Parece que está empezando a llegar el calorcito. Y digo parece, porque en una de esas veces que te confías, te viene una helada que te deja en el sitio.
Ayer abrí la puerta de mi jardín para respirar un poco de primavera (y AAAACHIS!!, por supuesto) y observar las plantas que con tanto ahínco plantamos el año pasado. La palmera está gris, las margaritas parecen sacadas de una peli de Tim Burton y la morera dejó de ser morera para convertirse en un palo. Parece que alguien se ha colado en mi casa y ha fumigado mis plantas con gas mostaza o algo así. Vamos, que el alicatado del baño tiene más vida que mi jardín.
Total, que reflexiono sobre cuánto trabajo me queda por hacer hasta que llegue el verano. Por un lado, tengo que trabajar para que mi jardín deje de parecer un cementerio vegetal, y por otro lado, lo mucho que tengo que coger la bici todavía, porque como no baje la lorza, para bajar a la piscina en vez de bikini voy a tener que pedirle a mi padre la funda de la moto.
Y decidí hacer vida primaveral y sacar a mis perros (a Juno y a Banjo, el perro de mi hermano que ha venido a pasar sus vacaciones con nosotros) y dar un paseo con ellos por el pinar. Ahí íbamos las dos, Janire y yo (mi vecinita de 10 años) tranquilamente paseando. Y yo, en mi papel de hermana mayor que ella no tiene, le iba dando la charla que toda mujer debe recibir en su pre-adolescencia:
- Janire, mamá ya ha hablado contigo y te ha dicho que no hay que hablar con ningún extraño, ¿verdad?
- Sí, ya lo sé
- Y también sabes que hay que tener mucho cuidado con la gente que te quiere dar un caramelo, ¿verdad?
- Sí
- Y también sabes que no hay que montarse en el coche de nadie, ¿verdad? que es muy peligroso...
- Sí. En mi cole me han contado que en el pueblo había dos niñas que las metió un señor en un coche y les hicieron una cosa, pero no me acuerdo lo que era. En mi cole lo dicen todo el tiempo. No me acuerdo del nombre, pero creo que empezaba por V...
- Eeeh... ejem... ¿violarlas?
- ¡Sí, eso! pero no sé lo que es...
- Eeeeehhh... bueno, verás... ¿te ha contado mamá cómo vienen los niños?
- Sí, pero ahora no me acuerdo
Así que, sudando la gota gorda y con una risa nerviosa con la que Freud habría hecho hasta natillas, me puse a explicarle cómo vienen los niños y lo que significa "violar". Y yo me pregunto ¿quién me manda a mí abrir ese melón? ¡con la de tiempo que me queda a mí hasta que se lo tenga que explicar a mi hija!. En fin, qué ganas tengo de que el ser humano involucione y volvamos a comunicarnos a base de gruñidos. Que total, mirando al congreso y Gran Hermano, yo creo que tampoco nos queda tanto.
Al menos me dio tiempo a terminarle el relato antes de que mi perra divisara a lo lejos una liebre y se apresurara en seguirla. Yo me imagino que la seguía a ver si por casualidad se encontraba el País de las Maravillas detrás del conejito, porque si lo que quería era cazarla, desde luego era para llevarla a casa a pescozones.
Total, que se nos perdió Juno, y después de mucho tiempo buscándola, tuvimos que ir a buscar a Luismi a casa para que nos ayudara. Dejamos a Abril en casa de un vecino y ahí nos fuimos los tres, a buscar a la rata.
Nos metimos por el pinar, y una vez que estábamos bien dentro, Luismi decidió que lo mejor era dividirnos. Él se fue por un lado, y nosotras por otro.
La pobre Janire me agarraba el brazo como si me lo quisiera arrancar. Claro, después de la charla que le había dado a la pobre sobre los peligros a los que nos exponemos las mujeres, yo creo que pensaba "igual me raptan, pero yo el brazo de ésta me lo llevo". Yo, otra vez en mi papel de hermana mayor, no hacía más que repetirle "Jani, que no pasa nada cariño, que estamos al lado de casa y no nos va a pasar nada", y ella decía "ya, ya lo sé Patri, porque además YO SÉ KARATE, ¿¡EEH!? ¡¡ASÍ QUE CUIDADO CON NOSOTRAS!!".
Total, que Luismi llamó a la poli por si aparecía el bicho y nos fuimos a casa. Y en cuanto dimos la vuelta a la esquina...
"¡¡¡MIRA PATRI, JUNO!!!"
Y ahí estaba la rata, en la misma puerta de casa y mirando hacia dentro, con cara de estar pensando "¡jolín, vaya horas! ¿¿en esta casa no se come o qué??".
Y ese ha sido mi primer contacto con la primavera. En menos de tres horas perdí a mi perra, le expliqué a Janire lo que es el sexo y le descubrí el lado oscuro de el ser humano. Vamos, que no sé qué le contaría a su madre, pero dudo mucho que me la vuelvan a enviar para que la cuide...
Hace 10 años
1 comentario:
XD me parrrtooo!!! menuda mezcla más explosiva... sexo y violación en la misma sesión... me alegro de no haber estado en tu pellejo! jaja
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