Hace
sólo unos meses escribí esto. No lo publiqué porque sonaba
redundante con otras muchas entradas del estilo que escribía por
aquel entonces, victimista como somos cuando sólo hablamos con nosotros mismos y en definitiva, más de lo mismo de lo que abunda por aquí últimamente (ya que mis asesores me tienen capado el hablar de mis momentos buenos durante un tiempo para que nadie pueda usarlos en mi contra), pero leerlo ahora habiendo salido por completo de aquella
situación resulta sobrecogedor, o al menos para mí. Cuánto me
alegro de estar lejos de todo aquello. Disfruten...
Cuando
tenía 15 años, mi padre se fue de casa. Mi madre siempre dijo que
ella no iba a dejar que un juez decidiera cuándo podíamos ver a mi
padre, así que cuando quisiéramos verle, simplemente teníamos que
llamarle y decírselo. Mi hermano y yo le llamábamos, pero él nunca
respondía, y cuando respondía, nunca podía. Siempre había hecho
otros planes. Como si mi hermano y yo no supiéramos de sobra que el
plan favorito de mi padre era tirarse en el sofá hasta que su vejiga
le permitiese.
Cuando
tenía sólo unos pocos años más, fue mi madre la que se fue sin
preguntarle a nadie y sin mirar atrás. Todo mi dinero, absolutamente
todo, se iba en pagar todas mis facturas, incluidas las llamadas de
mi hermano al otro lado del charco donde vivía su novia, y en
ahorrar para poder comprarme un billete e ir a ver a mi madre. Nadie
nunca jamás me echó una mano para comprar un billete a donde ella
vivía, pero si no iba yo, ella no venía.
Unos
años después, por no sentirme tan sola supongo, corrí a los brazos
de un hombre que me llenó de deudas y que me prohibía tocar el
dinero que tanto me costaba ganar. Pasé mi primer embarazo llevando
la misma camiseta de premamá porque no me dejó comprarme ropa, y mi
segundo embarazo deambulando por los hospitales rogando que alguien
me hiciera caso porque mi marido abusivo no me dejaba comprar comida
y necesitaba alguien que me escuchara.
Cuando
conseguí reunir el valor para separarme ya era una ama de casa a la
fuerza después de que me despidieran por quedarme embarazada. Pero a
mi marido le interesaba que estuviéramos completamente arruinados y
con un millón de deudas porque de esa forma yo nunca tendría el
valor y la fuerza para tirar por mi lado sin él. Hasta arriba de
deudas y con vistas a tener muchas más dadas las circunstancias y su
manera de gestionar el dinero, prohibiéndome por completo tocarlo y
acusándome de querer usarlo para "comprarme zapatos". ¿?.
Completamente
abatida y con un futuro tan negro como el presente, me separé sin un
trabajo y sin posibilidades de tenerlo. ¿Cómo voy a mantener a mis
hijos?, ¿cómo voy a pagar mis facturas?, ¿cómo voy a salir
adelante con una ayuda económica ridícula y con un ex marido
quitándome mi dinero, pagándome tarde y no ocupándose de los niños
para nada?. Si encontrara un trabajo, con los sueldos que hay hoy en
día ni siquiera llegaría para pagar los gastos de dejar a los niños
en el colegio un par de horas más de su hora de salida.
Y
mientras tanto, observo como las facturas se acumulan, la comida se
acaba y no puedo llamar a mis caseros para decirles que tengo una
humedad porque se me cae la cara de vergüenza de pagarles el
alquiler tarde y a trompicones.
Unos
meses después de haberme separado, ahora es cuando empiezo a sentir
que recupero mi integridad. Empiezo a tener un pequeño renombre con
la empresa que creé, y aunque eso me ayuda a pagar algunas de mis
facturas, no las paga todas ni por asomo. Para ser capaz de salir
adelante por mi misma, me veo absolutamente forzada a pedir ayuda a
servicios sociales y a otro tipo de fundaciones para gente sin
recursos. Desde servicios sociales a veces me dan tarjetas con dinero
de Mercadona para comida, pero me imagino que para controlar el
gorronismo, son muy estrictos con lo que puedes comprar con ese
dinero. Leche, carne, fruta, pescado y pañales. Ni champú, ni pasta
de dientes, ni café, ni desodorante, ni Cola Cao, ni yogures. Y
hasta una vez me dieron un toque porque el precio de las manzanas
reineta les parecía excesivo. Así que por mucha leche y mucha
carne que tenga en casa, nunca me ayuda lo suficiente porque hasta lo
que yo sé, el champú sigue siendo un producto de primera necesidad.
