Esta mañana repartiendo el correo me encuentro en la mesa de una compañera un taladro con una pegatina de Dymo en la que claramente se podía leer "Patricia". La cojo y me la llevo a mi mesa, y cuando pasa la compi por delante, con una sonrisa en mis labios y de buen rollito, porque en realidad no me molesta que cogiera mis cosas en mi ausencia, pero el descaro merece un pequeño chascarrillo, mientras la sujeto en mis manos con la pegatina bien a la vista le digo: "tía, qué pasa, me he encontrado esto en tu mesa, al menos quita la pegatina ¿no?", y claro, ante una acusación tan irrebatible, sólo se pueden hacer dos cosas: o lo admites, o niegas la evidencia, y ella ha preferido optar por lo segundo, y con mucha cara de preocupación me ha dicho:
- yo no lo he cogido
- ¿cómo que no lo has cogido? ¡si estaba en tu mesa mujer!
- pues no sé, ¡pero yo no lo he cogido!
- ...
Y esque se me olvidaban todos estos gloriosos momentos que sólo pueden ocurrir en una oficina.
La verdad es que me he encontrado todo bastante en su sitio (a excepción de mi taladro, claro), me esperaba un poquito más de caos tengo que admitir, pero gracias a que una chica nueva cubrió mi puesto en lugar de delegar todas mis funciones a otras compañeras, que habría sido un gran error, todo ha ido bastante sobre ruedas.
Y sobre ruedas iba yo ayer por la mañana cuando Green Day y su caña por poco me provocan un accidente en cadena. Conduciendo a toda mecha, cantando a voz en grito y usando el volante a modo de tam-tam. Pero claro, una ya no está acostumbrada a esos atascos que florecen depronto cuando das la vuelta a una curva, y el tapón me pilló por sorpresa. Menos mal que la caña de Green Day también me servía para estar bien despierta a pesar de las horas que eran, y reaccioné sin daños colaterales. Y todavía me dio tiempo a poner mis warning, no fuese a ser que el de atrás fuera igual de concentrado que yo en algo que no fuera la carretera y lo lamentáramos.
El caso es que, aunque me he adaptado bien y la vuelta no ha sido un gran shock, estoy muy desentrenada en este mundillo/jungla que es una oficina. Totalmente desconectada de lo que viene siendo el complejo mecanismo de los emails oficiales, con mi tremendo bloqueo mental escribo "mi mamá me mima" y cometo faltas de ortografía, y justo en ese momento y sin reparar en los casi 5 meses de mi vida fuera del mundo laboral, me solicitan un dichoso presupuesto del infierno y tengo que enviar el importante documento. Y empiezo: "Estimados señores: les envío... les adjunto... les remito... les ... estimados... apreciados... encantadores... su ilustrísima..." Para acabar en un "Rafa, te mando lo que me has pedido. Y una foto de mi hija pa que la veas.".
Y éstas son algunas de las experiencias que he acumulado en esta primera semana fuera del nido. Afortunadamente Abril ha estado bien en la guardería y he podido estar tranquila, porque si además de incorporarme de nuevo al mundo hubiera tenido el come come de que me hija estaba pasando un mal rato, me hubiera estampado contra el atasco, hubiera enviado el email con copia accidental a todos mis jefes y mi compañera se habría comido mi taladro. Seguro.
Bienvenida al mundo real, ésta es tu vida a partir de ahora.
Hace 10 años
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