viernes, 10 de abril de 2015

Farewell

Hoy es un día agridulce para mí. He decidido cerrar Voy a contarte un secreto para abrir un espacio completamente nuevo donde pueda sentir la libertad que necesito para escribir con espontaneidad y sinceridad que tanto me han ayudado a lo largo de los últimos años. He tomado la decisión de convertirme en bloguera anónima, y de esa forma no alimentar el odio que tanto ha manchado este espacio en los últimos meses. Mi nuevo blog ya está estrenado, y me ha resultado una experiencia profundamente satisfactoria ver como mi inspiración fluía según iba escribiendo sin sentir la presión del "qué dirán" que ha acabado por contaminar por completo este espacio.


Con todo el dolor de mi corazón, aquí acaba Voy a contarte un secreto y como despedida, aquí dejo la entrada que ha estrenado mi nuevo blog. 

Adiós, queridos seguidores, nos vemos en un lugar más privado...







No estoy acostumbrada al mundo del anonimato. Desde hace muchos años practico la sobre-exposición en redes sociales de manera completamente sincera, no tengo nada que esconder y, al contrario de lo que opina la masa, mi vida on-line no cuenta "mi vida", sólo muestra cosas que hago o pienso, pero en ningún caso eso es "todo" lo que hay, así que nunca me ha dado miedo colgar mis fotos, fotos de mi familia o opiniones que tengo sobre cualquier tema, para mí eso no es "contar mi vida" y no me da miedo que pueda haber una consecuencia.


Sin embargo, un día algo cambió en mi vida. Me separé. No sólo me separé, si no que lo hice en el momento más vulnerable de mi vida: cuando no tenía trabajo, ni quiera me quedaba paro y, como consecuencia de ello sumado a los daños que te causan el llevar años en un matrimonio destruido, con mi dignidad por los suelos.


Pero lo hice. No sabía qué iba a ser de mí ni hacia dónde se dirigía mi vida, pero sabía que fuera a donde fuera, sería a un lugar mejor que aquel en el que me encontraba. Sabía de sobra que me quedaba un largo túnel por delante hasta que consiguiera ver un poco de luz, sabía que me quedaba muchísimo tiempo y esfuerzo por delante para volver a recomponer todas las piezas que se encontraban hechas trizas después de tanto luchar por algo que estaba muerto, pero de lo que estaba convencida era de que si me quedaba en ese lugar, mi vida en ningún caso se mantendría en una línea recta de desconsuelo, desengaño, decepción y resignación. No. Lejos de eso, todo iría en picado para llevarme a un lugar aún más oscuro y seguramente sin vuelta atrás. Lo pensé, lo pensé muchísimo, y decidí tirarme al vacío desde el abismo que era mi vida.


Nunca pensé en mi separación como una derrota o un fracaso. ¿Fracaso?, fracaso es casarte con el hombre de tu vida para que cuando no tengas manera de escapar te trate como si no valieras nada y te haga una desgraciada día tras día y no hagas nada para salir de ahí. Fracaso es mostrarle a dos niños inocentes y completamente en blanco una idea completamente errónea de lo que es el amor. Fracaso es permanecer en ese estado por pura resignación y conformismo. Fracaso es no luchar por encontrar lo que crees que mereces sólo porque no te apetece sacar fuerzas. Fracaso es no admitir que te equivocaste al elegir a la persona con la que querías pasar el resto de tu vida y no aprender de lo mal que hiciste las cosas para no volver a cometer el mismo error a lo hora de empezar de cero algún día con alguien nuevo. Eso es fracaso. ¿Pero separarse?, no señor. Ocurre todos los días y (que yo sepa) nadie se ha muerto de divorcio.


Así que, sabiendo que me quedaba una larga tormenta por delante y que estaba en mi momento más débil, saqué fuerzas para dar puñetazo en la mesa y rompí con todo. Y desde entonces, mi vida ha sido una constante evasión de opiniones, advertencias, consejos no pedidos, sermones, discursos, discusiones y demás actitudes prejuiciosas.


En todo este tiempo me he sentido perdida, incomprendida, necesitada... he cometido errores, he hecho locuras intentando buscar mi sitio, he probado experiencias nuevas, he hecho nuevas amistades, he perdido viejas amistades, he empezado de cero, he empezado de cero otra vez, he empezado de cero de nuevo y sigo haciéndolo cada vez que siento que algo no está a la altura de lo que yo merezco... ¿y saben qué? que no me importa. Me siento orgullosa de haber superado la tormenta, me siento orgullosa de mis cicatrices y mis heridas, algunas de ellas todavía abiertas y en proceso de curación, y me siento completamente feliz con la decisión que tomé de buscar una vida mejor.


Sin embargo, mi manera de llevar mi vida es totalmente inaceptable para esta retrógrada sociedad. Cansada de que me impongan mi camino desde que era una niña y profundamente infeliz de a dónde ese camino me llevó, decidí hacer las cosas a mi manera y tropezarme con mis propias piedras sin escuchar a nadie, y como se suele decir, "al que no le guste que no mire".


