miércoles, 23 de mayo de 2012

Carta a Mini-Yo

 *Atención, post altamente edulcorado, abstenerse de seguir leyendo diabéticos y/o personas con facilidad de empalague. El que avisa no es traidor...*



Querida Abril:


Mientras escribo esto estás dormida a mi lado, apoyada en mis piernas como tanto te gusta hacer. Cuando estás así, cuando sacas a relucir todo ese lado tan tremendamente cariñoso que tienes y nos demuestras lo mucho que te gusta estar con nosotros y lo poco que te gusta estar sola, siento como si todo el resto del mundo no existiera, como si sólo estuviéramos nosotros tres y nos bastáramos, como si no necesitáramos a nadie más en el mundo.

Para ti todo es motivo de fiesta, cualquier cosa, dentro o fuera de la rutina, la vives apasionadamente. Cenar con nosotros en la mesa, bañarte con tus juguetes o resistirte cuando te voy a vestir para que te persiga por todos lados son cosas que disfrutas con una intensidad que no creo que los mayores sintamos en absolutamente nada. Todo te hace gracia, a todo le ves el lado divertido, cualquier pequeño detalle te hace reír profundamente, y a mí me fascina que seas así, porque pienso que ójala todos tuviéramos esas capacidad, ójala nunca perdiéramos esa disposición para ser felices con las cosas pequeñas, porque a ti nunca te han hecho falta juguetes enormes ni aparatos sofisticados para divertirte como les pasa a otros niños, tú siempre has sido feliz con una revista a modo de catalejo o con un bolígrafo y una servilleta.

 Te veo, te observo y pienso que tengo tanto que aprender de ti, hay tantas cosas que he conocido gracias a lo que tú me has enseñado que me parece increíble que haya gente que no quiera algo como esto en su vida. Te veo tan inocente, tan sencilla y con tanta naturalidad que me doy cuenta de que todos los demás estamos intimidados por esta sociedad, forzados a esconder lo que sentimos, sea bueno o malo. Sin embargo para ti no hay límites a la hora de mostrarnos cómo te sientes, cuando estás triste siempre nos buscas para que te abracemos, y cuando estás feliz no te da miedo reír tan alto que todo el mundo pueda oírte o incluso saltar de pura emoción. Y no sabes todo lo que daría por que no tuvieras que perder esa inocencia, toda esa sencillez que te hace tan fascinante a mis ojos.

 Ójala me entendieras cuando te digo que jamás voy a dejar que nadie te haga daño, aunque sé que eso ocurrirá y sé que me dolerá como si rajaran mi propio alma. Pero esque te observo y no veo un ápice de maldad en ti, jamás he encontrado en tu forma de actuar ni una pizca de ese egoísmo que tienen la mayoría de los niños, para ti todo es mucho mejor si es compartido y disfrutas el doble si puedes repartir lo que tienes. Todos seríamos muchísimo mejores si actuáramos así, con la simpleza con la que tú haces las cosas. Pero sé que el mundo no va a ser así de amable contigo, sé que te llevarás una decepción tras otra en esta vida, porque por desgracia la mayoría de gente no da lo mismo que recibe por nuestra parte. Es injusto, pero es así.

 Ahora, por primera vez en mi vida, entiendo a lo que se refería mi padre cuando me decía "no crezcas nunca, quédate así, como estás". Yo daría lo que fuera por que siempre fueras así, así de chiquitita, así de dulce y de encantadora, por que nunca jamás perdieras esa magia que tienes, por que siempre te rieras así como ahora lo haces, hasta casi perder la respiración simplemente porque he salido de detrás de una puerta para asustarte, por que siempre nos miraras con ese amor absoluto con el que nos miras cuando estamos los tres juntos, que es como más disfrutas.
A veces te escucho desde otra habitación jugar sola, cantando canciones que has escuchado o que te has inventado, hablándole a tus muñecos o simplemente riéndote de pura diversión con lo que estás haciendo, y me encantaría ir ahí, a donde estés, y pedirte que por favor, por favor nunca crezcas, que nunca dejes de ser así de deliciosa, que nunca dejes de llamar "calilo" al cocodrilo ni de decir por las noches que te vas "a mamir", que nunca dejes de despedirte de tus mocos cuando te los limpio y que nunca, nunca jamás dejes de sentir la alegría tan inmensa que sientes cuando tu papá llega a casa.


 Por favor, no te hagas mayor nunca jamás...













2 comentarios:

Elia dijo...

que cosa mas tiernaaaa, estoy un poco sensiblona y esta carta que le escribes a tu niñaaaa es preciosa, me ha emocionado,un besooo a toda la familiaaa.
Elis

Luismi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Web Statistics