viernes, 26 de febrero de 2010

Frío

¿Qué extraño sentido del orgullo hace que todos los tíos pretendan que en su pueblo haga más frío que en ningún otro sitio?


- Perdí la cuenta de las capas de ropa que me ponía para sacar a mis perras a menos 30 grados cuando pasé aquel invierno en Escanaba.

- ¡Buah!¡Pues tenías que ver en mi pueblo cuando sopla el cierzo!

- ...

miércoles, 24 de febrero de 2010

Yo quiero ser de mayor.....

Me gusta trabajar. La gente que sueña con que le toque la lotería para poder tirarse a la bartola el resto de su vida no sabe lo que se pierde. A mí me encanta trabajar. Es más, me encanta mi trabajo. Además, tengo la suerte de trabajar rodeada de gente que le encanta su trabajo, y eso me da mucha más energía todos los días.

Yo nunca he tenido una vocación definida, sin embargo tengo mi lista de trabajos soñados. Algunos son simplemente imaginarios y otros son ideas más serias en las que me gustaría profundizar algún día. Ahora obviamente no es mi momento para empezar algo nuevo, pero en un futuro puede que me proponga materializar alguna de estas profesiones:



- Maquilladora de alguna serie de televisión. La mayoría de las maquilladoras alucinan con maquillajes despampanantes, de esos que se componen de al menos 7 colores distintos y que se tarda en terminarlo 4 horas. A mí nunca me han interesado ese tipo de adornos, yo soy especialista en los maquillajes sencillos. Soy una de esas personas que utilizan 5 productos al día para que el resultado final sea un engañoso efecto natural. Eso sí, el efecto es una belleza sencilla, pero espectacularmente radiante, y ese es mi verdadero reto. Por eso me encantaría maquillar en alguna serie que trate sobre gente normal, que se levante todos los días para ir a trabajar. Yo les maquillaría reflejando la sencillez del día a día, pero las dejaría taaaaaan guapas...

- Help Desk en la redacción de alguna revista. Básicamente lo que hago ahora, que me encanta, pero rodeada de un mundillo un poquito más acorde con el mío, porque cuando mis compañeros ingenieros se ponen a hablar de trabajo, yo tengo que desconectar porque todo me suena a chino. A mí me encanta escribir, y creo que rodeada de periodistas me sentiría mucho más cómoda y aprendería muchísimo sobre algo que me encanta, que es la expresión escrita. Eso sí, tendría que ser de una revista, que siempre es una forma de escribir más informal, porque con un periódico me pasaría igual que ahora, que me sentiría como una ignorante, porque no es la forma de escribir que a mí me interesa.

- Organizadora de bodas. La razón por la que no me planteo este trabajo más seriamente es porque desde mi punto de vista la gente confunde el verdadero significado de una boda y acaba organizando fiestas clónicas entre sí donde el verdadero protagonista es el derroche hortera y sin medida de dinero. Y encima del dinero de los demás, para más inri. Me encantaría que las bodas fueran como en otros países, eventos únicos donde todo está hecho en exclusiva para los novios y cada una es completamente distinta a las demás, con lugares de celebración distintos, menús distintos, trajes de los novios de colores distintos, de formas distintas... y no siguiendo el mismo patrón año tras año, década tras década. Sinceramente, me resulta muy aburrido saber que cada boda a la que vaya será una versión actualizada de la anterior. Si no fuera por esa razón, sería uno de mis trabajos soñados con más probabilidades de acabar siendo mi vocación, porque la verdad, creo que sería muuuuuuuy buena haciéndolo...

- Dueña de una pequeña floristería. Me encantan las flores, y preparar ramos debe de ser uno de los trabajos más creativos del planeta, y creo que se me daría muy bien y sería una profesión que me proporcionaría mucha paz. Me encantaría que fuera una de esas floristerías afrancesadas con un montón de flores fuera en la calle y con un toldo a rayas rojas y blancas. Todo en mi vida olería a flores, mi pelo, mi ropa, mi bolso... qué maravilla.

- Decoradora de interiores. Eso sería algo que me haría muy feliz. Mi salón ha tenido unas veinte formas distintas en mi cabeza. Siempre estoy ideando nuevos colores, nuevos muebles y nuevas distribuciones de cada sitio al que voy habitualmente. Fue mi primera opción antes de meterme de cabeza al mundo del maquillaje, pero no encontré nada que me diera la posibilidad de estudiarlo, ni F.P., ni cursos privados asequibles... nada a mi alcance. Pero si alguien me diera un espacio vacío, una idea base y un presupuesto suficientemente alto como para alguien que puede permitirse contratar un decorador, creo que sería la persona más feliz del mundo. Me convertiría en una work-a-holic seguro.

