jueves, 18 de octubre de 2012

Una sonrisa, por favor

Hace tiempo escribí un alegato a la educación, a la buena educación, algo que por desgracia cada día está más en peligro de extinción, al menos en este país, porque yo que soy recepcionista y recibo llamadas de todo el mundo veo que en otros países la atención es muy distinta.

El caso es que ya me cansa la gente que elige ser una borde y estar siempre amargada como filosofía de vida, porque todos tenemos esa opción, todos podríamos elegirla y sin embargo elegimos no irradiar mala leche ni contagiar a los demás con mal humor simplemente porque te sientes miserable y no haces nada en tu vida para cambiarlo.

Todos tenemos motivos para estar de mal humor, a todos nos amargan los lunes, los martes, los jueves, volver de vacaciones, que nos pongan una multa, que el país vaya como el culo, que todo lo rico engorde y mirarnos al espejo y no ver a Jennifer Aniston en él... ¿y qué? ¿eso nos da derecho a llegar por la mañana a trabajar sin saludar, gruñendo y tratando a la gente a patadas? porque repito, eso podríamos hacerlo todos y elegimos no hacerlo, primero porque eso sólo nos amargaría más, y segundo porque por suerte o por desgracia convivimos con otras muchas personas que no tienen la culpa de nuestra amargura ni la necesidad de aguantar nuestro mal temperamento.

Me alucina la gente que se cree con el derecho a ir así por la vida, pero aún me alucina más la gente que les ríe la gracia y lo acepta como algo normal y cotidiano, en plan "ay, de verdad, jaja, hay que ver Pepito qué carácter tiene, ¡no hay quien le diga nada!". Pues no. Una cosa es que Pepito sea un gruñas, y otra que nos trate como el culo sólo porque "él es así". Pues leches, que no lo sea, si Pepito es así, voy a ser yo como yo quiera y voy a ir por la vida arrasando también, a ver si la gente me lo aguanta, que todos tenemos ganas de vez en cuando, y a veces muy a menudo, de mandar a todo el mundo a la mierda, pegar cuatro gritos y unos cuantos puñetazos en la mesa y sin embargo nos mordemos la lengua todo lo que podemos, contamos hasta 10 y a seguir como si nada.


En fin, repito lo que digo siempre, no cuesta nada ser amable, no cuesta absolutamente nada dar los buenos días y sonreír a todos los que tienen la buena o la mala suerte de tener que compartir sus vidas con nosotros, creo firmemente que la energía que desprendemos afecta en un porcentaje muy alto en la felicidad de los que nos rodean y por supuesto en la nuestra propia, así que por favor señores, ser el Doctor House es muy gracioso si hacen una serie de televisión sobre ti, pero en la vida real no tiene absolutamente nada de divertido y no nos convierte en gente súper chupi, súper especial y súper carismática, a ver si nos enteramos ya que la pose de borde no es "cool" en absoluto.

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