martes, 17 de abril de 2012

Buscando mi sitio

Marilyn decía que en un rodaje puedes despreciar, gritar y discutir con quien quieras excepto con tu maquillador. Qué paradoja, en una oficina a la única persona a la que puedes tratar con desprecio y culpar de las cosas sin que parezca injusto es a la recepcionista.



Llevo más de 6 años siendo recepcionista, un trabajo que me encanta, que hago bien y que considero que es muy agradecido en ciertos momentos. En todo este tiempo he recibido emails de directivos para darme las gracias por cómo ha salido una reunión gracias a todas mis gestiones, he organizado comidas para 30 personas con menos de 20 minutos de aviso que han sido todo un éxito, he oído todo tipo de comentarios de mensajeros, repartidores o proveedores sobre que soy la recepcionista más agradable de todas las que visitan. Todas esas cosas para mí son pruebas de que cumplo mi objetivo con creces, porque desde muy al principio me planteé mi trabajo como ser el punto al que puede acudir cualquiera para pedir ayuda en lo que necesite y solucionárselo como sea.


Sin embargo, la recepcionista también es la imagen de la persona contra la que puedes cargar si algo no va bien, aunque no sea culpa suya.
Cuando trabajaba en Abengoa, la gente iba dejando tazas de café sucias por la oficina simplemente porque pasaban de llevarlas a la cocina y mucho menos de meter la taza en el lavavajillas. Pues por supuesto adivinen quién se llevaba broncas cada dos por tres porque la oficina estaba "sucia".
En la notaría no me daban derecho a ir al baño hasta mi hora de la comida, no podía perderse ni una sola llamada y no dejaban que me levantara para absolutamente nada, nada de nada.
En Tuenti éramos 3 recepcionistas y nuestra responsable, con el único fin de que trabajáramos con ganas, potenciaba muchísimo la rivalidad entre nosotras, enemistándonos y animándonos violentamente a pisarnos las cabezas las unas a las otras, metiéndonos en una sala cada dos por tres a decirnos lo mal que estábamos trabajando con respecto a lo divinamente bien que estaba haciendo sus funciones la de al lado y animándonos a que le contáramos trapos sucios de la otra para defendernos. Un juego que al final derivó en que salió perdiendo la única que no entró en esa dinámica y no se dedicó a ir a la jefa a contarle las miserias de las otras, por supuesto.
En Marsh el jefe tenía sus esbirros que tenían orden de pasearse por la recepción como quien no quiere la cosa haciendo como que hablaban por teléfono o que leían documentos pero en realidad estaban ahí para escuchar nuestras conversaciones y decirle al jefe si estábamos ahí en plan estatua con nuestra sonrisa puesta esperando muy profesionalmente a que nos entraran llamadas o si en su lugar estábamos hablando de nuestras cosas con normalidad, lo que para el jefe supongo que se entendía como que estábamos "de cháchara" (teníamos una infiltrada que nos contaba estos planes maléficos del jefe, no eran conjeturas nuestras).




Sin embargo en VivaKi es completamente distinto, he tenido mis más y mis menos pero todo el mundo me valora mucho. Me encantan mis labores, entre las que no están en absoluto las de mantener la oficina limpia, aquí afortunadamente hay una persona encargada de eso. En VivaKi estoy aprendiendo muchísimo, me dan mucha libertad y autonomía para hacer las cosas a mi manera siempre que el trabajo salga adelante, y eso me encanta. Mi jefa es muy comprensiva, aparte de muy profesional y nada histérica al estilo "secretaria", y las personas para las que tengo que hacer funciones sueltas, como la directora o la responsable de formación, me están ayudando muchísimo a aprender funciones que no he hecho jamás en mi vida pero que me resultan apasionantes. Creo que he encontrado un buen sitio donde trabajar después de dar tantas vueltas y en el que me gustaría quedarme muchos, muchos años por fin.



Pero resulta que, como ya comentaba en mi entrada anterior aplicado a algo completamente distinto, Murphy me tiene mucho cariño y, aunque me encontró este trabajo, lo hizo por medio de una empresa externa que no es ni más ni menos que un grano en el culo que no me da más que problemas y disgustos, tantos que me hace plantearme si éste es un buen sitio para echar raíces con todas las desventajas que tengo.




Resulta que VivaKi paga 3.000 euros al mes por mí, 3.000 eurazos nada menos, pero claro, se pueden ustedes imaginar de todo ese dinero cuánto veo yo, pues poco, muy poco. Pero claro, VivaKi piensa "estoy pagando una pasta gansa por que haya una niña en recepción monísima, educadísima y que hable un inglés perfecto y que no me dé ni medio problema, faltaba más, ¡con lo que me está costando!". Sin embargo, la trabajadora, en este caso yo, pues piensa "tengo muchísima experiencia, tengo un nivel altísimo de inglés y ya no soy ninguna niña como para que se me puedan comentar aspectos negativos de mi manera de trabajar y los acepte con madurez y como algo constructivo... y no sólo me están pagando una gran mierda, si no que encima como me ponga enferma no cobro y ni siquiera tengo derecho a vacaciones".
Con lo que... ¿quién es realmente el único que sale beneficiado de todo esto?, pues la empresa intermediaria que se está embolsando 2.000 pavos al mes por la jeta sin hacer nada por una persona que no les da ni medio problema porque necesita su dinero como el aire y no se puede permitir el lujo de faltar ni una hora porque entonces no cobra.