- Bailarina profesional. Lo intenté, pero es un mundo demasiado sacrificado. Para ser una buena bailarina hay que estar muy en forma, y desgraciadamente yo no tengo ni la fuerza de voluntad ni las ganas para mantenerme en forma. A mí lo que me gusta es bailar, bailar durante horas si hace falta, pero no machacarme en el gimnasio. Pero como éste es mi blog y yo fantaseo con lo que me da la gana, pues me encantaría estar muy en forma sin esfuerzo alguno y pasarme todo el día bailando en vídeo clips de los que salen en la MTV. Yo me veo.


Quién sabe, algún día quizás....

domingo, 21 de febrero de 2010

Conclusiones después de 2 meses

Abril cumple hoy 2 meses. Cómo pasa el tiempo. En estos dos meses, no sólo he aprendido un montón sobre ella, que afortunadamente creo que ya le tengo pillado el truco, si no que también he aprendido mucho sobre cómo soy yo como madre, algo que no tenía ni idea de cómo resultaría.

He aprendido que no soy en absoluto la típica madre que canta cinco lobitos tiene la loba o el cocherito leré. Me siento ridícula, no puedo evitarlo. Yo en cambio cuando juego con ella prefiero cantarle canciones como "Where did our love go" de las Supremes o "Happy together" de Turtles, por alguna razón me parecen canciones muy de bebé, y a ella parece que le gusta porque no sólo se tranquiliza, si no que además se ríe.

También he aprendido que la mayoría de las precauciones que te dicen que tengas con los bebés no son más que maneras de meternos miedo a las madres para que compremos masivamente productos que sirven más bien de poco. Pastillas para esterilizar TODO lo que entra en contacto con el bebé, protectores para los mueblres e incluso chupetes que "ayudan al desarrollo fisiológico de la boca". Venga ya, ¿qué leches quiere decir eso? ¿que si no usa ese chupete (el más caro, claro) va a tener una boca fisiológicamente amorfa?. Y lo de esterilizarlo todo, vamos a ver, si se esteriliza absolutamente todo lo que toca la piel del bebé, ¿cómo no se van a poner malísimos cuando van a la guardería?. En el aparato para esterilizar biberones que compramos nosotros vienen unas pinzas para que cojas con ellas lo que has esterilizado, porque claro, tus manos no pueden tocar el biberón del bebé, si lo tocas tu hijo va a coger la sífilis de inmediato. ¿Es o no es exagerado?.

Es ridículo, hay una especie de mafia montada con el mundo del bebé en el que todo conspira para que tú, ignorante primeriza que quiere lo mejor para su hijo, te gastes el pastón de tu vida a base de pequeñas cosas que te meten en la cabeza que tu bebé no puede vivir sin ellas porque si no las compras seguramente acabará cogiendo todos los tipos de gripe, con hongos en el culo y seguramente también rodando por las escaleras. Si comprara todo lo que pone en las revistas y lo que me recomiendan algunas otras madres, habría tenido que vender hasta mis bragas sólo para poder comprarle el carrito. Sí, el carrito que es ergonómicamente adecuado para sus columna vertebral. Ahora es cuando entiendo por qué la gente dice que tener un niño es un gasto enorme.

Es cierto que hay que tener mucha precaución con muchas cosas, que tienes que ir por delante de las circunstancias que pueden ocurrir porque el bebé no se puede quejar, pero de verdad, me parece exagerado todo lo que te recomiendan, cuando además veo muy claro que sólo lo hacen para ganar dinero a tu costa, no porque realmente sea indispensable. Obviamente si tienes un niño muy activo, pues entiendo que debas llenar tu casa de artilugios para que no pueda abrir cajones ni subir las escaleras, pero forrar la casa porque sí, cómo si la tendencia natural del bebé fuera subir al segundo piso y tirarse por el hueco de la escalera, eso es lo que me parece exagerado. Quizá algunas madres deberían gastar más energía en vigilar a su bebé y estar más tiempo con él para evitar que se dirijan a las escaleras que en comprar tantos mecanismos de seguridad y luego dejarles viendo la tele solos durante horas, algo que se hace mucho últimamente. Además, todos nos hemos comido algún pico de la mesa y aquí estamos, vivitos y coleando.

