Recientemente he visto dos películas de habla española:
Los abrazos rotos, De Almodóvar, y
El secreto de sus ojos, de Juan José Campanela.
¿Cómo podemos ser tan distintos lo españoles y los argentinos a la hora de hacer cine?. Yo me consideraba una súper fan de Almodóvar, de
Mujeres al borde de un ataque de nervios, ¿Qué hecho yo para merecer esto?... y un pequeño etcétera. Pero depronto Almodóvar se empezó a meter en una especie de medio cine de culto y desapareció todo ese encanto que él tenía, esa gracia para reflejar a la mujer, a cierto tipo de mujer, con el que, por suerte, no nos sentimos identificadas pero conocemos a miles y miles de ellas. No, Almodóvar ya no retrata a todas esas mujeres que sólo él sabía retratar, ahora sólo retrata a Penélope. Lo cual está muy bien oye, parece que tienen química, pero resulta que cada vez que Almodóvar se sienta a escribir un nuevo guión, se pone una foto de Penélope delante y piensa... " a ver, ¿qué puedo hacer esta vez para que Penélope se luzca lo más posible?". Y ahí es donde está el fallo.
Para mi gusto (y sin destripar la película para aquéllos que aún quieran verla),

nadie en este mundo se cree que Penélope se case con un tío de 60 años, eso para empezar. Pero en fin, supuestamente el tío tiene mucha pasta y a lo mejor los tiros en la vida real podrían ir por ahí, vale. Pero a ver, ¿¿que deja al tío ese porque en realidad está enamorada de Lluis Homar??
¡Venga hombre por favor!. Vamos a ver, yo estoy muy a favor del amor sin edad y de que las pelis no tienen que ser para nada chico guapo con chica guapa, nada más lejos, pero hombre, esque esto ya es un poco el colmo del surrealismo, vamos, hasta lo que yo sé de Penélope, sus novios en la vida real no es que sean precisamente unos vejestorios, creo yo, ¿no?. Eso sí, en la peli hay algo muy creible, y son las tetas de Pe. Parece que si Pe hace una peli y no enseña las tetas, como que no es ella, especialmente si es una peli de Almodóvar. Y vuelvo a repetir lo mismo, estoy muy a favor del cine realista y que las cosas se vean como se verían en la vida real, y si tiene que haber teta, pues que haya teta, pero esque en
Los abrazos rotos hay tetas gratuitas de Penélope para aburrir, y mira que no creo yo que la gente se aburra facilmente de las tetas de Penélope, pero esque ya me parece un poco de coña.
Pero la verdad, no sé qué esperaba, según empieza la película, la primera escena te enseña a una tía buenísima (Kira Miró) que ha ayudado a cruzar la calle a un ciego de más de 50 años (Lluis Homar) y acaban en casa de él follando en el sofá. Súper realista claro, a los ciegos les pasa todos los días, especialmente a los de 50 años. Ah, y a la tía se le ven las tetas pero bien, que no falten, supongo que Kira Miró estará encantada de que Almodóvar la haya fichado en semejante papelón.
Y después de
Los abrazos rotos, vi
El secreto de sus ojos.

Y me quedé completamente fascinada por la historia. No tenía ni idea de qué iba la peli, pero por el cartel y por el título me imaginaba que era una historia de amor, y la verdad, a estas alturas no me apetece nada tragarme un pastelón, y menos argentino, que ya he tenido bastante de argentinos en mi vida. Pero me la recomendaron insistentemente, y a falta de buen cartel, nos fuimos a verla.
Es una historia increíble, un guión fascinante, y trasmitida por unos actores impresionantes todos ellos, hasta los secundarios e incluso los que nisiquiera llegan a la categoría de secundarios. Sabía que el director es uno de esos directores que transmite, que transmite mucho, porque ya me había tocado el corazón con más de una peli, pero esta historia, completamente distinta a cualquier otra peli que haya visto nunca, es una historia para engancharte, para meterte dentro, para identificarte, y sobre todo, para sorprenderte. Y me sorprendió. Una vez más, Juan José Campanela me sorprendió. Y muy gratamente.
Así que lo siento mucho por mi compatriota Pedro, pero creo que tanto Oscar y tanta Penélope, que se está convirtiendo en una frívola Hollywoodiense aunque intente aparentar lo contrario, le están atrofiando ese sentido humano y ese toque realista llevado al extremo que tanto admiraba años atrás. En este asalto, el amigo argentino gana por goleada. Y reto al lector a que lo compruebe él mismo viendo ambas películas.