miércoles, 6 de abril de 2011

Baños de sol

Formo parte de una extraña secta que divide su calendario en función de dos cosas: Primavera/Verano y Otoño/Invierno. Marzo y octubre son las fechas que marcan el inicio de los dos bloques en los que se separa el año para mí en muchos sentidos.

Cuando cambia el bloque, para mí cambian muchas cosas. Cambian los colores que me visten, cambia (por supuesto) la ropa que me pongo, cambia el calzado, cambian el tipo de planes que suelo hacer, cambian mis hábitos, cambia mi alimentación, cambia la vida social de mis perras...

Mientras en otoño y en invierno hacemos enormes potes de chile mejicano que metemos en tuppers para olvidarnos de cocinar durante una semana, en primavera y verano abusamos del maíz y los guisantes mezclados con diferentes tipos de pasta e ingredientes rotativos. En otoño y en invierno nos pasamos tardes enteras metidos en casa jugando a medias a algún juego de detectives en el portátil, mientras que en primavera y verano damos larguísimos paseos con las perras cuando el sol empieza a caer después de una tarde entera de piscina. En otoño y en invierno el marrón me viste el 90% de los días, mientras que en primavera y verano los estampados de flores y los blancos/cremas/beiges (más conocidos últimamente como "blancos rotos") recorren la poca tela que me cubra.

Por fin ha empezado oficialmente la primavera, y no me refiero a que lo marque el calendario, la primavera llega oficialmente cuando aparece por sorpresa ese sol abrasador que achicharra nuestros jerseys de punto. El polen aparece como por sorpresa (yo no soy alérgica, tengo súper poderes) y se pueden comer frutos súper ricos como las fresas y las cerezas (y también mandarinas y melón, ¿por qué?, pues misterios de las grandes superficies). La primavera hace que todo el mundo esté contento (excepto los que no tienen súper poderes como yo y se pasan el día estornudando), las parejas morrean más, los jardines se llenan de colores, salimos más a la calle, nos ponemos guapos más a menudo y hacemos esos planes que llevamos un montón de tiempo queriendo hacer pero las condiciones meteorológicas no han sido favorables.

Con la primavera llega definitivamente la operación trikini a mi casa. He cambiado de crema hidratante e igual esta nueva crema, que es anti-celulítica, anti-piel de naranja, anti-pistoleras, anti-arrugas, anti-congelante y anti-mosquitos, te quema la grasa a través de picores para que te arranques la piel en pedacitos y así perder mucho volúmen. Pero no pasa nada, no me incomoda.

Personalmente ya estoy haciendo un montón de planes para los próximos días (soy una friki del control a largo y corto plazo). Salir con la bici, ir de pic-nic, sacar a las perras al campo, invitar a la gente a barbacoas en mi casa (contradictorio con mi operación trikini, pero las barbacoas son un clásico primaveral vital)... y lo estoy deseando. Se acabaron los planes indoors, se acabaron las cenitas con amigos en casa y las tardes de póker, los juegos de ordenador en las tardes de domingo, se acabaron las vueltas y más vueltas por los pasillos de algún centro comercial porque afuera está lloviendo, ahora es el momento de llevar tirantes y sandalias, de comer en la calle y de pasear, sobre todo de pasear.

Pues sí señores, cambiamos de estación para pasar al más divertido de los dos bloques del año. Iría a las procesiones de Semana Santa para celebrarlo, pero esque me he probado el traje de Nazareno del año pasado y me tira un poco de la sisa, así que si me necesitan para algo dentro de dos semanas, estaré tostándome en alguna playa de la costa alicantina.




Pero por favor, no me necesiten.

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