Encontrarme
en esta situación me hace sentir una perdedora. Como madre, es mi
trabajo mantener a los dos niños que traje a este mundo, y lo cierto
es que eso no está ocurriendo y por ese motivo me siento un fracaso.
Y lo que es peor, la sociedad se encarga de recordarme
cons-tan-te-men-te que así es como debería sentirme, como una
auténtica fracasada. Cada día veo, escucho o leo algo o a alguien
quejarse sobre como la gente como yo, gente que recibe ayudas, somos
unos vagos. Hay hasta grupos en Facebook dedicados a los
"chupasangres" de la sociedad, y hasta oigo comentarios en
esos programas horribles de la radio que emiten por las mañanas
que "seguramente los que recibimos ayudas porque sí
estamos en casa viendo la tele mientras otros trabajan para que
recibamos nuestro sueldo". Te hace sentir muy pequeña oír
algo como eso.
Lo
que la sociedad opina de mí me lo recuerdan las dos asistentes
sociales que me miran de arriba abajo juzgándome cada vez que les
pido una tarjeta del Mercadona. Me imagino que en servicios sociales
están tan hartas de ver a vagos poner el cazo que se les olvida que
hay gente que simplemente está pasando por un mal momento, pero
esque hay fundaciones enteras dedicadas a dar de comer a gente vaga
que no se ha preocupado en invertir en su futuro ni en el de sus
hijos ni un segundo, y una de esas fundaciones me cerró las puertas
a sus ayudas porque "sólo tengo dos hijos, aquí vienen
chicas hasta con siete" y porque tenía "recursos
de sobra para salir adelante por mí misma", palabras
textuales. ¿Qué es lo que esperan exactamente? ¿que vayas vestida
como una homeless? ¿quizá hubiera sido más productivo no haberme
duchado la mañana de mi cita con ellos?.
Todos
los días cuando me levanto siento que soy yo sola contra el mundo.
Cuando suena mi despertador a las 8 tengo que levantar a mis niños,
vestirles, peinarles, darles de desayunar y después subirme andando
con ellos una cuesta enorme porque su padre nos quitó nuestro coche.
Después de eso me vuelvo desde el colegio, me ducho y me pongo
delante del ordenador durante horas peleándome con el Photoshop para
hacer un banner chulo y llamativo que venda muchos cursos, y después
de eso me pongo a limpiar mi casa, doblar ropa, recoger juguetes,
quitar pelos de perro del sofá y mil cosas más.
Después
me vuelvo a subir la cuesta para ir a recoger a mis niños e invierto
mi tiempo en leer un rato con la mayor, jugar con ellos, que me
ayuden a seguir recogiendo la casa, sacamos al perro los tres juntos,
les baño, hago la cena y les acuesto. Si se han portado bien hasta
les leo un cuento. Después de acostarles, hago todo lo que no he
podido hacer durante el día y que todavía tiene que hacerse.
Recoger la cocina, responder wassaps atrasados, limpiar mis pinceles
de maquillaje y dejarlos listos para la próxima clase etc. Y después
de todo eso, me voy arrastrándome a la cama nunca antes de las 12 de
la noche. La alarma suena sólo unas horas después y vuelta a lo
mismo, pero según la sociedad en la que vivimos, todo lo que hago no
es suficiente porque sigo sin sacar a mis hijos adelante.
No
sé qué más hacer. Si alguien sabe qué puedo hacer, por favor que
me lo diga porque no sé hacia dónde tirar desde aquí. He oído de
todo, "limpia casas, limpia cuadras, cuida niños,
límpiale el culo a viejos". Y de ahí en adelante cosas que
prefiero no nombrar. Pero no, nada de eso me va a sacar adelante,
como si la gente ganara un sueldazo haciendo ese tipo de trabajos.
Estoy invirtiendo todo mi tiempo "laboral" en intentar
sacar adelante la empresa que he fundado, pero hoy por hoy, estoy
completamente estancada y no consigo encontrar una salida.
Estoy
cansada de pelear por mi dignidad. Estoy cansada de sentir que haga
lo que haga no es suficiente. Estoy cansada de que la sociedad me
trate como menos de lo que soy sólo porque no tengo dinero.
