Luismi ya ha empezado a trabajar en su oficina, abandonando oficialmente la residencia conyugal todos los días desde muy tempranito hasta la hora de comer. Y yo no es que esté triste, esque soy gelatina en estado puro.
Cuando Abril está despierta la vida es todo un jolgorio, pero cuando consigo que se duerma después de intentarlo con toda mi energía, vago por la casa gimoteando "nadie me llama", "nadie me manda un email", "nadie me quiere", "el blog no se actuliza sólo", "la bolsa de basura de cacas de Abril no sabe ir sóla hasta el contenedor", "la tele me odia", "¡ay qué solita estoy!"...
Y me pregunto por qué pongo tanto empeño en que mi hija se duerma, si cuando está dormida lo único que hago es hacer la fotosíntesis mientras me castigo a mí misma poniendo la música más triste que encuentro. María Dolores Pradera, en el caso de hoy. Esto debe ser grave.
Y después de un largo proceso de autocompasión he pensado en John Cobra y en que su vida es más triste y encima es más bajito. No sé por qué habré pensado en él en mi momento de soledad, pero supongo que es porque todavía no he podido superar su actuación en la famosa gala de candidatos a Eurovisión. No la actuación de la canción, si no la que ofreció inmediatamente después. Y me consuelo al pensar que si yo soy ridícula deambulando por la casa como un alma en pena, siempre hay alguien en quien fijarse para darse cuenta que en este mundo siempre hay algún piltrafa muchos niveles por encima de ti en cuanto a patetismo se refiere.
En el fondo estos días resultan de lo más provechosos. Reflejan muy bien la estupidez del ser humano cuando le sacas de la rutina a la que está acostumbrado.
Pero... *aysss* cuánto echo de menos a mi maridito....
Hace 10 años
1 comentario:
Lo qué daría yo por tener tanto tiempo de soledad ¡con todo lo que tengo que hacer! aprovéchalo que seguro que hay mil cosas que te gustan y puedes hacer y pronto ya no podrás.
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