viernes, 3 de febrero de 2012

5 sueños realizados y 3 por realizar

- Hacer algún acto solidario.

Siempre he querido hacer cosas que pudieran ayudar a cualquiera que tuviera problemas.
He adoptado 3 perros de albergue a lo largo de mi vida, pero quería hacer más cosas, porque algo como eso me llena muchísimo y necesitaba seguir sintiéndome útil. Pensé en apadrinar un niño, y no lo he descartado, pero creo que las ONGs son muy populares y hay mucha gente que las ayuda, así que en estos días me he convertido oficialmente en colaboradora mensual de un albergue de perros que hacen una magnífica labor, pero que desafortunadamente no mucha gente les hace donativos. Es muy poquito dinero al mes, pero con lo que yo aporto pueden suturar dos heridas al mes, castrar un gato cada 6 meses o pueden operar un tumor una vez al año. No es gran cosa, pero me hace inmensamente feliz saber que estoy contrarrestando la crueldad del que abandona un animal para que le atropelle un coche.
Aparte de mi pequeña contribución al mundo de los animales, ahora soy donante de órganos, y pensar en que si yo, por cualquier motivo, me voy al otro barrio y gracias a eso alguien puede recuperar su visión con mis córneas o desconectarse de una máquina gracias a mi pulmón, me hace inmensamente feliz. Y ya estoy maquinando mi próxima aportación al mundo de la filantropía...




- Conocer a alguno de mis ídolos.

Gracias a un cliente del estanco (que quería tema, las cosas como son) pude conocer a uno de mis ídolos y decirle personalmente lo muchísimo que le admiro y que me gusta su trabajo. Lo agradeció enormemente. Y a mí me temblaban las piernas. Yo, que he estado en casa de Liam Neeson, que Bryan Adams me invitó a subir al escenario. Y me pones delante a un argentino cuarentón y me pongo a tartamudear.






- Aprender grafología.

Siempre me ha interesado muchísimo la psicología, y tengo comprobado por mi propia escritura que tu letra y tu firma dicen muchísimas cosas de ti, de tu estado de ánimo y de tu manera de ver el mundo, así que siempre había querido zambullirme en ese mundillo.
Cuando estuve en USA me iba con mi madre a su universidad y mientras ella daba clase yo pasaba 4 horas en la biblioteca leyendo libros sobre grafología y estudiando el tema. No soy ninguna experta, pero esa misma rutina durante 3 meses dan para mucho y hoy puedo decir que me defiendo bastante bien en el asunto y que he sacado conclusiones bastante valiosas a raíz de documentos escritos...



- Ver el musical Wicked.

Cuando estuve en Chicago la primera vez vi que lo anunciaban. Leí de qué iba e inmediatamente deseé con todas mis fuerzas poder ir a verlo algún día. Fue la época en la que en España empezaron a florecer los musicales, pero Wicked nunca lo han traído. Además, ver una adaptación en español de un musical americano es una historia completamente distinta. Gracias a un regalo de boda no sólo pude verlo si no que lo vi nada menos que en Broadway. Un espectáculo como ningún otro en este mundo, de eso estoy segura.






- Leer muchos libros.

Nunca he sido nada lectora, pero siempre he querido aprender a disfrutar de la lectura, porque es cultura, porque yo soy una persona profundamente de letras y porque muchas, muchísimas de mis películas favoritas primero fueron libro. Así que intentaba leer pero me aburría, no conseguía mantener la rutina sin abandonarlo. Hasta que, gracias a Bego, llegaron a mi vida Preston y Child y me descubrieron el maravilloso mundo de soñar con llegar a casa para continuar con la historia. Empecé con un par de libros de ellos y ahora leer es una de las cosas que más me llenan. Y esque al parecer hay cosas que hay que descubrirlas en cierto momento de tu vida para saber mirarlas con el cristal correcto.










- Viajar a París.

Aaaaahhh.... París, ¿quién no sueña con pasear por las calles de Montmartre o con tomar un café en Deux Moulins, la cafetería donde trabajaba Amelie?. Siempre que he tenido vacaciones he viajado a USA, lo que ha hecho ya un total de 8 viajes allí. Ahora tengo muchas ganas de Europa, y me muero por visitar la Ciudad de la Luz y salir a pasear a media noche, a ver si con un poco de suerte me encuentro con algún Peugeot Landaulet que me quiera pasear hasta Dingo. Y bailar a los pies del Sena, como hacía Gene Kelly...





- Recibir clases de baile.

De más jovencita recibí clases de baile moderno cuando aún nadie hacía baile moderno. Lo disfrutaba con todos mis sentidos, pero era muy joven, tenía mucho tiempo libre y ya me ganaba mis castañas sin tener muchos gastos, así que no era ningún problema. Después llegó la serie Un Paso Adelante, empezó a ponerse de moda el baile moderno, la gente dejó de ir a clase en chándal para bailar en vaqueros con cadenas y enseñando tableta y al ponerse tan de moda depronto me empezó a resultar demasiado superficial y lo dejé. Después de eso empecé a vivir sola, llegaron los gastos y ya nunca pude recuperarlo, pero siempre he tenido la espinita de volver a bailar, aunque sea algo distinto.
Ahora no es el momento, desde luego, pero en un futuro me gustaría aprender a bailar rock&roll de los 50 o bailes de salón.


- Cambiar mi apellido.

Odio mi apellido y todo lo que conlleva llevarlo. No soy una Buelta ni lo seré nunca, y mucho menos desde que mi padre, todos sus hermanos y su madre decidieron que no formo parte de su clan. Sueño con quitármelo y llevar sólo mi segundo apellido, el de mi madre, el de mi abuelo, el de mi tío, gente a la que me parezco física y personalmente y cuyos valores son los que llevo en mi sangre. Los Buelta intentaron inculcarme el vivir en la mentira (si la abuela te pregunta si tengo moto, tú le dices que no), a rechazar a los nuevos (¡que nos haga la foto Isabel [la mujer de mi tío], que ella no es de la familia!) y a desprestigiar y despreciar a todo el que es diferente a nosotros (¡ya puede estar contenta, que se casa con un ingeniero y ella no es más que una "morena"! [boda de mi hermano con mi cuñada Jordana, venezolana]). No quiero ser una de ellos, no lo soy. Yo soy Aguirre, y quiero que así sea oficialmente en mi nombre y en el de mis hijos.

1 comentario:

La nueva vecina dijo...

Qué gran verdad... cómo echo de menos nuestras clases de baile! (bueno, a alguna petarda que a otra le echo de más...) Desde que dejé la escuela siempre he pensado que tenía que volver... de hecho,un día fui a la escuela a preguntar precios y horarios, pero "mi nueva forma de vida" me lo prohibia (por no decir que la escuela en sí se ha vuelto prohibitiva...) e incluso tengo localizada la nueva ubicación profesional de Joaquín! es una cosa que no descart volver a hacer, espero que más pronto que tarde... me apasionaba!

Ah, y lo de París, no lo dejes... yo estuve la pasada S. Sta porque tenía la misma espinita clavada, y fue INOLVIDABLE!

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