Nadie
sabe lo que pasa en mi casa de puertas para dentro. Nadie me oye
decirle a mis niños que no pueden repetir cena. Nadie oye a mi hija
preguntarme que si hoy voy a cenar o no para ponerme a mí también
un tenedor cuando le digo que ponga la mesa. Mis hijos no saben que
yo renuncio a mi cena para que ellos sí puedan cenar. Ellos no saben
que mi hijo no ha estrenado absolutamente nada de la ropa que lleva a
diario, y que todo lo que lleva puesto es reciclado de alguien que
también lo recicló. Mis niños no saben que somos una familia
desestructurada, que hago todo lo que está en mi mano para sacarles
adelante, que su padre no se ocupa de ellos como debería y que la
sociedad sólo me señala a mí como culpable de nuestra situación,
en ningún caso a él. Porque él SÍ gana pasta, no la usa para
cuidar de sus hijos, pero sí gana pasta, y está claro que el
problema está en la chupasangres vaga y fracasada, no en alguien que
hace dinero.
Pero
la sociedad no sabe que soy una madre con un NO constante en la boca.
O ni siquiera, porque mi hija no me pide nada de nada. Ni siquiera se
molesta en pedirme que vayamos al zoo, al burger, al cine, porque
sabe la respuesta. Mis hijos no saben lo que es ir al cine, no saben
lo que es recibir clases extra escolares, no tienen ni idea de lo que
es celebrar su cumpleaños en un parque de bolas. Ni siquiera se dan
cuenta todavía de que las pasadas navidades no le escribimos carta a
los Reyes Magos, porque los Reyes trajeron lo que pudieron, en ningún
caso nada de lo que habríamos pedido si hubiéramos escrito la
carta. Nadie en esta sociedad me vio contar monedas encima de la mesa
de la cocina intentando reunir algo de dinero para comprarle a mi
niña una mierda de guitarra de juguete por su cumpleaños. Nadie ha
visto todo eso, y sin embargo me juzgan.
Esto
ha dejado de ser "lo que hay" para mí, esta situación
está durando demasiado. Sé que la sociedad piensa que yo no debería
tener derechos porque estoy viviendo de los impuestos que les quitan
a ellos, a los que sí trabajan, y de un hombre al que según él
eché de mi casa separándole de sus hijos, pero estoy harta de que
me juzguen. Sé que en servicios sociales piensan que como me
"alimentan", debería callarme la boca, pero esque ya no
puedo más.
¿Acaso
la gente piensa que no me cambiaría por ellos ahora mismo si
pudiera?, me encantaría estar en su lugar, de hecho antes estaba en
su lugar. Si alguien me ofreciera un trabajo ahora mismo que pagara
todas mis facturas y me obligara a pagar impuestos para mantener a
gente como yo, no me lo pensaría ni medio segundo, porque ahora
mismo me dejo la piel trabajando y aún así no soy capaz de hacer ni
tres comidas al día.
Cuando
eres joven sueñas con encontrar al hombre de tus sueños, y si eres
como yo, sueñas con tener niños, una casa, una familia feliz y una
vida feliz. Lo que no esperas es que tu marido te arruine
económicamente hablando y no puedas escapar, tengas que huir de ese
matrimonio y vivir siempre a unos céntimos de quedarte sin tu techo,
irte a la cama muerta de hambre cada noche y encima ser considerada
por la sociedad como una carga. Y cuando digo la "sociedad"
me refiero a gente con la que a veces trato a diario, ya sea alguna
mamá del cole que te mira por encima del hombro porque no le has
comprado nada a su hijo por su cumpleaños o hasta a veces gente a la
que considerabas tus amigos.
Yo
valgo mucho más que eso. Soy fuerte, soy resuelta y además soy muy
peleona. Sé que acabaré saliendo de este agujero, pero hasta que
eso ocurra, necesito fuerzas para no rendirme, pero para tener
fuerzas necesito que la sociedad deje de juzgarme, que la gente deje
de pisotearme cuando estoy en el suelo. Os lo aseguro: eso no ayuda.
Tengo ambiciones, tengo mis sueños, quiero valerme por mí misma,
quiero sacar adelante a mis hijos y quiero darles todo lo que ellos
se merecen, que es muchísimo. Quiero que mis clases de auto
maquillaje y auto estima sirvan para ayudar a muchas mujeres a
quererse más a cualquier edad. Quiero todo eso que tiene todo el
mundo, y vivir de los impuestos de los demás el resto de mi vida no
es parte de mi plan.
No
soy una carga, soy una luchadora, una trabajadora, una superviviente,
una madre y por encima de todo eso, soy una persona.
Por
favor, dejen de juzgarme.
1 comentario:
Cambia de amigos, ellos no te quieren. Suerte en el futuro.
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