En fin, que puede que dentro de unos meses mi hija se pille los dedos con un cajón y me retracte de todo lo que estoy diciendo ahora mismo. O a lo mejor su boca no es fisiológicamente óptima porque no le he dado el chupete adecuado para ello. Sea como sea, ahora mismo me alegro de ser una persona con sentido común y con la inteligencia suficiente como para no dejarme llevar por todas esas chorradas con las que nos intentar lavar el cerebro a las madres, intentando crearnos la sensación de que si no compramos lo que nos dicen que es mejor para nuestros hijos seremos unas malas madres. Adoro a mi hija y quiero lo mejor para ella, por eso precisamente quiero enseñarle que hay que pensar por uno mismo y que no hay que comprar por comprar. Después de todo, cuando yo era un bebé no había todas las sofisticaciones que hay ahora y hasta lo que yo sé ni tengo la columna desviada por no usar el súper carrito ni cogí un cuchillo y maté a otros amigos bebés porque en mi casa no había protector de cajones. Así que no será para tanto.

Aquí dejo algunas fotos de Abril durante este último mes. No es que yo sea una experta, pero yo creo que parece una niña bastante sana, ¿no?.






miércoles, 17 de febrero de 2010

Demasiado mayor para bailar en público, demasiado pequeña para mirar pantallas

Hoy he ido al aeropuerto a buscar a mi cuñada, que venía de ir a visitar a mi hermano a Dublín. Su avión se ha retrasado, no mucho, pero lo suficiente para que haya podido darme una vuelta por ahí a observar cómo la gente se reencuentra y se abraza. Cuando el abrazo dura más de 3 segundos, se me suele poner un nudo en la garganta viéndolo. Me encanta la gente que no tiene miedo de abrazarse.

Mirando la pantalla que indica si los vuelos han aterrizado o están retrasados había un padre con su hija, de unos 8 años. La niña estaba bailando y cantando en voz bajita, yo sólo la veía mover los labios. Su padre miraba fijamente la pantalla. La pequeña, que era un encanto, se ha acercado a la puerta de salida a la calle, y se ha puesto a saltar delante del sensor para que se abriera la puerta.

- "No se abre", le ha dicho a su padre. Y yo he pensado "claro, no se abre porque no pesas nada, eres un ángel, y los ángeles no pesan".

- "El sensor está roto", ha dicho su padre, y ha seguido mirando la pantalla.

Yo no he podido evitar pensar en que los mayores a veces somos un rollo. Los niños están siempre jugando, es lo único que hacen en la vida mientras no estén ocupados con obligaciones. Los mayores sin embargo nunca jugamos, nos quedamos ahí, mirando una pantalla, simplemente esperando a que de un momento a otro aparezca la palabra "Landed" en el punto donde estamos mirando para poder dar el siguiente paso, acercarnos a las puertas por donde salen los viajeros.

Y yo me pregunto, ¿qué nos cuesta? ¿qué extraño elemento hace que perdamos la imaginación? ¿en qué punto de la vida dejamos de saltar delante de las puertas para dedicarnos a mirar pantallas fijamente?. Supongo que a veces nos da vergüenza desarrollar nuestra imaginación, pero en serio, ¿qué le costaba darle un poquito de chispa a algo tan insignificante como que el sensor de una puerta esté roto?. Cuando yo era pequeña, muy muy pequeña, le dije a mi madre "mira mamá, se ha salido un arito de la cortina fuera de la barra", y mi madre me dijo "¡jope, qué arito más malo!", y claro, a mí me encantó, siempre que lo miraba desde mi cama pensaba para mis adentros "¡jolines con el arito, no se quiere volver con los demás!". Y así de feliz fue mi infancia.

Parece que en esta vida no queremos que los niños sean niños. En todos los cuentos infantiles, o en la página 2 muere alguien, o hay algún abandono o la protagonista es huérfana, y todo eso se hace para ir acostumbrando a los niños a conceptos como la muerte y el dolor.

