lunes, 14 de marzo de 2011

34 cosas que adoro de USA

- La comida. Un paraíso en la tierra.

- Su buena educación. Vas a cualquier restaurante (y con restaurante me refiero a McDonalds, por ejemplo) y te entran ganas de darle tu teléfono a la camarera para quedar un día a tomar un café con ella y charlar. Son tremendamente serviciales, tremendamente amables y tremendamente educados. Nos queda taaaaaanto que aprender de ellos...

- Hallmark. Un sueño para una niña grande como yo.

- Sus oportunidades. Allí puedes ser lo que tú quieras. Si siempre has querido aprender a hacer vidrieras (por poner un ejemplo), encontrarás un curso específico del tipo de vidrieras que quieres aprender a hacer, te darán subvenciones para que montes tu negocio y lo montarás con la seguridad de que va a funcionar. Porque allí todo funciona.

- Es el país que creó Cantando bajo la lluvia. Ahí queda eso.

- Su presidente. Ya quisiéramos nosotros...

- Las tallas de sus pantalones. Allí no existe la S-M-L que tenemos aquí. Allí están las S-M-L, pero después tienes que elegir tu largo del bajo del pantalón entre todas las opciones, y cuando ya has elegido tu largo tienes que elegir cómo te gusta que te quede de ajustada la cintura entre sus tallas de cintura. Los primeros pantalones que te compras requieren una hora y media de probador, pero una vez que te aprendes tus preferencias no tienes que volver a probarte nada. Y cómo te sientan los pantalones...

- Sus precios. El que no se le hayan hecho los ojos dólares viendo los precios de sus productos que deje de leer ahora mismo.

- Bubba Gump y Cheesecake Factory. A veces cierro los ojos y me siento como Homer Simpson cuando soñaba que nadaba en un océano de rosquillas. Yo vuelo en un universo de tartas de queso con fresa, tartas de queso con vainilla, tartas de queso con nueces, gambas al vapor, gambas rebozadas, filetes con gambas o pasta con salsa de gambas. Y me relamo.

- Sus pistachos. Dios, parecen melocotones.

- Sus ciudades. Tan altas, tan grandes, tan variadas, tan estilizadas, tan bellas, tan fotogénicas...

- Culberts. Y nosotros preguntándonos si somos de Burger o de McDonalds. Qué ignorancia la nuestra...

- A ellos les parezco exótica. Allí la gente me dice "¡¡Wow, qué ojos tan bonitos tienes...!". Aquí todo el mundo me recuerda que tengo cara de gente, que me parezco a cualquier española media.

- Su practicidad. Necesites lo que necesites, alguien puede ayudarte, hay organizaciones para todo, absolutamente todo. Mi madre descubrió una asociación nacional para cojos en la que gente de todo el país donaba zapatos y la gente coja podía comprar zapatos sueltos, no en pares. Si eso no es practicidad que venga Dios y lo vea.

- Las tiendas de todo a 1$. He comprado jerseys, bolsos y maquillaje de Max Factor por ese precio.

- Su variedad. Vas a Walmart y la zona de la perfumería no sabes si lo que compras es para cerrar los poros o para hacer un postre. Miles de productos con miles de olores, con miles de finalidades y para todo tipo de pieles/pelo/tonos/sensibilidad mucho más allá del seco/mixto/graso. Y eso por no hablar de la variedad en los tipos de zumos de naranja...

- Su talento. Vas a ver la obra de teatro del instituto y se te cae la mandíbula al suelo.

- San Francisco. ¡Ay *suspiro* San Francisco...!

- Su generosidad. Lo de que cuando te mudas a una casa nueva tus vecinos llaman a tu puerta con un pastel es cierto. Una persona que conocí tuvo cáncer y todo el pueblo organizó un mercadillo-recolecta para recaudar fondos para el tratamiento. Se recolectaron miles y miles de dólares, y eso que es un pueblo de 14.000 habitantes. Sólo en mi torre Kio somos más.

- Si una empresa te pide tu foto en el CV, puedes meterles una macro-denuncia por discriminación. Y seguro que hasta sales en Oprah. Allí llevan muy a rajatabla lo de contratar al que vale independientemente de todo lo demás. Y así les va.

- Sus jardines. Sales a dar un paseo y pasas por delante de tulipanes, jacintos, azaleas..., y puedes disfrutar de ellos porque no existen las vallas.

- Sus animales. Allí descubrí la existencia de los Okapis.

- Su anti-discriminación. Vas a la consulta del doctor y la recepcionista es gótica, la enfermera tiene 63 años y el doctor es chino. Igualito que España, igualito.

- Allí aprendí a tocar la guitarra, vi por primera (y última) vez en mi vida unas cataratas, visité un pueblo fantasma y jugué a Wack-a-mole con mi sobrino. Allí siempre he sido muy feliz.

- La fantasía que desprende. Nueva York tiene una enorme estatua dedicada a Alicia en el País de las Maravillas y Chicago tiene un parque dedicado al Mago de Oz con estatuas de sus personajes por todo el parque.

- Si pides un refresco en un bar, aunque no consumas nada más, no te lo cobran.

- Sus juguetes para niños. Pastillas comestibles que tiñen de colorines el agua del baño o mantitas para poner en el carrito del súper para que el niño juegue mientras haces la compra.

- Su cultura anti-prejuicios. Al contrario de lo que piensa la gente que nunca ha viajado allí, los americanos NO son egocéntricos, más bien todo lo contrario. Mi experiencia me dice que los yankees sienten una intensa admiración y fascinación ante la clase que tenemos los europeos. Para ellos Europa son las terrazas en las calles de París, los innovadores edifios barceloneses, el arte histórico romano...

- Ellos han conseguido poner patas arriba el mundo y eliminar el conservadurismo que invade el planeta. ¿Quién nos iba a decir a nosotros hace unos años que llegaría un día en el que el mejor golfista del mundo sería negro y el mejor rapero del mundo sería blanco?. Ambos son americanos.

- Allí siempre me siento en casa.

1 comentario:

Eduardo dijo...

Olvidas la extraña aficción a que los niños de 13 años les de por llevar semiautomáticas en la mochila del instituto; que los padres tengan que empuarse en 30-50mil dolares para pagar una carrera a un hijo, y luego las universidades den becas completas a un "Bubba" de 130 kq que parte almendras a cabezazos, pero juega al football. Y por último, que te operen de apendicitis en un hospital, y luego cuando te pasan la factura, te vuelven a ingresar por el infarto que te dá, salvo que seas rico y puedas pagar unos 300 dolares al mes de seguro médico por cabeza.

Eso sí, no hay nada en el mundo como la Superbowl, ante eso si que me rindo, jaja.

besos.

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