No necesito ver ciertas películas para saber que no me van a gustar, ni salir a ciertas horas para saber que no quiero volver a hacerlo, no profundizo en conversaciones con cierta gente porque sé que no me van a aportar nada, ni planeo viajes a ciertas ciudades porque simplemente no me interesan. No necesito hacerlo, tengo datos (y prejuicios) suficientes para saberlo con antelación. Suena soberbio, pero he tenido pocas sorpresas. Y cuando descubro que me he equivocado en un prejuicio, tengo la humildad y la modestia suficiente como para reconocer que me he equivocado en mi prejuicio, y entonces estoy lista para emitir mi juicio. Soy de la opinión de que en esta vida definitivamente NO hay que probar de todo, y creo que no por tener esa teoría me he perdido nada en este mundo, simplemente me he centrado en explorar las cosas que me llaman la atención, no cualquier oportunidad que se interponga en mi camino.
Yo sabía que me iba a gustar ver Wicked en Broadway antes de comprar las entradas, sabía que me iba a gustar ver a James Taylor en directo antes de saber que vendría a España este pasado verano, y sabía que iba a querer volver a Estados Unidos antes de aterrizar allí por primera vez.
Todo esto es una excusa para decir que en diciembre de este año se estrena Invictus (The Human Factor),

No hay comentarios:
Publicar un comentario