miércoles, 5 de junio de 2013

La aventura de ir a comprar

Ya sé que últimamente estoy un poco quejica y todo me saca un poco bastante de quicio, pero lo reconozco, cómo se están tornando las cosas en este país con respecto a la atención al cliente me parece un auténtico paso atrás que nos pone, una vez más, como catetos ante de otros países.

Situación que me ha hecho llegar tal día como hoy a esta reflexión: se me han acabado mis lentillas y necesito unas nuevas con carácter de urgencia, ya que llevar gafas muchos días me da dolor de tarro.

Así que me bajo a la óptica de al lado de mi casa, muy contenta porque por fin voy a tener algo que necesito con asiduidad al ladito de mi casa y no en la otra punta del mundo (yo tiendo a buscarme mis cosas lejos, mire usté, como lo de ir a teñirme el pelo a Navalcarnero).

Llego, me siento y por algún motivo me pongo a jugar en la sección "niños no molesten" con un juguetito que tienen. Las dos troncas están atendiendo y yo espero pacientemente.

Al rato y sin haber terminado, una de ellas pasa por mi lado y me pregunta si tengo cita, le digo que no y me dice que sólo trabajan con cita.


Así, para empezar, toma ya. Pero tú qué sabes mujer, si lo mismo sólo vengo a comprar líquido de lentillas. Primer signo de que pasan de atenderme.

Total, que me pregunta que qué quiero, le digo que quiero graduarme para hacerme unas lentillas, me pregunta si tengo ficha con ellos y le digo que no...


... y entonces me suelta un rollo de que esque su manera de trabajar es hacer un estudio intensivo del globo ocular, calculando el peso, la medida y la situación psicotrópica del nervio ocular (me lo estoy inventando, pero así me sonó) y que todo eso tan bonito cuesta 30 euros.


... silencio...


¿Cómo? ¿que me vas a cobrar 30 leuros por graduarme? ¿pero no me puedes poner unas letritas ahí al fondo y yo te digo cuáles veo mejor? que yo sólo quiero unas lentillas leche, no mandar mi ojo al espacio exterior.

Total, que le digo "ah pues entonces no", y la tía, con cara de "si ya sabía yo que eras una tirada en cuanto te he visto entrar" va y me suelta asintiendo con la cabeza "claro, por eso te lo digo". Y sin más, así de fastidiada sin mis lentillas, me piro.


Porras, y ahora qué hago, pues nada, tendré que cogerme el coche e irme al centro comercial, con las ganas que yo tengo de apoyar el negocio de barrio, pues me tendré que ir a una gran cadena, que ahí sí que te atienden bien.

Así que por la tarde me voy con mi maridito y toda la familia a una óptica enorme del centro comercial. Y la conversación transcurre así:


Patricia: Hola buenas, vengo a graduarme y a hacerme unas lentillas

Señora de la óptica: Ah, pues no puedo graduarte

P: ¿Perdón?

SdlO: No, esque no puedo, esque estoy sola

P: Ya mira, pero esque a mí me urge

SdlO: Pues lo siento, pero esque no puedo



Total, que sin más me cojo, me voy a Tchin Tchin (¿¿se escribe así??), que es el típico negocio tira-precios que fijo que se está cargando todas las demás marcas porque hay una diferencia de precio brutal, llego, cuento la misma historia y me atiende un chico majísimo que me gradúa amablemente, me informa de maravilla y que encima tiene cajas de lentillas ahí mismo y me las puedo llevar, no las tienen que pedir y hacerme esperar dos días para tener mis lentillas, todo esto aproximadamente a la mitad de precio de lo que esperaba pagar. Y encima el chico me llama por mi nombre constantemente, lo cual a mí sabéis que me puede.


Y después de esta bonita experiencia, me pregunto... ¿¿pero cómo es posible que tenga que ir a tres tiendas, ¡tres!, hasta que al final en una me atienden?? ¡¡pero leches, que iba a una óptica a comprar lentillas, no a ver si por casualidad venden patinetes!! ¿¿cómo puede ser que tú entres en una tienda y te digan "no te atiendo"?? ¿¿cómo pueden permitirse el lujo de perder un cliente que va a ser asiduo, porque una vez que te hacen ficha en una óptica vuelves siempre, y te empujen a que te vayas a la competencia??.


Es algo que no me entra en la cabeza, yo ahora estoy empezando mi negocio y mi principal teoría es NO SE DICE QUE NO A ABSOLUTAMENTE NADA, porque nunca sabes a qué gente te puede traer esa gente y hoy en día que la gente es tan selectiva con dónde se gasta el dinero que el boca a boca es fundamental, me cuesta de verdad creer que un cliente que quiere gastarse dinerito tenga que ir mendigando por las ópticas en plan "oiga, ¿me vende usted unas lentillas por favor?".


El caso es que no me crisparía tanto y no le daría más importancia si no fuera porque es algo que vengo notando desde hace mucho tiempo en todos los negocios, que el cliente, que eres tú, tiene que dar las gracias por que le atiendan y el proveedor se puede permitir el lujo de ser un impresentable con toda su jeta, que si el cliente se va a la competencia pues que se vaya, que me la sopla.

Es lo mismo que cuando la directora de la guardería de Abril me montaba unos pollos tremendos, pero tremendos cuando un par de días llegamos dos o tres minutos tarde, dos o tres minutos leche, y me las armaba triples gritándome por la calle, hasta que ya me tocó el hornillo le tuve que recordar alzando la voz que se relajara, que ella trabajaba para mí, no alrevés, y la idiota se echaba las manos a la cabeza y me dice que ella no trabaja para mí... ¡que tenemos un acuerdo!. No no no no perdona... tú trabajas y yo te pago, que no se te olvide.

Y ése es el problema, que a la gente se le olvida eso, por eso cuando entras en una franquicia tipo Tchin Tchin (no española, casualmente) y te tratan a cuerpo de rey dándote muchísimas facilidades y, principalmente, vendiéndote lo que tú quieres comprar, al contrario que las otras, pues claro, para la próxima ni me lo pienso, ni apoyar el negocio de barrio ni leches, me voy a Tchin Tchin a que me atienda ese chico tan majo.


Un desastre, la atención al público en este país es un desastre y no hay más que viajar un poco para darse cuenta de que en otros países no es así para nada.




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