Hoy en día muchísima gente me admira, muchas de las personas que me han visto en mis horas bajas se sienten orgullosas de mí por lo que he creado después de tanto luchar y muchas personas me han dicho que mi historia les da fuerzas para luchar por encontrar algo mejor. Sin embargo, a lo largo del recorrido hasta que he recompuesto de nuevo todas mis piezas y hasta que he vuelto a ser una persona entera y fuerte, mi camino ha estado lleno de recelos externos.


Soy una madre soltera. Mis hijos son lo más importante para mí, pero no son lo único. Me cuido, pienso en mí misma y no estoy dispuesta a abandonarme como mujer sólo porque me debo a ellos. Me debo a ellos, claro que sí, pero no está reñido para nada divertirse y cuidarse con ser una buena madre.


De vez en cuando, cuando acuesto a los pequeños, me tomo una copa de vino  mientras leo en la cama, y eso no me hace una alcohólica. De vez en cuando salgo de noche a bailar, me emborracho y vuelvo a casa de madrugada, y eso no me hace una juerguista. De vez en cuando me compro algo de ropa con el poquito dinero que me queda después de pagar mis facturas, y eso no me hace una derrochadora. De vez en cuando tengo citas con hombres que me gustan, y eso no me hace promiscua. De vez en cuando he dejado que dicho hombre me dé un beso al despedirse, y eso no me hace una zorra.


Tomarme el vino mientras estoy con los niños y dejar que se me suba a la cabeza es lo que me convertiría en una insensata. Salir de fiesta constantemente como única forma de diversión y acabar completamente borracha cada vez es lo que me convertiría en una fiestera. No pagar mis facturas para comprarme caprichos es lo que me convertiría en una irresponsable. Salir constantemente con hombres porque no sé estar sola es lo que haría que perdiera el norte que tanto me ha costado encontrar. Llevarme a casa a todos los hombres con los que tengo citas es lo que me convertiría en algo que no soy, aunque en ningún caso considero que esté mal hacerlo, pero simplemente no es para mí.



Me gusta divertirme, como a todo el mundo, y en el fondo estoy muy contenta de que mi "juventud" me haya llegado cuando soy lo suficientemente madura como para hacer las cosas con cabeza y no de forma inconsciente. Nunca cojo el coche cuando he bebido, nunca me emborracho hasta que hago tonterías, nunca descuido a mis hijos porque priorizo mi propia satisfacción sobre ellos, y nunca jamás me voy a la cama con nadie que no me encante y que merezca la pena (algo que ha ocurrido en muchas menos ocasiones de las que puedo contar con los dedos de una mano, me sobran la mitad. No mola).

Sin embargo, como decía al principio, mucha gente, muchísima, me ha tachado de una serie de cosas que no soy a lo largo de todo este tiempo. Zorra, vaga, mala madre, sacacuartos, prostituta, mala persona, manipuladora y retorcida son sólo algunos de los adjetivos con los que he tenido que lidiar en este tiempo. Mi troll incluso llegó a decirme que desnuda soy bastante asquerosa. Cuando estás en una posición débil como yo estaba, todo el mundo se cree con derecho a decirte lo que tienes que hacer, y cuando no haces las cosas según ese criterio, entonces es cuando llegan los descalificativos. Intentas que no te afecte, pero lo cierto es que te afecta. A veces más y a veces menos, pero en algunos momentos te gustaría alinear a todos los que se han dedicado a juzgarte y y gritarles un gran "DEJADME EN PAZ DE UNA VEZ" en sus caras.


Me encanta escribir y en todos estos años he disfrutado muchísimo de mi blog y me ha servido como terapia de auto conocimiento, pero en los últimos meses me he dado cuenta de que cada vez me da más pereza escribir sólo porque poco a poco se ha ido convirtiendo en el lugar donde todos mis haters se reúnen para cotillear mi vida y criticarme, lo cual al final acabó coartando por completo mi libertad de expresión porque sentía que si contaba lo bueno, iba a alimentar su odio, si contaba lo malo, iba a darles la satisfacción que tanto ansían, y si hablo de mi opinión sobre temas aleatorios como he hecho siempre, iban a ponerme a caldo. Con lo que al final llevo un montón de meses con miles de temas en mi cabeza sobre los que escribir y no lo he hecho porque no me siento cómoda como para hacerlo mientras tanto bully observa.


Así que finalmente he decidido volverme una bloguera al uso, completamente anónima. Así si alguien quiere juzgarme al menos será alguien que no me conozca en persona y no me molestará tanto ni tendré que acabar yendo a juicio en calidad de demandante por ello.


Así que adiós, Voy a contarte un secreto, y hola, nuevo blog. Empieza una etapa nueva de auto conocimiento en un lugar más privado donde puedo sentirme libre...

2 comentarios:

maria jesus dijo...

Que triunfes en tu nueva andadura, y he dicho que triunfes queriendo decir que consigas lo que quieres. Mucha suerte

Anónimo dijo...

Pues yo espero poder seguir disfrutando de tu verbo en tu nuevo espacio.
Suerte con ello!

La Nueva Vecina.

Web Statistics