Pues vaya mierda de infancia entónces, ¿no?. Según eso, ¿por qué no irles acostumbrando a situaciones como por ejemplo los atascos de la M30? ¿o a darse de baja con Telefónica? ¿o a esperarse una cola cuya rapidez de movimiento depende de un funcionario?. Estaría bien, ¿no? a mí me gustaría ver cómo el Príncipe de Cenicienta se desespera montando un mueble Strgën de Ikea. O cómo Aladdin intenta explicarle al responsable de Atención al Cliente de Carrefour que si él trae su cupón relleno con las tapas de los yogures, quiere el guante de cocina que promete la publicidad, y que lo de "hasta fin de existencias" no le parece excusa.

En fin, que los niños son niños y ya tendrán tiempo los pobres de descubrir que esta vida, aunque a todos nos encanta, es un asco.

Yo le diré a Abril que si la puerta mecánica del aeropuerto no se abre cuando ella pasa, es porque ésa es la puerta de los plebeyos, la puerta para Princesas está un poco más alante. Y me quedaré tan ancha.

martes, 16 de febrero de 2010

Mis manías

-Cuando subo o bajo el volumen de la tele, siempre tengo que dejarlo en un número redondo.

- No soporto la gente que se mete el dedo en la oreja y cuando lo saca se mira el dedo, así que cuando alguien se rasca la oreja, le observo para ver si lo hace, y si lo hace pienso "¡¡Aaarg!! ¿¿por qué he mirado??".

- Juego constantemente a las matrículas siempre que voy en coche. Con las letras, nunca con los números.

- Cuando alguien me dice que es fan de las películas de Tarantino, matemáticamente pienso en esa persona como alguien con quien no debería estrechar relación. No entiendo cómo alguien puede partirse de risa de que a un tío le dejen el cerebro estampado en una pared. Qué risa.

- Siempre necesito tener las manos secas y limpias, incluso cuando estoy lavando los platos o cocinando con las manos. Paro de hacerlo, cojo la toalla, me las seco, y continuo lo que estaba haciendo.

- Tengo que saber todo el tiempo qué hora es. Si no me pongo histérica.

- Mantengo conversaciones imaginarias en voz alta constantemente cuando estoy sola. CONSTANTEMENTE.

- Me histeriza no tener planeados los próximos dos o tres días.

- Cuando descubro una canción nueva que me gusta, le doy al botón de repeat y dejo que suene 100 veces.

- No soporto comer las sobras del día anterior o cenarme las sobras de la comida.

- Me ponen de los nervios los ruidos continuados. Un teléfono sonando sin parar, una persona roncando, una puerta golpeando...

- Cuando alguien me escribe en el Messenger y me pone algo tipo "wenas!", "qtl?", "k pxa!" me entran unas ganas irrefrenables de bloquearle.

- Uno de mis pánicos más horribles es que se me rompa un diente.

- En el ordenador siempre tengo que tener abiertas las ventanas en el mismo orden: Messenger, mi blog, mi correo y la página que esté usando.

- Tengo la obsesión de observar las líneas de las manos de la gente para ver si tienen la linea de la cabeza y la de la vida separadas como yo, y cuando alguien las tiene así, le cojo cariño. Luismi las tiene separadas, y Abril también.

- En verano me voy quitando las chanclas allá donde voy. Me encanta el tacto caliente en los pies.

- No puedo dormir con la puerta del armario abierta. Ni un filito, nada, cerrada totalmente.

- Siento un repelús inmenso hacia Kevin Spacey.

- Me encanta la gente zurda, y siempre que veo un zurdo, siento la absoluta necesidad de decirle "¡¡eres zurdo!!", como si él no lo supiera.

- Borro mecánicamente los email FW: y luego reviso la papelera de reciclaje para ver si había algo interesante.

- No puedo soportar que la comida esté tan caliente que no se pueda comer. Y si se ha quedado fría no me molesta.

- Me flipa mirar los armarios de mis amigas y que me dejen usar alguna de sus prendas.



Tengo un millón de manías, lo sé. Ahora es tu turno, cuéntame un secreto, ¿cuáles son tus manías?

domingo, 14 de febrero de 2010

Reflexión

Esta tarde después de comer me he dado un baño. Me lo merezco, que para eso es San Valentín. Normalmente los baños relajantes tienen como objetivo relajarse y dejar la mente en blanco. Como yo no sé hacer eso aunque lo intente, lo único que consigo es crear pensamientos mucho más intrascendentes de lo normal y, eso sí, a cámara lenta.

