lunes, 4 de abril de 2011

Grandes momentos que me han hecho sentir pequeña

Cuando eres jovencita la gente se cree con derecho a tratarte con menosprecio simplemente por el hecho de que tú eres joven y no vas a replicar. Muchas de esas personas me han hecho sentir realmente subestimada y despreciada.

Aquí está mi Top Ten de los momentos en los que me he sentido más injustamente infravalorada:




- De pequeña me enviaba cartas durante el año con mis amigas de verano, algo que me encantaba. Un día una de ellas se puso delante de todos los chicos a burlarse de mí enumerando los motivos por los que mis cartas eran una cutrez, que si las escribía en lápiz, que si sólo hacía preguntas y no contaba nada... Nunca más volví a escribirla.


- Tenía 14 años y estaba con una amiga. Vi un sujetador chulísimo en un escaparate y entré a probármelo. Cuando estaba entre medias de un sujetador y el otro, entró la dependienta, una cincuentona arrugada como una pasa con más maquillaje del que yo me he echado en mi vida. Se puso a gritar como una loca "¡¡pero bueno, qué horror, pero este pecho es un desastre por favor!! ¡¡pero esto dentro de dos años te lo vas a pisar por Dios!! ¡¡QUÉ HORROR, ES ESPANTOSO!!". Aquel día empezó todo.


- Mi madre siempre me dedicaba una canción que se llama "Hay unos ojos". En uno de sus conciertos, al presentar la canción dijo "ahora se los pinta, pero bueno, qué le vamos a hacer". Todo el bar entero se giró a mirarme, y después del concierto la gente me venía a decir "¿así que te pintas los ojos, eh? ¡no te los pintes mujer, que tú eres muy pequeña para eso!". Con unos 13 años (esa edad en la que tienes taaanta seguridad en ti misma) y con lo que a mí me gusta que los desconocidos me digan lo que tengo que hacer. La quise matar, descuartizar y guardar en un arcón, lo juro.


- El insulto más grande que me han dicho en mi vida me lo dijo mi "amigo" Íñigo. "Qué guapa es tu amiga Bárbara, me encanta. Porque tú estás buena, pero esque ella es guapa...". Jamás me había sentido tan insultada en mi vida.


- Mi tía (llámala tía, llámala lo que quieras, ya que no quiso ni venir a mi boda) en una cena de Navidad se enteró de que yo tenía un novio 14 años mayor que yo (yo tenía 21) y puso el grito en el cielo. Él era mi novio oficial (estuvimos juntos 3 años), mi familia le conocía perfectamente y todo era muy natural, sin embargo, ella sin conocerle y sin saber nada de nosotros se sintió en la obligación de saltar todas las alarmas y se puso como una histérica. "¡¡Pero bueno!! ¿¡¡pero cómo que 35 años!!? ¡¡¡pero tú estás loca!! ¡¡pero si eres una niña!! ¡¡PERO ESE TÍO VA A ABUSAR DE TI!! ¡¡ si tú no sabes nada de la vida por Dios!! ¡¡además encima es un noviete, ni siquiera es una cosa seria!! ¡¡¡PERO ESE TÍO SE ESTÁ APROVECHANDO DE TI POR DIOS!!!". Nunca se me olvidará a su hija (mi entónces mejor amiga) dándole codazos completamente abochornada del sermón.


- Cuando trabajé en la notaría (lugar clasista donde los haya), un compañero cincuentón me dijo un día "hombre, esque la vida pues es difícil. Bueno, tú qué vas a saber, si a ti te lo dan todo hecho". Yo por esas épocas ya vivía sola, pagaba mis facturas y tenía muy poco dinero para hacer la compra. No le dije nada, pero me parece a mí que al que se lo daban todo hecho era a él, que su mujer era ama de casa. Me hizo sentir fatal.


- El primer día de mi vida que me levanté sola, me vestí sola y me fui al colegio sola tenía como unos 9 años. Tenía muchas ganas de ponerme mis mallas cortitas veraniegas, pero hacía frío, así que yo, en mi ingenuidad, pensé "no pasa nada, me pongo leotardos". Los únicos leotardos que tenía por entónces eran los que me ponía con mi falda escocesa, unos rojo chillón, mis mallas de verano eran azulitas con lunares blancos. La gente me gritaba cosas por la calle, se rió de mí hasta la directora del colegio.


- En la cena de Navidad de mi empresa salí a la calle y me monté en mi coche. Un borracho que iba hablando por el móvil se acercó a mi ventanilla y a sólo unos pocos centímetros de mi cara (con el cristal entre medias) se puso a decirle a quienquiera que estuviera al otro lado del teléfono que estaba delante de una tía buenísima que tenía unas tetas impresionantes. Yo le di al cierre centralizado poniéndole cara de asco y al idiota le sentó mal, así que mientras seguía hablando por teléfono se sentó en el capó de mi coche para que yo no pudiera moverlo. Empecé a pitar para que se quitara y el tío movía el culo para hacerme burla, pero no se movía. Eché el coche hacia delante muy despacio para que se acojonara de que le iba a pillar las piernas con el coche de delante, pero enseguida paré porque el idiota seguía encalomado a mi capó. Seguí pitando y yo le oía que decía "nada, una subnormal que encima es una fea y una gorda". Por fin se quitó y saqué el coche, pero no sin que el tío me gritara zorra, puta e hija de puta delante de todos los que estaban esperando para entrar en el bar. No sólo hay que aguantar un babas sin rechistar, si no que encima tienes que aguantar que te llame fea y puta. Qué lindo.


- Una amiga del cole se dio un leñazo enorme contra la pared en la cabeza en clase de gimnasia y se quedó en el suelo llorando. Los chicos se rieron de ella a voz en grito, señalándola y llamándose unos a otros, y yo me encaré con todos ellos para defenderla. La profesora me dijo que no fuera tan tonta, que cuando alguien se cae hay que reírse, y yo le dije que se había hecho daño, que no era motivo de risas. Después de una larga discusión defendiéndola ante toda la clase y enfrentándome a la idiota de la profesora, miré a mi amiga y estaba partida de la risa. La quise matar.


- El primer día que entré a trabajar en Abengoa, fui a la cocina a comer con mi compañera sin conocer a nadie y la cocina estaba hasta arriba de gente. Un compañero se puso a hablar a todo el mundo sobre que se había comprado un libro que por lo visto daba las claves infalibles para ligar. Supongo que quiso meterme en la conversación, y cuando dijo el nombre del libro, depronto se giró hacia mí y dijo "¿tú lo conoces?", y yo, que no esperaba que me hablara a mí directamente y menos para preguntarme algo así, me quedé flaseada y dije "eeeeh...no...osea...que yo estoy fuera del mercado vamos...". Después de más de un año, cuando ya éramos más que compañeros y amigos, me confesaron él y sus compañeros que al tío le caí fatal porque le sentó mal el comentario, me dijo que en todo su departamento habían estado comentándolo muchos días, en plan "¿¿pero la nueva de qué va, de creída??". Me hizo sentir fatal, fue un simple comentario.

1 comentario:

Alba Diethelm dijo...

Jo, yo no me acuerdo de nada (así en general, nunca me acuerdo de nada) ¿era yo una de las implicadas en la historia de gimnasia? ¿quienes eran?

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