domingo, 1 de enero de 2012

Triste día de Nochevieja

Ayer estuvimos celebrando la Nochevieja en una casita rural increíble en Cercedilla. Fue una experiencia maravillosa, pero hoy no estoy aquí para hablar de eso.




Hoy estoy escribiendo para contaros que ayer fue un día muy triste para mí.


Por la mañana, cuando estábamos preparando todo para irnos a Cercedilla, cogí el coche para salir un momento, y cuando le di a abrir la puerta de garaje, Reshma salió disparada, con tan mala suerte que un coche venía y la atropeyó.


Cuando fuimos Rossi y yo a verla estaba gritando y llorando, pero no parecía que tuviera grandes heridas. El chico salió de lo más compungido y me dijo que no había llegado a pasarla por encima pero que desde luego le había dado un buen golpe. Intenté cogerla pero me metió un bocao como nunca antes me había mordido, así que entendimos que le dolía mucho.

La metimos en casa, pensando que no sería grave y que se le pasaría el dolor del golpe, y yo me fui a hacer el recado que tenía que hacer.

Cuando volví al cabo de una hora Reshma estaba sin moverse donde Mr. Rossi la había dejado, temblando. Le salía muchísima espuma por la boca y se quejaba muy bajito, no podía moverse.

Así que la llevamos al veterinario.


Allí me dijeron que no pintaba muy bien por la manera en que respiraba, así que la llevaron a la sala de rayos X. Yo estuve con ella mientras salían los resultados, y la pobrecita no paraba de quejarse, muy quieta.


Cuando salieron los resultados, la veterinaria vino a verme y me dijo que tenía malas noticias.

Tenía el diafragma roto, se le había salido el líquido de la médula y tenía desviada la columna, lo que hacía que muchos de los órganos internos estuvieran desplazados. Me dijo que tenía operación, pero que tendría que ir inmediatamente a Madrid, que la operación costaba entre 600 y 1.000 euros y que lo más seguro es que se muriera mientras la operaban.



Así que le dije: "¿y cuál es la otra opción?", y ella me respondió: "sacrificarla".





A partir de ahí empezó a hablar, pero yo ya no oía nada. Todo empezó a ir a cámara lenta para mí y no conseguía asimilar que hacía una hora habíamos estado dando un paseo como si nada, y ahora tenía que decidir si ponerle la inyección o medicarla hasta las cejas.


Le pregunté a la veterinaria si había una opción C, pero me dijo que no, y que ella recomendaba sacrificarla porque la perra estaba sufriendo muchísimo y la operación era demasiado complicada y tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir.


Así que no me quedó ninguna otra posibilidad que sopesar.





Estuve con ella mirándola a los ojitos hasta que los cerró, acariciándole la cabecita, hablándole, llorando y apoyando la mano en su cuerpecito hasta que noté que ya no respiraba.


Todo fue tan increíblemente rápido que creo que aún no lo he asumido. Intentamos pasar la Nochevieja lo más tranquilos que pudimos, y creo que lo conseguimos, pero esta mañana cuando he llegado otra vez a casa se me ha venido encima. Aún hay gotitas de sangre en el lugar exacto donde el coche la atropelló, y se me ha hecho cuesta arriba sacar a Juno sola esta mañana, pero simplemente, no había otra opción.


No fue culpa de nadie, le podía haber pasado a cualquiera, pero le pasó a ella, una perra llena de vida a la que yo sé que no le estábamos dando lo que ella necesitaba. Siempre hemos sabido que Reshma era una perrita con muchísima energía que necesitaba salir, correr, saltar, jugar y desfogarse varias veces al día, y nosotros simplemente no podíamos ofrecérselo por el tipo de vida que llevamos. Sé que estaba triste, y nosotros lo pasábamos fatal. Pero aún así llevaba con nosotros un año y medio, desde pequeñita, y la queríamos muchísimo. Ha sido durísimo tener que pasar por esto, pero es lo único que podíamos hacer.







Por suerte me quedan un millón de historias que contar sobre ella, miles de fotos que me recuerdan lo cariñosa y especial que era, y el recuerdo de que, aunque era un trasto, la hemos querido y cuidado lo mejor que hemos sabido.




Ahora estará en el cielo persiguiendo conejos y jugando con Phoebe...

3 comentarios:

Dana dijo...

Siento muchísimo lo de la perrita Patricia. Llegar a esa terrible decisión es muy complicado y muy duro pero lo hiciste pensando en ella. No se si habrá un cielo pero tienes la seguridad de que no esta sufriendo mas y que como dices, este año y medio vivió siendo querida.

Dave dijo...

Lo siento mucho. Yo tuve el placer de conocerla y de verdad no exagero al decir que jamás he visto una criatura que desprendiera tanto cariño y amor. Disney decia que todos los perros van al cielo y yo asi también lo espero.

Hasta siempre mi querida Reshma

http://www.youtube.com/watch?v=HsCp5LG_zNE&ob=av3e

María M. Martínez Penas dijo...

Patricia, lo siento muchísimo.

Lo habreis pasado fatal.

Un beso muy gordo y mucho ánimo.

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