martes, 8 de noviembre de 2011

Recuerdo

La adolescencia es dura. Es durísima, diría yo. Aún no sabes quién eres, ni a qué perteneces, ni quiénes son tus verdaderos aliados. Todo es un lío. Todo está apunto de estallar. La adolescencia es un verdadero viaje turbulento. El problema es que hasta que no la pasas, no te das cuentas, y mientras la vives crees que todo es súper guay, que tus ideas están clarísimas y que tu mundo mola trillones, son todos los demás los que están súper equivocados.

La mía fue un tormento, y durante toda mi veintena he huido de ella negándome a hacer todas las cosas que supuestamente se hacen (o se empiezan a hacer) en la adolescencia. ¿Por qué?, pues porque me recordaba a que la mía fue una pesadilla disfrazada. Durante muchos años he aborrecido las borracheras, las manifestaciones, los conciertos multitudinarios, las drogas blandas (y duras, por supuesto, pero eso es de más alante), los rollos de una noche o amigos-con-derecho-a-revolcón... todas esas cosas que la gente hace cuando empieza a darse cuenta de su autonomía como persona. Yo no las he hecho, y no es que me arrepienta, pero pienso que si volviera a pasar por ello sería menos radical.

Yo siempre me he obsesionado con ser mayor, con encontrar una pareja estable, con tener un trabajo "serio"... con no cometer errores en realidad. Desde que empecé mi adolescencia he renegado de ella y he intentado asumir un papel de "persona muy madura para su edad", cuando en realidad era una idiota que no tenía ni idea de nada y que estaba más perdida que un pulpo en un garaje. Es así.

Sin embargo, ahora veo que al haberme perdido esa fase tan "divertida" de la vida que casi todo el mundo ha vivido menos yo, me doy cuenta de que tengo una obsesiva tendencia a mirar para atrás irremediablemente y admirarla. No es la cara del fiestón la que me llama la atención, pero me sorprendo encontrando extremadamente interesante todas esas cosas que cuando eres un niñato te apasionan. Como ya he comentado alguna vez, me muero por las series de adolescentes de instituto, me flipan los fenómeno fans, me encantan las películas chorras de chicas adolescentes y sus preocupaciones... por dios, si hasta encuentro "mono" a Justin Bieber (sí, lo sé, disparadme por favor).

Con lo que es obvio que mi cabeza siente que hay algo que se ha perdido. No me gusta mirar para atrás porque lo que suelo ver no me gusta, pero hoy he decidido hacerle un homenaje a esa parte escondida e incontrolable de mí y repetir algo que ya hice en el pasado mirando un poco más atrás.

Con todos ustedes: mis recuerdos de la adolescencia.




- Recuerdo como todo era tan intenso... la amistad, el amor por tu ídolo, la manera de vivir las canciones, el amor platónico...

- Recuerdo escuchar todas mis canciones favoritas cortadas al principio porque las grababa en una cinta directamente de la radio.

- Recuerdo como, cuando mi padre se fue, sentí como si me quitaran una mochila con 20 kilos de cemento de la espalda. Me dediqué a agujerearme las orejas como si no hubiera un mañana, a tatuarme, a teñirme el pelo de colores chillones, a rajar todos mis vaqueros y a pintarme las uñas de colores estrafalarios. Vamos, que me convertí en Cindy Lauper.

- Recuerdo que mi madre y yo le gritábamos y le silbábamos a la tele cuando salía George Clooney en el anuncio de Urgencias.

- Recuerdo la primera vez que vi porno. Fue en comic, y no era mío. Lo encontré escondido. Fue un auténtico shock, me temblaban hasta las piernas del asco que me dio. Me di cuenta que aquéllo no era para mí. Nunca en mi vida he vuelto a ver porno.

- Recuerdo a mi tía Mar y cómo su presencia iluminaba mi casa, tan triste en aquella época.

- Recuerdo la casa llena de juguetes de perro mordisqueados. Phoebe era claramente la reina de la casa.

- Recuerdo a mis vecinos, a mis asquerosos y fascistas vecinos que nos odiaban porque mi madre era divorciada y éramos los únicos de alquiler en el edificio.

