jueves, 10 de septiembre de 2009

Pequeña Miss Martínez

Mi pequeña ya tiene nombre: Abril

Sí, Abril, qué pasa.

Es un nombre raro, poco común, diferente. Mucha gente ve todo eso como algo malo y les parece que le voy a hacer una faena a la niña. Nosotros sin embargo, lo vemos como algo muy bueno. ¿A que si digo Angelina, todo el mundo sabe de quién hablo? y si digo Elvis, ¿a que también todo el mundo sabe quién es sin ninguna duda? o también Marilyn, Beyoncé... sin embargo prueba con otro nombre:

-Me encanta David
-¿Qué David?
-Pues hombre, ¡David Bisbal!
-¡¡Ah!! ¡¡Bisbal!!

Ahí tienes el distintivo, en el apellido, un apellido que no es nada común y que es lo que hace que un nombre como David, tan común y tan corriente, quede en segundo plano. Así que mi marido y yo tuvimos muy claro desde el primer momento que queríamos un nombre único para nuestra niña ya que su apellido no le va a acompañar mucho, porque en el fondo, la gente con un nombre distinto, la recuerdas toda la vida. Incluso no hace falta que te remontes a tu infancia para acordarte de gente con un nombre especial. Hay que reconocer que hay mucha diferencia entre hablar de una persona con un nombre especial y una persona con un nombre común. Cuántas veces he tenido conversaciones con Luismi que empiezan así:

-Ayer me llamó Sergio
-¿Qué Sergio?
-Sergio el rubito
-¿El amigo de Elia?
-No hombre, mi amigo Sergio, el de los viajes
-¡Ah, ese Sergio!
-Sí, y también hablé con Dulce
-¡Dulce! ¿qué se cuenta?

Y yo lo odio. Odio que los nombres, aunque sean bonitos (como Patricia) haya ochocientos mil en este mundo. Así que lo tuvimos muy claro, queríamos un nombre especial para nuestra niña. Pero un nombre especial y distinto al resto tiene dos caras. Puede que tengas que deletrearlo constantemente, o que te pases la vida aclarando su ortografía:

-¿Nombre?
-Patricia
-¿Apellido?
-Buelta, con B
-¿Cómo?
-Buelta, como darse una vuelta, pero con B, como en Barcelona
-¿Vuelta con B?
-Sí, Buelta con B
-Ah. Qué curioso
-Ya le digo

Y es un coñazo. Así que no nos podíamos poner demasiado étnicos para que no empezara a haber problemas de deletreos, pero sin embargo, queríamos un nombre muy único, y así huir de las miles de Lauras, Natalias, Martas, y Patricias que hay en este mundo, aunque son nombres muy bonitos, pero por desgracia han dejado de tener personalidad dada la sobrecarga de ellas que hay en el mundo.

Y se me ocurrió Abril, y a mi marido le encantó. Es distinto, pero sin embargo es una palabra conocida por todo el mundo, y aparte, abril fue cuando me enteré de que estaba embarazada. Así que Abril, muy al pesar de mucha gente que me pone cara de asco en plan "¿Abril? ¿y por qué no la llamas directamente Septiembre?". Debe ser que la gente no se da cuenta de que esto no es una democracia y que el nombre de mi hija depende exclusivamente de mi marido y de mí, NO se aceptan sugerencias, y cuando lo digo, no estoy preguntando opinión, estoy informando. Y además, al ser un nombre tan diferente a lo que la gente está acostumbrada, hay un porcentaje de gente a la que no le gusta nada, pero al resto no es que le guste, esque le encanta, así que además de ser bonito, no deja a nadie indiferente, y eso es lo que buscamos, que nuestra hija no deje a nadie indiferente.

Total, que mi niña se llama Abril, queda oficialmente inaugurado en este momento.

Abril, cada vez que lo digo en alto me gusta más y más....

3 comentarios:

Dana dijo...

Más que un post, parece una declaración. Pero muy bien...
A mí también me gustan los nombres con personalidad, y me gusta mucho tener un nombre muy poco común, nunca estudié ni he conocido a nadie que se llame como yo, aunque hace poco supe que una actriz de Hollywood se llama igual...siempre tengo el problema en papeles que la gente lo suele escribir con Y o con G, pero bueno, me gusta y su significado, también...

chelo dijo...

Comparto vuestra decisión... es nombre nada habitual y con fuerza cuando se pronuncia... que seguro la impregnará de carácter propio...

Ailime dijo...

Es un nombre muy bonito y lo importante es que es elegido muy cuidadosamente por sus padres, que son los que la amarán más que nadie.

Comparto la idea de un nombre no común, especial. Mi hija se llama Xóchitl, un nombre indígena de origen náhuatl que significa flor y que lo llevaban las princesas de esa etnia.

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