jueves, 30 de septiembre de 2010

Carta de una amiga

Una persona anónima me dejó un comentario hace unos días contándome que le gusta mucho mi blog y que me lee desde hace un tiempo. Me dice que se siente identificada con algunas de las historias que escribo y me cuenta que está pasando una mala racha con las amistades, y me pide consejo sobre este tema en el caso de que haya tenido alguna historia similar. Me pide consejo a mí, precisamente a mí que soy la última persona en el mundo que podría dar un buen consejo sobre amistades. Lo más gracioso es que mi lectora anónima me pregunta si alguna vez he tenido alguna decepción con las amigas. Me entra la risa. ¿Decepción?, ¿alguna decepción?. Déjame que te cuente, amiga anónima...


Querida extraña:

Tienes sólo 17 años, toda una década menos que yo. Yo a tu edad ya me había llevado más de un chasco con alguna gente, pero en ese momento tenía las mejores amigas. Éramos tres y estábamos siempre juntas para todo.

No tardé mucho tiempo en empezar a vivir sola, y por lo tanto a empezar a tener problemas que nadie más en mi entorno tenía. La compra, la limpieza de la casa, la distribución del dinero... eso es sólo una parte de todas las cosas que mis amigas se quedaban con cara de póker cuando les contaba, pero el verdadero problema era la soledad. Vivir sola es una experiencia fantástica, y le recomiendo a todo el mundo que lo haga durante un tiempo, pero no es la fiesta que todos se creen, o al menos pasada la primera temporada. Llegar a casa después de trabajar y no tener a nadie a quien contarle cómo te ha ido o con quien compartir la energía que te queda al final del día no es fácil, así que empecé a necesitar mucho la compañía de mis amigas, que no estaban mucho por la labor. Una de ellas empezó a echarse otros amigos y poco a poco fue dejando de llamarme y con la otra discutí después de enterarme de cosas muy oscuras de ella. Y me quedé sola.

Por suerte enseguida conocí a otra gente que vivía por mi barrio y empecé a quedar mucho con ellos. La vida volvía a ser la fiesta que era antes. Siempre estábamos en mi casa jugando a juegos y riéndonos. Entonces cambié de trabajo, y empecé a trabajar toda la semana por la tarde incluidos los sábados, que salía a las 22.00. El domingo era el único día que tenía para salir y divertirme un poco con ellos, pero para ellos el domingo era su día de bajón después del fin de semana y empezaron a dejar de quedar conmigo. Todo se agravó cuando me mudé lejos de donde vivían todos, y aunque yo les decía que me acercaba al barrio, dejaron de llamarme. Tanto que al final no les vi más, pero todo ello no fue porque me mudara o no pudiera quedar los viernes y los sábados, en realidad una de las chicas depronto decidió que no me soportaba, y sin motivo alguno, dijo que no quedaba más conmigo. A mis espaldas, por supuesto. Todos lo sabían, menos yo, que no entendía por qué no venía nunca cuando aún quedábamos. Ahora que lo veo con perspectiva, me doy cuenta de que era una persona muy acomplejada y lo único que sentía hacia mí era envidia, tanta envidia que no lo pudo soportar, y acabó arrastrándolos a todos, y dejándome una vez más, sola.

A lo largo de todos estos años he hecho y deshecho amigos, pero nunca he vuelto a confiar mi amistad plenamente a nadie, porque es muy duro que la gente te dé las espalda, y además, aunque hagas amigos nuevos, te deja huella. Los amigos siempre han sido mi asignatura pendiente, ya que tengo un marido maravilloso, una casa preciosa, una hija que es mi vida y una buena relación con mi familia. Una amiga, una buena amiga, es algo que siempre he echado de menos. Sin embargo, paradójicamente, ahora estoy rodeada de una gente que está muy unida. En la comunidad donde vivo se convive mucho entre los vecinos, y tengo la suerte de que siempre que he necesitado algo allí han estado para ayudarme. Cosas que ni mis amigas más íntimas en el pasado han hecho por mí, las he encontrado aquí, en mi propia casa. Siempre que alguno ha tenido algún problema, todos nos hemos movilizado para ayudarle, y siempre sabes que si el problema lo tuvieras tú, harían lo mismo por ti.

Así que mi consejo, querida extraña, es que no te conformes con gente dañina por mucho que vayan disfrazadas de amigas, algunas veces la persona de la que menos te lo puedas esperar es la que te puede dar la puñalada más grande, simplemente por el hecho de que te abres más con ella que con los demás. En esta vida te vas a encontrar una y mil decepciones con las amistades, pero no te conformes, busca a la gente buena, a la gente que quiere ayudarte, y no te rodees de gente que no te llena sólo por no estar sola, porque la mayoría de las veces, la mejor compañía es uno mismo antes que alguien a quien no le importas.

Espero haberte sido de ayuda con mi historia, querida extraña, y espero que tú algún día puedas contarme la tuya...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias Patricia.
La verdad que me tranquiliza saber que no soy la única que ha pasado por esto y tus palabras me animan.
Mi problema es que me doy muy rápido, así sin más, digamos que las trato como hermanas. Tenemos los mismos gustos por el grupo de música, compartimos la misma clase y bueno nos conocemos de hace tiempo así que es un poco complicadillo pero bueno ahora sé que de todo se sale y que la gente que realmente me quiere no me perjudicará.
Mil gracias por tus palabras y por tu consejo,seguro que tú eres una amiga excelente.
Besos

Anónimo dijo...

Chica de 17 años, no aceptes consejo de alguien que piensa que la gente se le aleja por envidia puesto que no hay motivo mas triste que en el mundo que pensar que la soledad que se crea uno mismo es culpa del resto de personas.
Fui amiga de Patricia muchos años y creeme que por mas que te volcases siempre queria mas y exigia mas y si noe stabas de acuerdo con ella el mundo se hundia.
No se como sera la comunidad en la que vive ahora, si lo que cuenta es cierto o no, el caso es que lo unico real que cuenta en esa carta es que alguien dejo de verla porque no la soportaba, no se quien sería ese alguien en concreto pero casi cada persona que ha pasado por su vida probablemente acabo su relacion con ella por el mismo motivo, no por envidia como ella piensa, sino porque el centro del universo es algo mas grande que Patricia y sus necesidades.

Anónimo dijo...

Oye "Anónimo", yo también he sido amigo/a de Patricia y sinceramente, no comparto en nada tu opinión y si es realmente como cuentas, no sé que pintas en su blog, de una persona que te cae tan mal, ¿será por envidia?, lárgate o da la cara y pon en tu blog lo que te apetezca para envenenar a la gente, que seguro que estás rodeada de personas que disfrutarán gustosamente de tus agradables y maravillosas palabras sobre los demás.
Me pareces patética, da la cara si tienes narices, cobarde.

... que asco de gente.

Fdo. Otro "Anonimo" diferente

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