Se acabaron las Navidades. Navidades agridulces.
Los Reyes me tenían preparados unos cuantos regalos sorpresa para hoy. Y uno de ellos era una buena bofetada en la cara.
Ser los últimos en enterarnos de las novedades como las que nos tenían preparadas para hoy me hacen pensar y reafirmarme una vez más en mis propósitos: este año me voy a dedicar a cuidar de mí, de mi prometido y de nuestra salud mental. Unicamente.
La felicidad, la paz mental y la satisfacción están dentro de uno mismo, y como lo de fuera no lo podemos controlar, más nos vale preocuparnos de dominar lo que está dentro de nuestra cabeza.
Así que esta vez va muy en serio, el día 6 de enero del 2009 es el último día de mi vida que voy a sufrir por el mismo tema de siempre. Yo no necesito esto. No me lo merezco.
Se acabó.
Hola 2009.
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