miércoles, 22 de julio de 2009

Mis últimos deseos

Me entero hoy leyendo cosillas que el ataúd donde yace Michael Jackson es de bronce macizo, con una placa de oro de 14 kilates, y que en total cuesta 25.000 dólares.



¿¿¿25.000 dólares??? ¡¡pero por favor!! ¡¡si nadie va a volver a ver esa caja en toda su vida!!



Yo la verdad esque siempre había pensado en que lo mejor es que te quemen, esparzan tus cenizas por algún sitio entrañable y adiós muy buenas, pero la verdad que con el paso de los años, la idea de que partículas de mi cuerpo puedan caer sobre la cara de alguien que está tomando el sol o que está pescando alegremente, me da bastante grima. A la gente le suele dar mal rollo eso de que se te coman los gusanos encerrada en una caja, pero a mí me está empezando a parecer mucho más apetecible que lo de las cenizas. Aunque la verdad, tampoco me apetece mucho, por muy natural que sea, ser la comida de un montón de animales de los que en vida huyo constantemente.



No es que sea yo muy religiosa ni muy de esa gente que cree mucho en la vida después de la muerte y esas cosas, en realidad todavía no he decidido si creo en esas cosas, pero si me muriera en este momento, lo que más me apetecería sería que los médicos me quitaran todos los órganos sanos que quedaran en mi cuerpecito y se los dieran a alguien que los necesitara, y que el chasis que quedara de mí, lo metieran en una caja de madera y la pusieran justo al lado de la de mi abuelo, y quedarme para todo el resto de la eternidad a su lado, al lado de mi abuelito.



Pero como eso no es posible, primero porque yo no me voy a morir pronto y seguro que alguien me quitaría el sitio, y segundo, porque mi abuelo no está enterrado en ningún sitio, está repartido por el Mediterraneo y por los parques de León, pues tendría que elegir otra cosa, porque que me entierren al lado de un desconocido no me apetece nada tampoco.



Así que no me quedan muchas opciones. Pero yo, que nunca me doy por vencida hasta que no encuentro justo lo que me hace 100% feliz, busco una opción C para pasar el resto de la eternidad de una manera agradable y saludable.


Y encuentro mi opción C.


Se llama Green Burial, y consiste en enterrar tus restos bajo un árbol recién plantado. Básicamente, tu alma y lo que queda de tu cuerpo se fusionan con un arbolito recién nacido.



¡¡Sí, eso es lo que quiero!!. Cuando me muera, no quiero que me quemen, ni quiero que me coman los gusanos. Cuando me muera, quiero que repartan mis (espero que) viejos pero sanos órganos a la gente que le haga falta, y lo demás, quiero que se convierta en un árbol.



¡Yo quiero ser un árbol!







1 comentario:

almulou dijo...

También os podéis coger los dos de la manina y convertíos en árboles, como David el gnomo y su señora gnoma.

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