lunes, 22 de noviembre de 2010

Mi preciosidad

Ayer mi niña cumplió 11 mesecitos. Se va acercando su cumpleaños y estamos preparando ya su fiesta, que no es que vaya a ser gran cosa, pero como coincide en unas fechas tan complicadas, hay que hablar con mucha gente para que no hagan planes.

Este mes se ha caracterizado por lo mucho que ha espabilado, y sobre todo, por que se ha convertido en una auténtica culebrilla. Éste es el momento en el que no te la puedes llevar a ningún lado porque lo quiere coger y tocar todo, quiere que la dejes en el suelo para poder gatear a sus anchas o se obsesiona con que la cojas de las manos para ayudarla a andar. Con lo que te vuelve loca total.

Sin embargo, ahora que sus gustos están más definidos, también es más agradecida que nunca con su risa cuando la haces reír con lo que le gusta, cuando le dejas jugar con sus juguetes favoritos o cuando pones su música preferida, algo que desde luego, ha demostrado que lleva en las venas igual que sus papás.

Ya casi ha pasado un año desde que nació y el tiempo ha pasado volando. Todos los meses han tenido algo distinto y algo nuevo, y afortunadamente tengo la sensación de que no me he perdido ni un sólo detalle de su desarrollo. Mi hija es una auténtica delicia, y cada día que pasa me enamoro más y más de ella y de su forma de vivir la vida, de descubrir cosas nuevas y sobre todo de su sentido del humor, que le desborda por los cuatro costados.

A veces (a menudo, más bien) oigo hablar a algunos padres mal de sus hijos, diciéndote que los niños son unos pesados, que son retorcidos y que son cansinos. Muchas veces los padres tienden a hablar de sus hijos como si tenerlos hubiera sido una mala experiencia, recordando con melancolía aquellos tiempos en los que todo su dinero era para ellos mismos, podían ser espontáneos a la hora de planear unas vacaciones o simplemente la tranquilidad de la casa nunca era interrumpida por seres que se creen el centro del universo. Y oír hablar así a algunos padres es muy, muy común, esos padres que cuando estás embarazada te dicen "¡aprovecha ahora, que luego ya se te acabó todo!".

Yo qué quieren que les diga, me da lástima pensar en unos niños que oigan a sus padres hablar así de ellos. Mi hija es lo mejor que me ha pasado nunca y pienso dejárselo muy claro. Pero por otro lado, lo entiendo, porque no todo el mundo tiene la suerte de tener un niño y que le salga esta divina preciosidad:








3 comentarios:

Unknown dijo...

donde ahi que firmar para que me den una como la tuya.........

La abuela Almudena dijo...

¡Me la como!!!!!
Y como que me la voy a comer cuando vaya, que para eso soy su abuela.

Anónimo dijo...

La verdad es que está preciosa, es un bomboncito. Me alegro de que siga así de risueña.
Muchos besos,
Mari.

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