- Recuerdo las tardes enteras hablando sobre las Spice Girls, bailando y cantando con mis amigas.

- Recuerdo el instituto. Recuerdo el sentimiento de bicho raro que tenía allí, la sensación de que no encajaba. Pasé por tres distintos buscando mi sitio.

- Recuerdo a Néstor. Recuerdo que cuando le conocí pensé que era la persona más apasionante que había conocido en mi vida.

- Recuerdo llamar a mi padre insistentemente todos los días del padre desde mis 15 años. Nunca cogía el teléfono.

- Recuerdo a mi tía Chelo. Recuerdo gráficamente cuando me dijo que mi madre había tenido un accidente en Sudáfrica, pero que estaba bien. Me acuerdo cuando le dije "¿¿y Mike??", y recuerdo su mirada vidriosa y cómo tragó saliva cuando me dijo "...ése es el problema...".

- Recuerdo a Alfredo, mi primer amor, y cómo se pasaba las tardes colgado de mi ventana de un primero mientras yo estaba castigada para estar conmigo.

- Recuerdo mis primeros suspensos. Preferiría no recordarlos, pero los recuerdo.

- Recuerdo la noche en que le dije a mi padre que le odiaba, que le odiaba con todas mis fuerzas y que eso nunca iba a cambiar. Recuerdo como le dije que me iba para siempre y cómo él me rasgó la camiseta al intentar pararme. Recuerdo llamarle y llamarle desde una cabina sin que contestara. Pasé toda la noche fuera porque a toda la gente a la que llamé me dijeron que no podían dejar que me quedara a dormir, hasta que hice una llamada a alguien que no me falló.

- Recuerdo la primera Nochevieja que salí. Pasé semanas preparando el vestido, el maquillaje, el peinado. Gasté muchísimo dinero en ello y sólo estuve en aquel sitio una triste hora en la que me tiraron a propósito una copa por la cabeza.

- Recuerdo a Mike. Le recuerdo como si hubiera hablado con él esta mañana.

- Recuerdo la ventana. Recuerdo que nos juntábamos muchísima gente y nos reíamos y nos reíamos toda la tarde.

- Recuerdo cuando pasé del colegio al instituto. Había un montón de gente nueva y recuerdo la primera vez que vi a una persona hacerse un porro. Sentí lo equivalente a lo que sentiría ahora si una amiga mía depronto se sacara delante mío un chino de heroína y se lo fumara.

- Recuerdo que no había frío ni calor suficiente para evitar que nos juntáramos todas en la calle a reírnos de la vida.

- Recuerdo a Araceli y lo loca que se volvía cuando entraba en un vagón de metro. La recuerdo bailando sensualmente a los viajeros con la barra.

- Recuerdo mi primer concierto. Alejandro Sanz. Recuerdo flotar...

- Recuerdo mi viaje a Irlanda. Recuerdo llegar allí simplemente con un número de teléfono, llamar y que nadie respondiera. Recuerdo el pánico que invadió mi cuerpo hasta que vi a quien tenía que recogerme.

- Recuerdo las vacaciones en casa de la abuela de Paz. Recuerdo bailar y bailar durante horas por la noche.

- Recuerdo a Marta. Recuerdo la química que teníamos apesar de que ella era todo lo contrario a mí.

- Recuerdo la sensación de que todo el mundo tenía una familia menos yo.

- Recuerdo a Bernabé. Recuerdo cuando le vi por el instituto y pensé "¡hey, ése es el novio tonto de María en Médico de familia!".

- Recuerdo a mi profesor de Estética (sí, mi instituto era tan choni que teníamos clase de estética y encima la daba un tío). Recuerdo que él fue la única persona en el mundo que me dijo que si el cuerpo me pedía dejar los estudios, adelante.

- Recuerdo la Super Pop, la Bravo y mi inmensa fidelidad a ellas.

- Recuerdo a mi tía Isabel, y cómo se pasó toda la comida de Navidad diciéndome que acabaría fregando suelos toda mi vida.

- Recuerdo a Javi Pizarro, y cómo usaba su inteligencia para burlarse de mí.

- Recuerdo el concierto de las Spice Girls. Lo recuerdo todo...