Mi pensamiento banal de esta tarde ha consistido en esto:



Éstas son las cosas que necesito para el cuidado cotidiano:

- Crema hidratante día
- Crema nutritiva noche
- Leche desmaquillante
- Tónico
- Protector labial
- Gel exfoliante
- Crema corporal
- Elixir bucal
- Jabón corporal hipoalergénico
- Mascarillas y acondicionadores capilares

Esto es lo que necesita un pepinillo para conservarse:

- Vinagre



Decidido. Tengo que hacerme budista para poder creer en la reencarnación. Y ya tengo muy claro lo que quiero ser en mi próxima vida.

jueves, 11 de febrero de 2010

11 cosas que he hecho y pensé que nunca haría

- Ver sola una película de miedo.

Siempre he sido extremadamente miedosa, pero cuando empecé a vivir sola, se me quitó 100% esa sensación y me veía las películas de miedo como si fueran capítulos de Friends. Ahora que no vivo sola y vuelvo a ser igual o más cagueta aún, no me explico como era capaz de ver esas pelis y luego me iba a dormir como si nada. Y todavía me levantaba en mitad de la noche con la luz apagada a por agua tranquilamente.

- Comer un filete con café.

Una vez fui a un restaurante en Estados Unidos y la señora que estaba en la mesa de al lado se estaba comiendo un sanwich, y cuando aún no se lo había terminado ni se había tomado las patatas, se levantó y fue a por un café, y se lo tomó mientras se terminaba su comida. La mezcla me espantó tanto como me atrajo su atrevimiento. Por algún motivo lo encontré como algo hecho con frescura, y jamás olvidé esa forma de comer, tan norteamericana y desprejuiciada. En uno de mis viernes decidí hacer algo parecido, y descubrí que hay ciertas sensaciones a las que no hay que resistirse.

- Aceptar que me organicen una cita a ciegas.

Una compañera de trabajo me insistía en que tenía un amigo que era perfecto para mí y estaba empeñada en presentarnos, hasta que un día me lo puso por teléfono a traición y me pareció un chico agradable. La primera cita salió bien, pero en cuanto le vi una vez más descubrí que era un cafre integral. Entonces fue cuando pensé que nunca tendría que haber aceptado. Sin embargo, ahora me alegro de haber accedido porque, de nuevo, no hay que resistirse.

- Salir a pasear a 20 grados bajo cero.

Rodeada de nieve y metida hasta las rodillas en ella. Toda yo convertida en nieve.

- Comprar una crema anti edad.

Siempre he sido de esas personas que pasan completamente de cremas. Hasta que llegó un día en el que me encontré dando vueltas por la sección de cosméticos del supermercado, me compré alguna crema barata, y descubrí que la sensación que se te queda en la piel es deliciosamente placentera. Desde entónces nunca he dejado de echarme crema una vez al día acorde con el problema dermatológico que tenga en ese momento. Puntos negros, piel seca, piel grasa, y ahora, una anti edad. Para prevenir, no porque crea que ya la necesite.

- Subirme a un escenario.

Va el mentalista, pregunta quién se considera una persona intuitiva y voy yo y levanto la mano. ¿En qué estaba pensando?.

- Engañar a alguien contándole que vives una vida completamente distinta a la tuya.

Cuando hablas con alguien que no te conoce de nada y que sabes que no vas a volver a ver nunca más en tu vida, es divertido inventarte un tipo de vida, una profesión, una familia, un lugar de origen y un nombre distinto al tuyo. A veces también hasta un acento.

- Sacarme el carnet de conducir.

Siempre he pensado que por el ritmo de vida que llevaba nunca podría reunir todo el dinero que hace falta, y que si alguna vez lo tenía, lo gastaría en otras cosas porque el metro y el autobús te llevan a todos lados. Ahora que tengo mi carnet, estoy feliz de habérmelo sacado y disfruto muchísimo de conducir.

- Vivir en una cabaña en medio del bosque con osos fuera.

Lo hice un tiempo y definitivamente, el campo no es para mí.

- Gastarme 250 euros en un regalo.

Nunca he sido de esas personas que regalan cosas caras, no es mi estilo ni considero que esos sean los mejores regalos, pero quise hacer muchos regalos distintos en uno y 250 euros era lo que costaba el lote completo. La reacción que obtuve una vez recibidos todos los regalos no tiene precio, así que mereció la pena.

- Estar una semana entera sin saber dónde está mi móvil.

