Este sábado pasado por fin pude darme el lujo de concederme uno de mis privilegios favoritos, ese que llevo tantos y tantos meses sin poder permitirme, justo ahora que es más necesario que nunca: irme de compras.
No es que fuera gran cosa, me gasté poquito dinero, o al menos para lo que mi armario me exige, ya que el 97% de mi ropa no me cabe y mi fondo de armario ha quedado reducido a una ínfima parte de lo que solía ser, obligándome a hacer un uso constante de mi imaginación buscando nuevas combinaciones de las prendas que me caben entre sí para disfrazar la realidad y que no parezca que me pongo siempre lo mismo, lo cual si te fijas, es más que obvio.
Siempre he sabido que irse de compras cuando formas parte de la clase media de este país era todo un arte, pero ahora que la crisis aprieta más que nunca, hay que agudizar mucho más todas las técnicas de moderación que hemos ido desarrollando con el paso del tiempo, técnicas que, si no las pones en práctica cuando vas de compras sin tener mucho dinero, puedes acabar con un ataque de nervios y con la objetividad completamente atrofiada por la tensión de no poder dar rienda suelta a tus instintos, y comprando lo más equivocado solo por el placer de comprar algo, sin que realmente sea lo que te hace falta o lo que querías, con lo que la consecuencia de la tarde de compras acaba siendo arrepentimiento y más estrés del que llevabas.
Dado el momento en el que vivimos, he elaborado una lista para que una tarde de compras no se convierta en una fuente de estrés y acabe siendo un fracaso con respecto a las compras realizadas. Espero que sirva de ayuda a alguien que, como yo, esté en crisis económica:
-Cuidado con el estado de ánimo. Haz la prueba. Realiza la compra semanal con hambre y te gastarás el doble. Con la ropa, igual. Vete de compras de mal humor y la compra compulsiva te hará gastar mucho más. De compras hay que salir alegre y despreocupada.
-Prioridades, hazte una lista. Nada de salir de casa y a ver qué vemos por ahí. Si te haces una lista de lo que necesitas no derrocharás en cosas prescindibles.
-Vamos al grano. O vamos de compras, o no vamos. Eso de ir a hacer gestiones al banco y ya que estoy me paso por el Zara que pilla de camino, no. Nunca se sabe que te vas a encontrar en una tienda y hay que estar bien concentrada en la tarea que estamos realizando. Si no, volvemos otra vez al segundo punto, compramos lo primero que vemos sin pararnos a pensar en si nos hace falta o no.
-Barato no es sinónimo de necesario. No hay que plantearse si por su precio vale la pena, hay que plantearse si realmente lo necesitas.
-Amigas, pero no tanto (I). Las amigas con más solvencia que nosotras que se pueden permitir comprar más pueden empujarnos sin querer a desear estar a su altura económica. Desgraciadamente y por el momento, las tarjetas de crédito no son capaces de soltar calambrazos si nos pasamos de la raya.
-Amigas, pero no tanto (II). Cuidado con las prendas que según tus amigas son ideales: aunque te digan que eso está de moda pueden estar equivocadas. Basado en hechos reales: Si por ejemplo tu amiga va por el paseo marítimo con pamela porque está muy de moda, observa cuantas pamelas ves por la calle.
-Que se pueda devolver. Cualquier prenda de rebajas debe estar sujeta a la misma normativa que otra que no esté rebajada. Ticket de compra sumado a la prenda en buen estado con su etiqueta, debe ser suficiente para que se pueda devolver, todas sabemos que en el espejo de casa la cosa cambia, a veces a mejor, pero a veces también nos vemos unas pintas que en el probador no habíamos apreciado.
-La tarjeta puede ser traicionera. Algunas tiendas podrían sumar a tus compras un recargo por el cobro con tarjeta. Con la crisis esta practica se está extendiendo. Por no hablar de la tarjeta de crédito: mucho cuidado, una se cree que no tiene fin, pero ese dinero te lo cargan justo cuando cobras tu próximo sueldo, y lo sabes.
Puede parecer mentira, pero obviar alguno de estos consejos puede tener consecuencias nefastas, sobretodo a nivel de nuestra economía.
Por supuesto, cuando no estamos tan apretadas de dinero y podemos permitirnos un poco más de manga ancha, todos estos consejos hay que saltárselos obligatoriamente, ir de compras es un lujo que no todo el mundo puede permitirse alegremente, así que cuando podemos, aparte de comprarnos cosas estupendas que nos quedan genial y que nos vamos a poner muchísimo y que además son muy baratas, también hay que permitirse el ir a lo loco, comprarnos cosas que sabemos que nos vamos a poner muy pocas veces, abusar de las prendas baratas aunque no nos peguen con nada excepto con un bolso que nos ponemos una vez al año, y sobre todo, disfrutar el momento dándonos el gusto de no pensar en el dinero que nos está costando la tardecita. Ir de compras es un capricho y los caprichos son así, irracionales.
Espero no tener que aplicar esta lista de consejos mucho más tiempo, pero por ahora, no me queda más remedio que seguirla como si fueran mandamientos. Qué le vamos a hacer, ya vendrán tiempos mejores...
Hace 11 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario