domingo, 20 de noviembre de 2011

Surrealismo femenino

Yo, en mi amor-odio hacia el señor Amancio Ortega, disfruto de la constante contradicción que es mi cabeza. Hace meses y meses que no entro en ninguna de sus tiendas (y no es porque me lo haya propuesto, esque prefiero gastar tiempo y suela de zapato en otras), pero sin embargo navego desde casa por su ciber-catálogo.


Y el señor Ortega, siempre tan gracioso, me cuenta ciber-chistes como éste:




¿Me puede usted explicar, señor Ortega (¿puedo llamarle Amy?) por qué me pone usted semejante kitten heels con ese color vino de burdeos sólo apto para bodas, alfombras rojas y photo-calls selectos, en la sección de Calzado de Andar por Casa?, pero qué somos, ¿¿¿la mujer de Donald Trump???


Ah, pero eso sí, Amy tiene creatividad para aburrir y nos propone este precioso modelito junto con un bonito detalle de bisutería en un anexo de la ficha de los zapatos, titulado "Y además puedes ponértelo con ...":






Ah sí... ya me estoy viendo. Eso, un martini seco en la mano y una bata de raso abierta y ya está, ya estoy lista para insinuarme descaradamente al que me trae la bombona de butano.

Aunque bueno, si yo fuera gris, brillara, no tuviera pezones ni vello púbico, tuviera una extraña T debajo del cuello, la línea del sobaco me llegara hasta casi el hombro, mi pecho desafiara la ley de la gravedad y mi línea del bikini estuviera en otra dimensión que mi body... lo que llevara puesto sería la última de mis preocupaciones, que con esas caras tan bonitas que tienen las modelos de Amy, con cualquier cosita están monísimas del morir...


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