Por desinterés, no porque no lo encuentre.

martes, 9 de febrero de 2010

Viva Las Vegas

Mi marido es aficionado al Póker, muy, muy aficionado, a veces diría que hasta un poco adicto. Como entre nuestros amigos triunfa más jugar al Uno, y cuando hemos jugado al Póker, el nivel es muy bajo y hay más cachondeo que concentración, suele jugar por internet con gente tan aficionada como él.

Cuando empezó a jugar me imaginé que se jugaba de mentira, sin dinero, pero de pronto me di cuenta de que no, de que puedes ganar muchísima pasta porque apuestas con tu dinero, dinero real de tu cuenta bancaria. Por suerte, antes de que me diera un ataque al corazón pensando que estaba metiendo dinero de nuestra cuenta, me dijo que no había puesto dinero porque al registrarse te dan 5 euros, y que lo había multiplicado varias veces, así que ese era el dinero con el que jugaba.

Juega muy a menudo, y de vez en cuando se clasifica para algún torneo. Los premios de los torneos son millonarios, pero francamente, nunca he tenido mucha esperanza en que llegue a llevarse algo gordo porque juega muchísima gente de todo el mundo, y en este tipo de juegos hay mucho friki arrolladoramente invencible.

Sin embargo, esta mañana me ha estado contando que hay algún torneo algo más pequeño que él cree que puede ganar, que no lo ve muy difícil, y que alguna vez se ha quedado a las puertas de jugar en la mesa de los grandes. El premio de dinero no está nada mal, pero el que gana se va nada más y nada menos que a Las Vegas con el viaje pagado.

Las Vegas es un sitio al que, a menos que me toque un viaje gratis, nunca iré. No es porque no apetezca, que la verdad es que me resulta un lugar muy curioso, si no porque hay muchos destinos antes que ése que me gustaría visitar, y como no es fácil hacer un gran viaje, cuando tenga la oportunidad de hacerlo iré a otros sitios. Así que siempre que veo Las Vegas en la tele (y veo muuuuucho Las Vegas en la tele por un par de series que sigo) lo miro desde el punto de vista de "nunca estaré allí". Sin pena, sin amargura, simplemente con realismo objetivo: nunca iré allí.

Sin embargo, al decirme esta mañana que hay una pequeña posibilidad de que algún día gane un torneo y se lleve ese premio, de pronto he pensado "¿¿¿LAS VEGAS??? ¡¡¡WOOOW!!!", y un montón de imágenes han empezado a venir a mi cabeza en avalancha.

Esas fuentes del Bellagio donde los chicos de Ocean´s eleven se quedaban pensando en su victoria, esas réplicas de la Torre Eiffel o de las esfinges de Egipto, esos escenarios que vieron decaer a Elvis en sus últimos años de vida, esa capilla donde se casaron Ross Y Rachel en su noche de borrachera... tantas cosas que hemos visto en las películas toda nuestra vida...

Así que de pronto he pensado: TENEMOS QUE GANAR. Hay que hacer ese viaje como sea. Por un viaje gratis lo que haga falta, aunque sea a Alcantarilla, provincia de Murcia, pero si encima es a Las Vegas, no hay excusa. No importa los meses de práctica y de intentos que hagan falta, si hay que jugar al Póker todos los días un rato, se juega. Antes o después, pero nos vamos a Las Vegas señores.




¿Alguien quiere cartas...?

sábado, 6 de febrero de 2010

¿Se puede ser más bonita?

No puede haber en el mundo algo más precioso que esto:





jueves, 4 de febrero de 2010

Moraleja

El día antes de que naciera Abril, Luismi y yo cumplimos 6 meses de casados. Ya hemos cumplido 7 meses, pero ese medio año me hizo pararme y pensar en muchas cosas relacionadas con nosotros, con nuestra boda sobretodo. Hubo tanta gente que reaccionó mal al saber que nos íbamos a casar... y yo nunca he sabido por qué. Todo el mundo sabía que casarse con su primera mujer era un error tremendo, ya que al parecer saltaba a la vista la infelicidad de ambos y la incompatibilidad de personalidades. Sin embargo, al decir que se casaban, todo el mundo reaccionó bien y fueron a la boda con la mejor de sus sonrisas. Se divorciaron a los tres meses, aunque separados emocionalmente llevaban mucho más tiempo.

Y entónces me conoció a mí. En medio de ese caos mental que es tomar una decisión a mejor, aparecí yo. Y en medio de esa decepción que es a veces la vida, apareció él. Y nos hicimos amigos. Y nos hicimos íntimos amigos. Y empezamos juntos. Y entonces empezó la vida para los dos. Yo nunca he sido tan feliz, y aunque está mal hablar de sentimientos en nombre de otra persona, creo que él tampoco. Y nos comprometimos. Y entonces todo el mundo se reveló. Todos esos que habían sido incapaces de pararse a dar un consejo cuando más falta hacía, pretendían ejercer de Pepito Grillo ahora que todo iba bien, que todo iba más que bien. Eso sí, una versión encolerizada e inoportuna de Pepito Grillo. Muy poca gente creyó en este matrimonio.

Y siete meses después, aquí estamos. Dos años, cuatro meses, tres casas, un perro y una hija después, aquí estamos. Más juntos que nunca.

Así que desde mi espacio quiero transmitirle este mensaje a todos aquéllos que no nos apoyaron, a todos los que no pensaron que fuéramos a durar juntos, a todos los que no creyeron en nosotros cuando quisimos hacer oficial nuestro amor. No suelo poner tacos en mi blog porque queda muy poco elegante, pero hoy voy a hacer una excepción. A todos aquéllos:


QUE OS JODAN A TODOS, PUTOS ENVIDIOSOS


Moraleja: antes de juzgar a los demás, métete en tus malditos asuntos. Ha quedado demostrado quién ha reído el último. Me encanta mi vida.

Dejo unas cuántas fotos de archivo. Y a ver quién se atreve a decirme que casarnos era un disparate.






















martes, 2 de febrero de 2010

Mi secreto

Hace poco celebré mi primer cumpleblog. Bueno, esta página celebró su primer cumpleblog, porque el primer Voy a contarte un secreto tiene dos años y medio. Nada menos. Hace todo ese tiempo que empecé a modo de prueba una bitácora bajo el nombre de Voy a contarte un secreto, un nombre que no me he inventado yo, pero que cuadraba perfectamente con cómo sentía que sería lo que estaba escribiendo. Secretos, un montón de cosas que no le cuento a la gente, y no porque me las quiera guardar para mí, si no porque hay millones de cosas que dan vueltas en mi cabeza y la vida diaria simplemente no da pie a ciertas conversaciones. Recuerdo haber escrito sobre lo ridículo que me parece que esta sociedad te obligue a tener complejos, o sobre el daño que nos hizo una "amiga" con su cruel indiferencia. A veces simplemente me apetecía felicitar a mi ídolo por su cumpleaños desde mi espacio. Comencé a escribir sobre lo que sentía, sobre lo que me gustaba y sobre todo lo que me apetecía guardar en mi museo particular de historias.

A veces no tengo tiempo, otras simplemente no tengo palabras, pero el caso es que lo que empezó como una prueba se ha convertido en una costumbre, en mi manera de comunicarme con el mundo, un divertimento sin el que no puedo pasar, a veces hasta una obsesión. Algunas veces me cuesta expresar algunas cosas de viva voz, y sin embargo al sentarme a escribir sobre ello mis dedos se mueven solos sin parar. A través de "Voy a contarte un secreto" he conocido opiniones ocultas y profundas de alguna gente sobre ciertos temas, he descubierto que me sigue mucha gente con la que cara a cara jamás tendría conversaciones sobre lo que escribo aquí, e incluso me he reencontrado con gente que hacía mucho tiempo que no veía.

Este blog me ha visto cambiar de vida radicalmenta tantas veces... me ha visto conocer gente, me ha visto desengañarme con esa gente, me ha visto mudarme de país, me ha visto conocer a mi marido, ha visto nacer a mi hija... tantas historias han pasado por aquí...

Algunas veces se me pasa por la cabeza clausurarlo porque me da por preguntarme el por qué de esta obsesión de escribir sobre cosas personales, aunque en realidad mi blog no es exactamente un diario de vivencias. De momento, con 232 entradas publicadas hasta el momento, me siento feliz de haberlo creado y me gustaría seguir con él, si las fuerzas y la vida me lo permiten.

A toda la gente que anónimamente me sigue me encantaría preguntarles qué es lo que les atrae de este espacio para entrar diariamente, porque algunas veces me pregunto qué puede ver alguien de interesante en mis reflexiones, si no son más que tonterías. Si pudiera se lo preguntaría, pero en fin, por algo son lectores anónimos. De cualquier manera, agradezco enormemente que mi contador de visitas avance diariamente. Gracias por dar sustento a mi diario personal.
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