lunes, 8 de agosto de 2011

No cuenten conmigo

Últimamente estoy reflexionando mucho sobre el tipo de gente que me rodea. Me gusta mi vida, me gusta cómo soy y cómo llevo mi día a día, y es por eso que soy observadora (también llamada cotilla) y me doy cuenta que las relaciones que mantiene la gente cada vez son más superficiales, huyendo de la amistad verdadera que requiere que a veces des la cara por alguien o estés ahí simplemente para escuchar las penas.

Cada vez la gente se rodea más de amigos con los que puedan tomarse unas cañitas y echarse unas risas, pero se alejan sin pensárselo si su plan deja de ser tan trivial como de costumbre y vaya más allá de hablar de fútbol, de trabajo o de cualquier tema que no requiera darle a la cabeza más de lo estrictamente necesario. Y eso, según mi opinión, es no tener una relación sincera.

La gente corriente cada vez elige más llevar una vida lineal en la que ni el trabajo ni la gente de la que se rodean les dé muchos quebraderos de cabeza que les hagan pensar demasiado. Está socialmente aceptado como conversación interesante el hablar mal del trabajo y poner verde la empresa sin piedad, pero a la hora de la verdad nadie mueve un dedo por avanzar o salir de ese trabajo que tanta hostilidad rebosa.


También es cierto que cada vez veo más relaciones amorosas basadas en la comodidad, parejas en las que ya no hay pasión, pero sí una buena relación e intereses comunes de diferentes tipos. ¿Hay amor en estas parejas?, no lo sé, desde luego lo que tengo claro es que ese amor yo no lo quiero para mí.



Esa vida en general no la quiero para mí. Cuando he estado amargada en el trabajo, me he movido para encontrar algo en lo que me sintiera más valorada aunque al principio el cambio pareciera un paso atrás, cuando me he sentido decepcionada con amigos y he tenido la sensación de que no me estaban dando lo que yo considero que un amigo te debe dar, lo he apartado de mi vida diaria aunque eso significara pasar largas temporadas de soledad, y desde luego tengo muy claro que si tengo una pareja es para que cuide de mí y para sentirme segura de que es la persona con la que quiero estar siempre, no para sentir que seguramente haya alguien por ahí que me dé la vuelta al estómago, pero que como soy una perezosa y no tengo ganas de seguir buscando, mejor me quedo con éste que no me da muchos problemas.


La verdad, me compadezco de la gente que lleva una vida mediocre en la que nada le satisface más allá de pasar el tiempo esperando que un día les toque la primitiva y poder tirarse a la bartola el resto de sus vacías vidas. Yo tengo la suerte de no ser así para nada, tengo muchísimas ilusiones y el día a día me produce una inmensa emoción ante todas las cosas pequeñas que puedan surgir. Disfruto muchísimo de mi familia, de mis amigos, de mi nuevo trabajo, y no vivo para nada con la sensación de estar conformándome.

Creo que estamos creando una sociedad de amargados/as en la que lo moderno y lo que "mola" es decir que estás hasta las narices de todo y que vaya mierda de vida que todavía queda una eternidad para el próximo puente o las próximas vacaciones. Ya no está de moda beber los vientos por tu pareja o decir que tu trabajo te enseña muchísimo a diario y que te sientes muy valorado, ahora hay que decir que estás hasta las narices de tu pareja o si no no eres cool, hay que poner verde al jefe, al compañero y a la nueva, ¡y que a alguno se le ocurra cogerse una baja, que ya verás qué pronto van todos como buitres a decir que éste tiene más cuento que Calleja y lo que pasa es que le apetecía pasar un par de semanitas tocándose los pendientes reales!.


Me deprime esta nueva sociedad basada en el cotilleo donde la gente se lucra de ver fotos de famosas con celulitis o de guaperas sacándose un moco. Una sociedad envidiosa donde nos pasamos la vida criticando al que tiene más que nosotros pero no hacemos nada por avanzar, nos apalancamos y nos hacemos cómodos en una posición mediocre y nos pasamos la vida lamentando nuestra suerte, que por supuesto es la culpable de este estado tan miserable en el que nos encontramos.




Envidia, cotilleo, mala intención, holgazanería, apalancamiento, conformismo y en general, miseria. Lo veo a diario a mi alrededor.





Pero no señores, yo soy una luchadora y yo estoy por encima de todo eso. Así que no, gracias, no cuenten conmigo.

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