jueves, 15 de marzo de 2012

Pedaleando hasta mi objetivo

Ayer empecé mi nuevo reto:


Después de muchos, muchos años sin hacer deporte... ¡he vuelto a ir al gimnasio!

Resulta que Farfalla City tiene a 2 minutos de mi casa un gimnasio chiquitito de esos de barrio llevado por un matrimonio súper majo, súper amable y súper cachas y nos sale mega baratito porque no es el típico gimnasio enorme de centro comercial con cincuenta baños termales y cuatrocientas clases a todas las horas del día, no, éste es un gimnasio de los de toda la vida. Y yo, como soy más bien de mercadillo, pues tendré que ir a un gimnasio acorde a mis circunstancias.


Total, que ayer empecé mi primera clase de Spinning. Ahí iba yo con mis mallas cutres del Carrefour, la primera camiseta de manga corta que encontré por casa y una coleta de las de dormir, cuando me encuentro con que todo el resto de las alumnas van todas monísimas y estupendas con sus outfits de Nike, sus músculos marcaditos, con sus peinados-de-gimnasio perfectos y hasta con la cara algo colorada de venir de la sala de musculación y haberle dado ya caña al body.

Total, que ahí llego yo, "la nueva", y empieza la música. "Vamos Pati, ¡a meterme en mi ropa pre-embarazo!", y me pongo ahí a pedalear al ritmo de la música.

Y sigo, y venga, y dale, y venga-mariquita-para-arriba-metiendo-el-pubis, y vamos, y caña, y sigue, y... y... y... y empiezo a ver doble, y empiezo a convertirme en gelatina, y mis piernas empiezan a dejar de responder, y... empiezo a bajarle vueltas a la rueda esa que pone los pedales en modo-horror...


... aún así no me resistí y seguí pedaleando, pero tan debilmente que estuve apunto de levantar la mano y pedirle al profe unos ruedines. Y miro a mi alrededor y veo a Nancy y sus amigas todas sonrientes pedaleando con toda su energía con una sonrisa de oreja a oreja y con una pequeña gota de sudor por sus sienes que les queda monísima. Y siguen pedaleando como si nada en plan "hop hop hop, qué mona soy, hop hop hop, mira qué rítmicamente se mueve mi coleta, hop hop hop, la de posturas del kamasutra que puedo hacer estando tan en forma, hop hop hop...", y tú ahí que ni eres persona ni eres nada admirando cómo se le marcan los músculos del culo a la tía, que seguro que le das un cachete y ni se le mueve ni ná, y tú, que como te des una palmada en el culo tarda 7 minutos en dejar de vibrar...


... pero no hay dolor, sabes que tienes la misma gracia pedaleando que Falete, pero no hay dolor y no abandonas tu misión...


El profe me dijo que me había visto fenomenal para ser el primer día, pero lo cierto es que cuando llegué a casa le pedí a mi marido que me matara, que me pusiera un poquito de anti-congelante en la cena (que he visto yo en Crímenes Imperfectos que es muy eficaz) y que me deje morir en paz. No coló, a la vista está.


Hoy tengo básicamente el mismo rango de movimiento que un Clic de Famobil, pero bueno, confío en que con un poco de tiempo yo también me convertiré en una de esas gacelitas fibradas y maravillosas que se ponen a pedalear con gracia divina y ni pestañean cuando el profe dice "¡¡subimos una vuelta!!". No voy a convertirme en Cameron Díaz, pero con poder hacer la clase sin desear la muerte me conformo...


He decidido empezar un diario a lo Bridget Jones, con los kilos que tengo y mi evolución con cada clase. Por ahora formará exclusivamente parte del mundo del papel, lápiz y privacidad absoluta, pero cuando tenga un número considerable de páginas iré haciendo por aquí un "the best of..." para que todo mi público se ría de mí como me río yo.

1 comentario:

La nueva vecina dijo...

Ánimo Patri!!

Con lo que tú y yo hemos sido... Las palizas que nos hemos pegado en clase de Funky sin parar de brincar una hora y pico y sin quejarnos lo más mínimo... (claro, que esa era nuestra pasión y no es lo mismo hacer ejercicio disfrutando de algo, que disfrutar haciendo ejercicio...)

Desde luego, si has sido capaz de aguantar una clase entera de spinning -aun bajando la ruedita del mal-, ya eres merecedora de todo mi respeto.

Por que vamos, no se me ocurre un modo mejor para torturar a un ser vivo que meterlo en una clase de spinning... ¡Qué horror!

Entre el olor a tigre, la falta de oxígeno, el calor desmayante, el dolor físico (y mental) y la tremenda desmotivación que supone tener un culo capaz de partir nueces a medio metro de tu cara, en la bici de delante, ahí, menea que te menea, como si flotase en una cámara antigravitación mientras tú luchas contra los elementos y no paras de repetirte mentalmente "no puedo más, no puedo más, no puedo más..." Es la tortura del siglo XXI!!

En fin, que te animo en tu batalla contra los kilos, yo también estoy empezando, que si corre un poquito en la cinta, que si unos pocos abdominales, que si quítate el pan de las comidas... Pero vamos, lo del spinning... Eso son palabras mayores!

Web Statistics