Entre otras maravillosas ventajas de estar contratada por medio de empresa externa está el tema del día de pago. Resulta que nos pagan el quinto día laborable de cada mes, NO el día 5, no señor, ¡el quinto día hábil!, esto viene a ser normalmente el día 7 u 8 más o menos, pero si encima tenemos una Semana Santa por medio con tres días no laborables entre medias pues olvídate, vamos, que era día 9 y estaba ahí como una idiota mirando la cuenta a ver si entraba el dinero, que al menos por la tarde ya estaba ingresado, y eso porque fueron "buenas" conmigo, porque yo he hecho las mates y si hubieran seguido el protocolo habitual del quinto día habría tenido que cobrar el 11 o el 12, dependiendo de mi banco.

Pues claro que sí, eso está muy bien, si total, ¿para qué?, si yo no necesito el dinero más que para mis caprichos, yo no tengo que pagar ni una casa ni una guardería ni nada. Y después de todo, con mi casero puedo hablar y explicarle la situación porque es un santo y me dice que no pasa nada, que le pague cuando pueda (como si a él no le pasaran su hipoteca a primeros al pobre hombre, pero en fin...), pero a ver quién le dice a Telefónica, a los del gas, a los del internet etcétera etcétera que mi empresa es así y que ya les pagaré cuando me venga bien. Pues no, ellos me pasan sus importes y si no hay dinero pues me aguanto, pero ellos lo cobran. Conclusión, me paso casi dos semanas al mes con la cuenta en negativo hasta que entra mi sueldo, con la gracia que eso le hace a mi banco y todo lo bueno que eso dice de mí económicamente hablando a la hora de pedir un crédito el día de mañana o lo que sea.


Y me alucina, me alucina que sea tan común que las recepcionistas seamos casi todas de empresa externa, porque si VivaKi me diera a mí esos 3.000 eurazos al mes, te aseguro que ni me ponía mala ni levantaba la voz más que para lo justo y necesario, que ya me encargaría yo de que no tuvieras que comerte la cabeza por mi culpa ni medio segundo. Vamos, que si realmente consiguiera llegar a un acuerdo con VivaKi para quitarme a esta mierda de intermediarias negreras te aseguro que íbamos a salir ganando las dos partes, ellos porque me tendrían contenta y se ahorrarían una pasta, y yo porque, aunque me pagaran la misma mierda que mi empresa actual, al menos tendría derecho a vacaciones, puentes y a ponerme mala de vez en cuando como las personas normales y además, tendría mi contrato fijo, y no el contrato que está de moda ahora, el contrato "por obra", más conocido entre los trabajadores como contrato "como-me-pete-un-día-te-largo-sin-más-y-no-te-debo-un-duro". No estaría de más que se enrollaran un poco más con el sueldo, ya que veo que no les duele nada soltar pasta para que alguien no te dé problemas, pero de verdad, sólo por tener la sensación de que mi empresa, la que me contrata, la que me paga y la que me forma, está contenta conmigo como lo está VivaKi, eso para mí no tendría precio, porque mi jefa siempre me demuestra que le gusta mucho mi manera de trabajar y que no tiene problemas en hablar conmigo para decirme lo que debería cambiar ni tampoco lo que no le gusta de mi actitud, y cuando ha tenido que meterse en una sala conmigo para decirme que algo está muy mal lo ha hecho con clase, con respeto y con mucha, muchísima constructividad, sin tonos amenazantes ni menospreciándome en absoluto, todo lo contrario a mis "responsables", como a ellas les gusta denominarse, que me hacen llamadas amenazantes cada dos por tres y cuando vienen a mi oficina se ponen a husmear en mis cosas, a hacerme preguntas trampa como "¡¡uy qué mona tu niña!!, qué va ¿a la guardería?, y... ¿si un día se pone mala qué haces....?", y a decirme que tengo el almacén hecho un asco y otras tonterías del estilo.



Estoy cansada de estar en un puesto que no importa lo mucho que te lo curres ni lo buena que llegues a ser en tus funciones, siempre estás en la cuerda floja porque tu despido es el más fácil de la compañía. Estoy cansada de que se valore más si llevo vaqueros en lugar de pantalón de traje o si mi mesa tiene papeles por medio o está perfectamente organizada al milímetro y parece una mesa de operaciones que lo bien que hago mi trabajo, lo resolutiva que soy o la buena educación que tengo con las visitas o las llamadas.



Me encanta mi trabajo, me encanta ser recepcionista y me encanta lo agradecido que es mi puesto algunas veces, pero cómo está montado es lo que hace que me plantée si realmente este "status" que se me otorga el que quiero para el resto de mi vida laboral.






Quizá tenía que haber labrado mi futuro profesional por el camino del maquillaje, así por lo menos Marilyn le habría dejado dicho a todo el mundo que me merezco más respeto que nadie...

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