lunes, 28 de enero de 2013

Un mes de vida

Este fin de semana mi pequeño ha hecho un mes.

La vida no ha cambiado tanto desde que él llegó, como me decían que pasaría. Los días no son tan agotadores, las noches no son tan terribles y los celos de su hermana no son tan exagerados. Más bien todo lo contrario, Eric es tremendamente tranquilo, no es tan acaparador como era su hermana y por las noche se despierta una vez con hambre y ya está, lo cual es una bendición, especialmente cuando en tu primer hijo las noches fueron una auténtica pesadilla. Y Abril, como ya he comentado, por ahora no sólo no ha tenido celos de su hermano en absoluto, si no que más bien ha desarrollado un instinto de protección que me llena de amor absoluto. Quiere a su hermano con locura y me ayuda muchísimo a cuidarle.


No tenía ni idea de cómo sería tener un segundo hijo. Cuando estás embarazada te haces muchas preguntas. ¿Podré querer a alguien tanto como quiero a mi hija?, ¿me convertiré en una de esas madres que se pasan el día hablando de sus hijos y van con las raíces negras porque no tienen un minuto para sí mismas?, ¿podré todavía pasar algo de tiempo a solas con mi marido?..., y ahora que he pasado el primer mes, que siempre es el más horrible, tengo que decir que todos nos hemos adaptado rápido a la nueva situación y no hemos tenido que renunciar a ser nosotros mismos como hace otra gente. Aún tengo tiempo para mí misma, tiempo para dedicárselo a Abril y jugar con ella y tampoco he tenido que descuidar mi matrimonio porque estemos desbordados. Yo no sé si esque la gente no se organiza o simplemente no le da prioridad a ciertas cosas, pero yo me he preocupado mucho en que Abril sea lo suficientemente independiente como para no necesitarnos para absolutamente todo y en que entienda que las cosas han cambiado y que ahora hay un bebé que necesita mucha atención, y ella lo ha entendido de maravilla, con lo que la vida transcurre de manera tranquila por Villa Farfalla.


Eric es una preciosidad de bebé, no sé si es amor de madre, pero es un niño tremendamente dulce. Ahora sé que se puede querer a una pequeña personita igual que a tu hijo mayor, por increíble que parezca cuando aún no le has visto la carita. Ahora tengo una familia mucho más completa y soy mucho más feliz sabiendo que la vida me puso una zancadilla y he conseguido convertirla en una auténtica bendición.














Adoro a mi familia...

1 comentario:

La nueva vecina dijo...

Cómo me alegrooooooooo!!!

Web Statistics