El próximo martes es mi primer día de trabajo desde el pasado julio.
Estoy muy emocionada, porque creo que es una empresa fantástica para trabajar, Luismi y yo vamos a poder ir juntos porque vamos a estar al lado y en realidad estoy deseando salir de casa, conocer gente y empezar a sentirme útil para alguien más que para mi hija.
Pero la otra cara de la moneda es bastante oscura. Aún no tengo ni idea de qué voy a hacer con mi hija ya que no he tenido oportunidad de hablar con la guardería, y me temo que por todas las horas que va a pasar allí, el palo de dinero que me van a meter va a superar bastante los beneficios que supone trabajar en lugar de estar en el paro. Voy a levantarme a las 6 de la mañana para llegar a casa a las 7 de la tarde en el mejor de los casos, con lo que voy a poder disfrutar de Abril unas 2 horas al día.
Los padres de mi marido se ofrecen siempre a ayudar en lo que puedan, pero ellos viven lejos, muy lejos, con lo que pedirles que vinieran a diario a recoger a Abril de la guardería y así poder ahorrarme un pico significaría una inmensa molestia para ellos, y no me siento con ganas de arruinar su tranquilidad.
También tengo que contar con que este trabajo ofrece muchas ventajas, pero un buen sueldo no es una de ellas. Tengo que admitir que no es una empresa que pague bien, al menos con lo que a mi puesto respecta, con lo que eso amplifica mi preocupación sobre lo que me va a costar mensualmente la guardería.
Esas son sólo algunas de mis preocupaciones ahora que voy a volver a trabajar.
Sin embargo, tengo que admitir que estoy muy, muy contenta. Puedo decir orgullosa que el trabajo lo elegí yo, no el trabajo a mí, ya que en el momento en el que me llamaron para decirme que el puesto era mío tenía otro proceso abierto con muchas, muchas vistas a que me seleccionaran por tener mucha experiencia en un cargo similar, y era un puesto que me ofrecía mucho dinero, mucho más del que yo pedía, aparte de la ocasión por primera vez en mi vida de olvidarme por completo de preocuparme de preparar comida a diario y la opción a corto plazo de evolucionar en la empresa y optar a puestos más altos.
Sin embargo no lo quise, y preferí el trabajo que empiezo este martes. Ese trabajo en el que pagan mal, tengo que llevar uniforme y me van a hacer un contrato de mierda. Pero el otro, aunque a priori parecía muchísimo más tentador, me dio una vibración extraña. Una vibración de estrés, de mucha presión, de muchísima carga de trabajo y de plazos que no están al alcance de tu mano pero de los que eres cien por cien responsable. Y todo eso me trajo un flashback sobre esos momentos en mi anterior puesto en los que la ira de los dioses caía sobre mí si la comida del director se retrasaba 5 minutos porque el mensajero había pillado atasco o en los que depronto todo el mundo me miraba con mala cara y me culpaba porque en administración no me daban dinero y no podía comprar café para los empleados. Y no tengo mi energía puesta en esas preocupaciones, la verdad. Le debo mucho, mucho mucho a Abengoa, y fueron 2 años muy buenos en los que aprendí muchísimo, se portaron muy bien siempre conmigo y tengo mucho que agradecerle, pero estoy en otro punto de mi vida en este momento.
Así que qué quieres que te diga, estoy contenta. Voy a trabajar en el piso 24 de una de las torres Kio, no voy a tener ninguna responsabilidad aparte de la centralita, con lo que la posibilidad de estar siempre bajo presión es muy baja, voy a tener una compañera, algo que en Abengoa no tenía y me sentía en tierra de nadie, ya que todo el mundo se sentía muy unido a su departamento y nadie me incluía en sus salidas a tomar café o a comer, y la verdad, la entrevista que hice fue muy, muy importante para mí. La chica que me entrevistó me preguntó mucho, mucho mucho por mi hija, viendo el hecho de que con la edad que tengo ya tenga una hija como una ventaja para el puesto, ya que eso me convierte en una candidata muchísimo más centrada, y no como un inconveniente, como ha resultado ser para el resto de las entrevistas que he hecho en todo este tiempo, en las que me han puesto muy mala cara cuando les he comentado que mi anterior trabajo lo dejé porque quería tomarme unos meses para disfrutar de mi hija, lo que obviamente les resulta un grandísimo inconveniente, e incluso han llegado a excluirme de un puesto para el que era perfecta (me lo dijeron) sólo por ese motivo, haciéndome mentir sobre ello en mis siguientes entrevistas, en las que no mencioné en absoluto el hecho de que tengo una preciosa criaturita. Con lo que, la verdad, me inspiró muchísima confianza que en la entrevista con mi nueva empresa no vieran como un impedimento el hecho de que tenga una hija, si no más bien todo lo contrario.
Pero lo que realmente me llevó a tomar la decisión de elegir este puesto de trabajo fue meterme en su página web y descubrir un artículo que sitúa a mi nueva empresa en el número 15 en la lista de mejores empresas en las que trabajar, valorando asuntos como la formación, el ambiente de trabajo, el sueldo o la promoción interna. Ahí fue donde caí rendida a sus pies.
Así que el martes empiezo en mi nuevo trabajo, y aunque por mi cabeza pasan un millón de preocupaciones, creo que nada serio que no pueda normalizarse de aquí a un tiempo.
Deséenme suerte en mi nuevo viaje, arranca definitivamente el 2011 para mí...
Hace 10 años
1 comentario:
Muchisima suerte en tu primer dia de curro.Seguro que lo vas ha hacer fenomenal y todo va ha salir bien,el uniforme te quedara que ni pintao aunque no te haga mucha ilu pero da igual porque lo que importa esta en el interior y tu de eso sabes un poco.Nos ha hecho mucha ilusion que vuelvas a currar,se abre un nueva epoca de ilusiones para todos..................
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