelos y los granitos HORROROSOS que deben quedar. La verdad, prefiero un culo peludo pero suave antes que un culo puescoespín y con granos chungos. Llámenme intolerante.



Así que chicos, no seais idiotas, no os depiléis. O por lo menos no lo hagáis por gusto o pensando que ligaréis más y mejor, porque no es necesariamente así. Por supuesto que hay chicas a las que les gusta, pero también habrá chicas a las que les gusten los ojos azules y no os pondríais lentillas de colores para que os quiera más, ¿verdad?.

Y no es mi intención en absoluto defender la depilación femenina como si fuera algo súper molón, porque no lo es, no lo es ni de lejos. Y ojalá la sociedad no fuera tan perra con nosotras, o la primera estúpida que se aburría y se depiló no lo hubiera hecho, porque creo que todas seríamos un poquito más felices. Porque, de verdad, no puedo entender que nadie se imponga esa carga por gusto a estas alturas...
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