viernes, 17 de abril de 2009

Un día cualquiera en la oficina

¿Qué es lo que ocurre cuando la gente de mi trabajo va a su rollo, deja las cosas a medias y las tenemos que recojer/limpiar/arreglar los demás?

Que esos "demás" nos cabreamos, hacemos las cosas con mala leche, y como todo el mundo sabe, la mala leche es la gran enemiga de la racionalidad.

Y ocurre esto:







Esto es lo que pasa cuando alguien atasca la destructora de papel metiendo a saber cuantos papeles, y como va a su bola, va y deja el atasco ahí sin preocuparse de nada, total, como nadie le ha visto...

Y llego yo, tranquilamente, con mis tres cuadernos de información confidencial para destruir, y me pillo tal cabreo que me pongo a intentar arreglar el atasco con el primer objeto punzante que veo en mi mesa, y como estoy actuando con mala leche por el pasotismo de la gente, pues voy y me olvido de que la destructora de papel es un potente aparato programado para destruir todo lo que se introduzca, incluidos cds, tarjetas de crédito.... y tijeras, e intento desatascarla sin darle al botoncito de OFF. Y va esa potente máquina, y se chupa las tijeras.

Así que ahí están, atrapadas de por vida. Y por si eso fuera poco, las tijeras tienen mi nombre escrito con Dymo y no puedo hacerme la longui, porque yo a todos mis artilugios les pongo mi nombre porque me desaparecen (extrañas desapariciones de material de oficina, eso merece un post aparte), así que todo el mundo sabe que esas tijeras las he metido yo, y por supuesto me hacen bromas. La última ha sido esta mañana, cuando un compañero me ha dicho que le daba miedo hacerme enfadar porque no quería acabar igual que la destructora, con unas tijeras incrustadas.

Algún otro compañero ha hecho un intento de rescatarlas, convirtiendo la destructora en esto:






Pero ha sido completamente en vano, esas tijeras no quieren salir.

Así que, ya que he sido yo y está a la vista de todo el mundo, no me queda más remedio que tomármelo con humor y aceptar que mis compañeros se partan de risa cuando vienen a mi mesa y me dicen "¡Patricia Patricia! ¿has visto la destructora de papel? ¡¡te vas a pillar un cabreo.....!!", y no tengo más opción que decirles...


"Sí. La he visto. He sido yo".

4 comentarios:

Alba Diethelm dijo...

Jaja! El asesinato de la destructora de papel. Lástima que no sea el crimen perfecto.

Dana dijo...

si es que eso de la dymo al final es un peligro....de no haber tenido tu nombre, sería "el crimen perfecto"

Luismi dijo...

Yo creo que se lo merecía, era una destructora muy vaga, ¿qué es eso de pararse cuando le da la gana...?
Ahora tiene su merecido.

R.I.P

Anónimo dijo...

Hi,

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