miércoles, 5 de diciembre de 2012

Tediosa espera

Por fin ha llegado diciembre y con él la espectativa de que mi pequeño nazca cuanto antes. Dentro de unos pocos días entraré oficialmente en la cuenta atrás, ya que empiezo la semana en la que ya no sería un bebé prematuro si naciera.

La verdad es que este embarazo, por todo lo que ha significado, ha resultado bastante fastidioso. El primero fue tan buscado y tenía tantas ganas de sentir lo que era llevar a tu hijo dentro de ti que lo viví completamente distinto, pero esta vez las cosas han sido muy diferentes.

Ahora, a sólo unas semanas o con suerte unos días de tener a mi bebé conmigo, me pueden las ganas de verle, de abrazarle, de ver cómo Abril deja de ser la pequeña de la casa y se convierte en hermana mayor, de saber a quién se parece, de vivir lo que es tener un niño..., y entre las ganas que tengo, que yo no soy demasiado buena con la paciencia y el lío que supone para mí tener un bebé en estas fechas donde me gusta hacer como un millón de planes y tenerlos todos bien agarraditos por la dificultad de cuadrar agendas con la gente, pues me encuentro tremendamente cansada del embarazo y estoy deseando que acabe todo esto para poder dar por terminada esta etapa en la que toda mi vida se vio patas arriba sin poder hacer nada por evitarlo.


La habitación está casi preparada, la maleta del hospital hecha y mis nervios a flor de piel, interpretando cada pequeña señal de mi cuerpo como un posible aviso de que se acerca el momento, y la verdad es que no puedo más. Me cuesta dormir, me cuesta moverme y hace semanas que no me veo los pies, por no hablar de que el hambre y el sueño aparecen y desaparecen a su antojo y sin horarios y cuando duermo tengo sueños raros de esos de los que todas las embarazadas hablan de que vas a dar a luz y resulta que pares una camada de gatos o que tu bebé sale por partes y hay que montarlo, como un Nenuco. Tremendo.


En fin, seguiremos esperando a que mi pequeño se decida a salir... ufff....

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