viernes, 13 de marzo de 2009

Mi último 11-M

Hace dos días me reencontré con un amigo. Un gran amigo que hacía más de dos años que no veía. No sabía cómo iba a reaccionar cuando le escribí un mensaje, pero reaccionó bien, muy bien. Y quedamos.

Me contó que está de gira por España con una obra de teatro, que tiene pareja estable, que se fue a ver a Madonna a París. Me contó que también hace bromas en despedidas de soltero/a, y me escenificó algunas de ellas mientras yo me reía y me reía y me reía como solía hacer tres años atrás cuando éramos amigos.

Yo... poco tenía que contar, excepto el motivo por el que quise quedar con él. Normalmente me gusta poco hablar de mí misma, o bueno, mejor dicho, últimamente me gusta poco hablar de mí misma, tengo la sensación de que cada vez que lo hago, acabo en una discusión absurda en forma de espiral. Y sola, siempre acabo sola. Sola metafóricamente hablando, sola en uno de los dos bandos que se crean siempre que hablo de mi opinión sobre la vida. Vida, por falta de un mejor término.

Pero me acordé de que mi amigo pertenece al momento de mi vida en el que la gente no se ponía en mi contra, al menos no lo suficiente como para que me sintiera tan sola, y quise contarle mis cosas, pero simplemente, no me ocurría nada original, ni divertido, ni digno de destacar para contarle. O... bueno, quizá lo que habría querido contarle me pareció demasiado personal, fuera de lugar y aburrido, y preferí callarme.

Estos últimos dos años han sido los más importantes de mi vida. Le conté que no me pude ir a Estados Unidos para quedarme, que vivo en Navalcarnero, que estoy profundamente enamorada y que me caso dentro de tres meses. Le conté que la gente no había reaccionado muy bien con ese tema, pero no le di ningún detalle.

Me habría gustado explicarle lo sola que me siento en cuanto a amigos se refiere. Que todo el mundo nos ha dado la espalda, y yo soy una persona que lo último que necesita es que le den la espalda, nadie, ni gente cercana ni la cajera del supermercado.
Me habría gustado contarle que me he vuelto más exigente (si acaso cabía) en cuanto a relaciones humanas se refiere, y que gracias a esa radicalidad tengo el novio tan fabuloso que tengo. Pero que, como contra, me he quedado sin gente que me llame por mi cumpleaños, ni que me felicite el año nuevo, que se acuerde de mí los fines de semana.
Me hubiera gustado contarle que la vida sólo me ha dado dos opciones, una, vivir la vida sin gente a mi alrededor nada más que mi maravilloso novio que me entiende a la perfección, pero sintiendo un inmenso vacío, o dos, morderme la lengua y resignarme teniendo una agenda un poco más llena de planes con gente que me gira la cara cuando me ve en el supermercado y le dice a los demás que es mentira, o amigos de hace más de diez años que se levantan y se van muy ofendidos del bar donde nos estábamos tomando algo dejándote plantada sin motivo aparente. Y no te llaman nunca más. Y adiós 11 años de amistad.

Me hubiera gustado contarle todas las veces que la gente nos ha fallado y lo mucho que nos ha afectado. Me hubiera gustado contarle lo doloroso que es que necesites vida o muerte un favor material, y que gente en la que confiabas ciegamente te lo niegue por prejuicios de algo que para colmo ni siquiera has provocado tú, pero encima has sido la única afectada. Me hubiera gustado contarle que te educan pensando que la familia es lo único en esta vida con lo que puedes contar y que te van a aceptar como eres porque para eso son tu familia, y de pronto llega un punto en la vida en el que te das cuenta de que la familia es lo único en tu vida que no has elegido tú, y que si te fallan o te dan las espalda, no puedes huir de ellos como harías con una pareja o un amigo indeseable. Me habría gustado contarle que ese momento en mi vida había llegado mientras no nos hemos visto, y que la herida de la familia era más profunda que ninguna.


Pero no le conté nada de eso. Hablamos, nos reímos, criticamos e idolatramos a Madonna, nos reímos más, recordamos viejas historias, reímos aún más......

....y sólo sé que me encantó verle. Me encantó que estuviera tan bien, y durante unas horas me olvidé de todo lo que habría querido contarle. O quizá no me olvidé, pero quise que se me olvidara.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

aprender a vivir en soledad quizás es una de las cosas más complicadas que existe...aveces pensamos que verdaderamente tenemos derecho al libre albedrío, pero luego nos damos cuenta que de eso poco y que tenemos que lidiar con cosas que no escogimos, con situaciones que no esperábamos, con soledades y ausencias que nos rompen el corazón...con primos, tíos, hermanos y padres, que en ocasiones parecen de planetas diferentes al nuestro... si al final van a tener razón los sabios del pueblo que dicen " la familia es como el sol, cuanto más lejos, mejor"
Un beso guapa y que sepas que yo estoy muy contenta por vosotros!

Anónimo dijo...

Un día hace aproximadamente 6 años escuché una canción que decía "...naces y vives sólo" y pensé que esa afirmación no podía ser cierta aunque contrapuesta a otro pensamiento que era: el que lo escribió realmente se sentia así y esa era la conclusión a la que habría llegado, dejó el resquicio de la posibilidad. Pasaron los años y muchas veces la recuerdo y me doy cuenta de que algo tiene de cierto. El mundo es egoísta y egocéntrico. No existe tolerancia para la libre opinión y sí la gente se enfada y mucho, pero pocos son los que se arrepienten y un ínfimo porcentaje agachan la cabeza y te piden perdón. Muchas veces piensas que las amistades más sólidas son las que nunca se rompen pero nadie te cuenta que pueden llegar a ser las más frágiles y los que conocías de toda la vida llega un punto que se convierten en auténticos extraños para tí.
Tu vida es tuya y sólo tú decides que debes de hacer con ella pero sobre todo tienes que tener un chubasquero para que los comentarios dolorosos te resbalen.
Tienes principios como cualquier otra persona pero la diferencia es que tú si sabes que no eres el único ser humano que vive en la tierra.
Mi consejo es que mires todo lo bueno que te rodea e intentes suplir con ello todo lo malo y piensa que esos que te hacen sufrir son los que realmente están sólos.
Creemé que comprendo perfectamente cómo te sientes y confía en que de todo se sale.
Mucho ánimo y pa' alante.
Besos,
Mari.

Alba Diethelm dijo...

¡Que fuerte Patricia!
Acabo de encontrar tu blog, soy Alba, del cole, ya sabes... aún estoy flipando. No he podido leer mucho aun pero lo haré. He visto que ¡te vas a casar! vaya vaya, enhorabuena.

Me ha hecho ilusión este reencuentro. Muchos besos.

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