- Recuerdo cuando Bernabé me llamó para decirme que le habían cogido para Al Salir de Clase.

- Recuerdo la primera sensación de pérdida. La primera vez que una amiga me dio la espalda. Recuerdo cómo se me rompió el corazón.

- Recuerdo a mi abuelo, y lo poco que le disfruté en sus últimos años.

- Recuerdo enseñarle a todo el mundo la foto de mi madre en un disco.

- Recuerdo perfectamente la cara de mi madre cuando me dijo que mi padre se había echado a llorar como un niño cuando se enteró de que yo estaba bien y no me había pasado nada.

- Recuerdo estar siempre a la defensiva. Siempre siempre. Pero esque sentía que todo el mundo me atacaba.

- Recuerdo a Dana. Recuerdo cómo se reía de mí y de mis complejos haciendo dibujos ridiculizándome.

- Recuerdo el anónimo que nos dejó uno de mis vecinos diciendo cosas horribles sobre mi madre, como que guardaba las basuras o que con tanto terrorista suelto nunca sabes si tienes a uno viviendo en tu edificio.

- Recuerdo cuando Alfredo me dejó y cuando quiso volver yo no quise. Se escribió mi nombre con un cuchillo por todo el pecho y se pasó toda la noche debajo de mi casa.

- Recuerdo la noche de reyes apunto de cumplir 16 años. Mi padre ya se había ido y mi madre estaba enfadada conmigo en ese momento y cuando me levanté por la mañana no había nada en el salón. Cuando se levantó me dio una bolsa de Fnac con un cd de Bryan Adams al que no le había quitado ni el precio. Pasé de un salón lleno de ropa, juegos, carbón de caramelo, confeti, serpentina y papel de colores a eso. Lloré durante todo el día.

- Recuerdo oír llorar a mi madre en la habitación de al lado todo el día y toda la noche.

- Recuerdo la primera vez que sentí que mi pecho me iba a "dar problemas". Fue después de salir de una tienda de lencería y que la dependienta me dijera que era asqueroso.

- Recuerdo pasar de ser la más fea del grupo a ser oficialmente un "pivón". Recuerdo no tener muy claro si me gustaba esa nueva fase y todo lo que conllevaba.

- Recuerdo cuando volvimos a ver a mi padre.

- Recuerdo mi primera tortilla de patatas. Salió una cataplasma negra procedente de marte. Aún así me la comí.

- Recuerdo a mi hermano encerrado 24 horas en su cuarto chateando con Dana y a mi madre encerrada 24 horas en su cuarto chateando con Jim. Recuerdo la sensación de vacío que eso producía en mí.

- Recuerdo el día que me encontré una mierda de perro en mi buzón.

- Recuerdo el 11-S. Recuerdo no ser muy consciente de lo que estaba pasando.

- Recuerdo cómo mi madre cambió por completo y se convirtió en otra persona completamente distinta. Arisca, solitaria, fría. Recuerdo cuando me dijo gritando que tenía que luchar todos los días contra sus instintos para no coger el coche y tirarse por algún barranco.

- Recuerdo Viva Forever. ¿Cómo olvidarla...?.

- Recuerdo la primera mitad de mi adolescencia vistiendo siempre de negro, y la segunda mitad vistiendo colores muy chillones.

- Recuerdo a mi profesor de Tecnología en 4º de la E.S.O., que me tenía una manía tremenda y ridiculizó delante de todos mi maqueta de una casa porque hice una puerta que se abría y detrás dibujé un pizzero.

- Recuerdo las mentiras que contaba Marta. Recuerdo cuando fuimos a comisaría en mitad de la noche a denunciar a su padre por "supuestos" abusos sexuales. Recuerdo cómo me miró fijamente el comisario y me dijo "niña, ya te darás cuenta de que en esta vida no puedes poner la mano en el fuego por nadie...".

- Recuerdo la casa abandonada que había en una calle cortada. Los chicos se metieron y resulta que había mil cosas militares. Alfredo sacó para mí una gorra de coronel.





Estos son sólo algunos recuerdos que tengo de aquella confusa y desordenada época de mi vida. Lo único que me consuela es tener la certeza de que los recuerdos de mi hija no tendrán nada que ver con los míos.

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